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CRÍTICA

'Zaniki': La música de la tierra madre

Crítica de 'Zaniki', dirigida por Gabriel Velázquez. Presentada en el 56º Festival de Gijón. Premio del Público en el Festival de Rizoma.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 22 de Marzo 2019 | 12:33
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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La verdad es que Gabriel Velázquez es uno de los directores más interesantes del cine de arte y ensayo español. Sus últimas películas han sido muy difíciles de catalogar, 'Ártico' y, especialmente, 'Análisis de sangre azul', su trabajo más aplaudido hasta el momento. Con un tono más costumbrista, llega ahora con 'Zaniki', presentada en el 56º Festival de Gijón, un auténtico canto de amor y de memoria por la tradición de la música castellana, a través de la mirada de la familia Mayalde, especialmente de Eusebio, el auténtico protagonista de una historia fascinante que va a caballo entre la ficción y el documental.

Zaniki

Eusebio Mayalde es un hombre de su tierra, que ha transmitido a sus hijos el valor de la música tradicional, como le inculcaron a él en su momento. Decidido a conservar el folclore de su pueblo, en Salamanca, siente que ya ha llegado la hora de pasar el legado a su nieto Beltrán, apodado Zaniki. Eusebio es capaz de crear música con múltiples objetos, como cucharas, sartenes o cazos. Con el ritmo en la sangre, pide permiso al colegio para llevarse a Zaniki al monte, en un viaje iniciático de descubrimiento de la importancia de conservar la música y la tradición, mediante una fuerte y simbiótica conexión con la naturaleza.

La importancia de recordar la tradición oral

Velázquez entremezcla ficción y realidad con 'Zaniki', una película en la que aparece la familia Mayalde, dedicada a la conservación, rescate y divulgación de los ritmos musicales que se transmiten por vía oral. Lo empezó el patriarca de la familia, Eusebio, junto con su esposa, Pilar. Sin embargo, Velázquez, que firma el guion junto con Blanca Torres y Manuel García, en lugar de realizar un documental sobre el grupo musical, hace un homenaje a la tierra salmantina, a través de los ojos de Eusebio.

Zaniki

Sin duda, la realidad supera muchas veces a la ficción, Eusebio es una figura excepcional, que ofrece un canto de amor a la tierra, a las tradiciones, a la cultura oral, aquella que se está perdiendo. Ya lo dice en un momento de la película: "Un golpe de sartén puede llegar a contar más del ser humano que un tratado de etnomusicología". Pero no solo se trata de seguir a Eusebio y su familia, Velázquez, gracias a la dirección de fotografía de Manuel García, logra transmitir la belleza visual de la Salamanca más natural y costumbrista.

Un canto de amor a la tierra

Con escenas como la del abrazo de la encina, 'Zaniki' conecta con el espíritu interno del público, gracias a un mensaje universal sobre no perder la memoria de aquellos que estuvieron antes, de los ancestros familiares y sociales. Eso lo consigue las escenas en la que Eusebio, en el monte, le transmite sus enseñanzas a su nieto, el pequeño Beltrán.

Zaniki

'Zaniki' es una historia de iniciación para unos y despedida para otros. En medio, la necesidad de no perder la identidad musical, aquella que corre el riesgo de perderse en la memoria. La combinación de documental y drama provoca que este filme sea también una propuesta diferente, en la que el público se sentirá fascinando. Al fin y al cabo, el cine es una mezcla de ambas cosas. Entregado y cuidado trabajo de un cineasta que ha dirigido un auténtico canto de amor a su tierra.

Nota: 7

Lo mejor: Su fotografía es exquisita y la historia de la familia Mayalde es fascinante.

Lo peor: Su parte final, que acaba siendo un episodio onírico, propio del cine de João Pedro Rodrigues, que no acaba de encajar del todo con el resto de la película.