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CRÍTICA

'Ven y mira (Masacre)': La cruel belleza de la guerra

Crítica de 'Ven y mira (Masacre)', dirigida por Elem Klímov, escrita por Klímov y Alés Adamóvich. Protagonizada por Alekséi Krávchenko y Olga Mirónova. Premio de Oro en el Festival de Moscú 1985.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 7 de Mayo 2021 | 16:22
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Ya se está convirtiendo en algo habitual los reestrenos de títulos clásicos del cine. Si hace una semana, A Contracorriente traía a las salas, con motivo del centenario del nacimiento de Satyajit Ray, su aplaudido filme 'Charulata. La esposa solitaria'; ahora es el turno de Filmin, la plataforma y distribuidora rescató también 'Belladonna of Sadness' y, ahora, con motivo del Día de Europa, reestrena en la gran pantalla el largometraje más aclamado del cineasta Elem Klímov: 'Ven y mira (Masacre)', considerado uno de los mejores de la historia del séptimo arte.

Ven y mira

En cierta manera, Klímov tenía la misión de realizar un filme de corte propagandístico de forma similar al que realizó Serguéi M. Eisenstein con 'El acorazado Potemkin', cambiando la Revolución Rusa por la victoria de los partisanos frente a los nazis en la Segunda Guerra Mundial en Bielorrusia. De ahí, que Klímov ambientase la historia en 1943. Basado en el libro 'I Am from the Fiery Village', que escribieron Alés Adamóvich, Janka Bryl y Vladímir Kolesnik, Klímov escribió el guion de la cinta junto con uno de los autores, Adamóvich.

A pesar de ser una producción que debía engrandecer la victoria soviética frente al III Reich, Klímov realizó uno de los filmes con mayor carácter antibelicista de la historia. Es más, la épica de la guerra queda reducida a la belleza de lo cruel, lo espeluznante, lo sanguinario y lo espantoso, como si cobrasen vida las Pinturas Negras de Goya. 'Ven y mira', titulado también por otros lares 'Masacre', es una experiencia completa de inmersión, al tener al joven protagonista, Flyora -interpretado sublimemente por Alekséi Krávchenko, quien tenía apenas 14 años cuando comenzó a rodar y el cual, ya de adulto, decidió convertirse en actor y es uno de los más reconocidos de la industria rusa actual-, como principal referente para el público, siendo él casi siempre el que pone la mirada a los espectadores.

Cara a cara con el lado monstruoso de lo bélico

Al ser una producción de 1985, estrenada el mismo año en el que Mijaíl Gorbachov accedió al puesto de secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, es anterior a un título con el que guarda semejanzas, 'El hijo de Saúl', el húngaro László Nemes. No obstante, el largometraje de Klímov es mucho más explícito en lo referente a mostrar el horror de la guerra. Aunque bien es cierto que, como hizo Nemes en su mentada película, Klímov basa su fuerte en mostrar en primeros planos cómo los protagonistas interiorizan la barbarie, 'Ven y mira' no tiene tapujos a la hora de retratar los asesinatos masivos (en Bielorrusia fueron exterminadas más de 600 aldeas con todos sus habitantes).

Ven y mira

Cierto es que los horrores que cometieron los partisanos quedan estratégicamente situados en un segundo plano. No obstante, Klímov no altera sus acciones, no los vuelve más héroes ni se presta a la propaganda fácil, a pesar de que la cinta narra una Unión Soviética bajo el yugo de Stalin. Por otro lado, el cineasta hace un paralelismo entre las víctimas del genocidio en Bielorrusia y los judíos exterminados en la Shoá. Sí se le puede ver la mano en lo referente a que relaciona la barbarie solamente con Occidente. No obstante, sabiendo las condiciones en las que se produjo el filme, se está ante un título excepcional, que plasma a la perfección cómo la necesidad del hombre por batallar termina por llevarle a su propia perdición.

Y eso queda magníficamente reflejado en su adolescente protagonista, el cual comienza con cara de niño y termina con rostro de anciano, percibiendo que esos juegos de batallitas en la vida real significan muerte, destrucción, dolor y terror, mostrando el lado más salvaje y bestial del ser humano. Krávchenko, sin duda, puede compararse a Jean-Pierre Léaud, aunque con un enfoque más extremo, al estar dentro de un filme de carácter bélico.

Una obra maestra excepcional

Con una mezcla de hiperrealismo, con surrealismo, 'Ven y mira' ahonda en la reflexión existencial sobre la vida a través de lo efímera que se vuelve en medio de la guerra. Ya su propia nombre invita a ello, al ser una clara referencia a un pasaje bíblico del Apocalipsis -que en griego significa "revelación"- en referencia a la contemplación de la destrucción causada por los Cuatro Jinetes del Apocalipsis: "Y cuando él abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto animal, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo amarillo: y el que estaba sentado sobre él tenía por nombre Muerte; y el infierno le seguía: y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las bestias terrenales".

Ven y mira

36 años después de su estreno y restaurada digitalmente, 'Ven y mira' es un ejercicio cinematográfico único, el culmen (literalmente) de la obra de Klímov, el cual se convirtió en su testamento artístico. Una oportunidad para deleitarse con lo más despreciable del ser humano a través del hipnótico ojo de la belleza que produce el cine.

Nota: 10

Lo mejor: Su mensaje antibelicista sigue intacto, así como su poder de transmitir el desasosiego que viven tanto Floryas como la joven Glasha.

Lo peor: Que vaya a verse en pocos cines.

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