'Playa de Lobos' es una película “aparentemente sencilla”, como su director, Javier Veiga, afirma. Dos personajes, Klaus y Manu, tienen un pequeño encontronazo en una playa, uno como turista y otro como trabajador, que se va encaminando desde lo cotidiano hacia la comedia y que llega a convertirse en un thriller muy particular.
Primeramente planteada y acogida desde esta aparente sencillez, Veiga comenta que todo el equipo pronto se dio cuenta de que “de pequeña tenía bien poco” y habla de las complejidades de su segundo largometraje: “Desde el rodaje submarino hasta toda esa noche que tuvimos que rodar, los atardeceres…”. El director quería hacer una película “muy rica a nivel visual” y, por ello, afirma: “Es en lo que más trabajo he puesto, en lo que más me empeñé”.
Para lograr esto, Veiga asume que es un “guionista muy metódico” y que hace “muchas versiones de guion”: “Estoy todo el día apuntando aquí y allá. Soy el señor del post-it”, aunque también escribe infinitas notas en su móvil. Veiga describe la escritura como un proceso en el que “hay cosas que quieres contar y otras van apareciendo”.
“Prefiero haber hecho el trabajo de manera obsesiva; todo muy pensado de antemano, porque luego no me atrevo a improvisar… igual con el tiempo me atreveré más”.
Una de estos elementos que aparecieron en ‘Playa de Lobos’ de manera casual fue la Navidad. Un villancico ciertamente cómico en la voz de Asier Etxeandia sirve de apertura y cierre de la película y Veiga nos cuenta cómo surgió esta idea: “Fue una cuestión técnica, yo quería meter luz que nos generase esta historia en toda esa noche y la Navidad de repente entró en todo el guion”. Además, algo vincula esta festividad con las Islas Canarias (donde se ubica y se rueda ‘Playa de Lobos’) en la vida personal de Veiga, ya que el director pasó allí sus Navidades de infancia y adolescencia.
Reparto idóneo
Dani Rovira y Guillermo Francella son los protagonistas de esta historia y Javier Veiga afirma rotundo que “son los actores idóneos para esta película”. Aunque se barajaron otros nombres, ellos “fueron las primeras llamadas”, aunque Veiga admite que con poca fe de obtener una respuesta afirmativa. Esto se debía a la apretada agenda de Rovira y al gran éxito de Francella en Latinoamérica, pero los intérpretes enseguida contestaron y, según el director: “A ambos les gustó mucho el guion”.
Veiga interpreta a otro de los personajes de ‘Playa de Lobos’: Florentino, el hermano de Manu, que tiene un papel más secundario que el de los dos protagonistas. Es la primera vez que sucede esto; hasta el momento, el gallego había protagonizado todo o casi todo lo que también había dirigido. “Esto era algo consciente, quería hacer una historia desde la dirección, que era donde yo me sentía más inseguro o más impostor, porque es un oficio al que he llegado de una manera más casual”, comenta el cineasta.
Todos estos esfuerzos se centraron en hacer olvidar al espectador que el 95 % de la película lo sujetan solo dos actores. “Estoy casi convencido de que la mayoría se dan cuenta cuando termina”, cree Veiga, que admite tener claro que no hubiera rodado el largometraje si no hubiera tenido un reparto a la altura.
Crítica, burocracia y comedia
Javier Veiga contó que la idea para ‘Playa de Lobos’ surgió tras una anécdota mitad divertida, mitad tediosa con la burocracia y las normas en un tren. El cineasta deseaba “llevar esta cosa de ventanilla a una playa”, ya que afirma que “esto puede ocurrir en cualquier lado”.
En cuanto al tratamiento de este asunto desde la comedia, Veiga considera que “Es algo que tiene mucho sentido; produce risa cuando lo ves desde fuera, cuando te toca a ti, es otro cantar”. De este modo, invita a la reflexión sobre aquellos que eluden la “autonomía para decidir cosas, para poder asumir la responsabilidad de, aunque sea, una hamaca de playa”.
Aunque Klaus y Manu comienzan discutiendo por esta inofensiva hamaca, en ‘Playa de Lobos’ nos sumergimos hacia algo mucho más complejo y enrevesado. La película se estrena el 5 de diciembre en cines.