En 'El séptimo sello', Ingmar Bergman ponía a la muerte a jugar al ajedrez contra un caballero sueco, con la esperanza de que este pudiese burlarla y obtener respuestas a las grandes cuestiones existenciales. Más de 40 años después, y sin tanta voluntad existencialista, la inevitabilidad del destino tomó un camino de vaticinios con 'Destino final', en la que la muerte persigue sádicamente a aquellos que tratan de librarse de ella.
'Destino final 5' puso un paréntesis de 14 años que ha roto 'Destino final: Lazos de sangre', una película que busca revitalizar la saga. El tablero, las piezas y el rival no han cambiado, pero las estrategias para intentar salvarse sí. Si las primeras entregas de la saga hacían del vaticinio propio de un personaje la tortura posterior, la principal novedad que emite 'Lazos de sangre' es la de la herencia de las visiones, que desencadenan en el mismo tablero de siempre: un descalabro gore de muertes irrevocables.
Lo mejor de 'Destino final. Lazos de sangre' es que continúa ampliando el imaginario de muertes posibles, abandonando su narrativa al descalabro más lúdico y entretenido. Es en estos momentos donde el disfrute gore es tan tronchante como efectivo, y es que las secuencias están lo suficientemente alargadas y bien planificadas como para disfrutar los eternos -en el mejor de los sentidos- momentos previos al desenlace fatal, que está exagerado y ultra divertido.

Como era de esperar, 'Lazos de sangre' se circunscribe en un problema generalizado donde el digital se come por momentos el disfrute grumoso de la sangre y las vísceras, todo es demasiado limpio, incluido los planos donde nada violento está ocurriendo. Si bien en el gore lo pasas por alto, no en los momentos más dramáticos, donde la película entra en un tedioso y previsible drama familiar, pues que todo esté enfocado e iluminado de forma monótona (porque nada es importante) no ayuda a superar la situación con soltura.
Sin embargo, también es cierto que este contraste entre la seriedad algo fútil del drama familiar y la locura de la violencia es un cómico balance que te hace disfrutar aún más si cabe las locas secuencias que se plantean, pese a que el drama lastre en ciertos momentos el ritmo de la cinta.
Te tronc(os)has de risa
El humor es el punto más fuerte de la película, consciente de su exagerada propuesta, como toda la saga, aprovecha esto para introducir comentarios autoconscientes que elevan la comedia de la película hasta el punto de que en alguna secuencia se llega a la carcajada. Siempre se agradece cuando este tipo de filmes no se toma demasiado en serio a sí mismo y lo usa como una virtud para explorar los propios límites del humor negro que propone.

Así mismo, las actuaciones del reparto podrían ser otro de los puntos flojos de la película, aún comprando la obvia exageración de sus gestos y rostros, en los momentos más dramáticos mantienen una intensidad algo desmesurada que la hace caer en lo autoparódico, aunque este problema es más de dirección de actores. De la misma forma, de menor interés es el fan service metido con calzador para sacar el aplauso fácil, que si bien no elimina los logros del resto de decisiones, sí que la circunscribe en el resto de trucos baratos de Hollywood.
Al final, 'Destino final: Lazos de sangre' es una más que disfrutable película de terror que ofrece la suficiente imaginación en su partida de ajedrez contra la muerte como para continuar la saga de manera honorífica y dejarnos pensando en esas '1.000 maneras de morir', al menos durante un buen rato.