Las nominaciones al Oscar de Meryl Streep, de peor a mejor

Rápido y al pie: Meryl Streep jamás debió ser nominada al Oscar por su trabajo en 'Into the Woods'. ¿Se trata de una mala interpretación? En absoluto, ese concepto no existe en la trayectoria profesional de la actriz. ¿Su trabajo en el (muy) decepcionante musical dirigido por Rob Marshall estaba entre los cinco mejores de su año? Para nada. Los detractores de la intérprete, alguno hay, señalan siempre esta nominación como la demostración más exacta y ofensiva de que la Academia, pase lo que pase, siempre tratará de invitar a Streep a su fiesta. Y con sitio de honor.

Aunque se trate de una indiscutible obra menor dentro de la carrera de la siempre reivindicable Nora Ephron, 'Julie & Julia' tiene un elemento a su favor por los que se le perdona (casi) todo, especialmente su dolorosa intrascendencia: Meryl Streep. Ella es el alma, el corazón, el músculo, la ternura, la diversión y el encanto de toda la película. ¿Suficiente para una nominación al Oscar? Probablemente no.

Tener la oportunidad de ver a Meryl Streep y a Shirley MacLaine juntas en pantalla ya es un regalo. De hecho, poco importa que esta 'Postales desde el filo' sea una película tan intrascendente e irregular, el simple hecho de disfrutar de estas dos legendarias actrices justifica por completo el visionado. Si se quiere ver el vaso medio vacío, lo que queda es un biopic bastante descafeinado y rutinario de Carrie Fisher, pero es mucho mejor recordar con cariño el trabajo de dos actrices que demuestran estar pasándoselo realmente bien. Irresistibles a pesar de los pesares.

La historia real en la que se basa 'Un grito en la oscuridad' está repleta de oscuridad moral, tragedia humana, crítica y denuncia social y conflictos psicológicos realmente profundos. Sin embargo, ninguna de estas características se ve del todo bien reflejada en una película que, apostando por tomar distancia de lo que está contando, termina alejándose demasiado de todos y cada uno de sus focos, permitiendo además que el aburrimiento se cuele en la función más veces de las deseadas. Por suerte, siempre nos quedará una extraordinaria interpretación, la de Meryl Streep, capaz de levantar cualquier tipo de propuesta. Incluso algunas tan tristemente desaprovechadas como 'Un grito en la oscuridad'.

'Cosas que importan' no pasaría de ser uno de esos melodramas de manual que insisten de manera descarada en el golpeo emocional al espectador hasta conseguir la inundación lacrimógena total sino fuera por un reparto que realmente cree en la historia que están protagonizando. Y que se entregan al máximo para demostrarlo. En ese sentido, está claro que Meryl Streep se convierte en la gran estrella de la función, aprovechando con su inconfundible talento uno de esos personajes diseñados para el recital de una actriz de su altura. Un trabajo tan sencillo como conmovedor.

Vale, si nos ponemos en la mente de Amy Adams, o en la de cualquier persona que admira profundamente el trabajo que realizó al frente de esa obra maestra llamada 'La llegada' y en la notable 'Animales nocturnos', la nominación de Meryl Streep de 2016 debería haber recaído sobre ella. Pero estamos hablando de una de las actrices más importantes de la historia del cine y una absoluta veterana en lo de pelear por la estatuilla. Por eso, aunque en esta ocasión todo indicaba que su inclusión en el quinteto respondía más a una espectacular demostración de respeto y cariño por parte de la Academia que a otra cosa, Streep siempre aporta un valor extra a la categoría. Y, en lo que respecta a lo estrictamente profesional, su labor en 'Florence Foster Jenkins' volvía a ser una lección de interpretación en toda regla. La Reina Absoluta.

"Cuando han dicho mi nombre he tenido la sensación de escuchar a media América decir: ¡Oh, no! ¡Venga ya! ¡Por qué! ¡Ella otra vez! Pero me da igual". De esta manera tan maravillosa y genuina recogió Meryl Streep su tercera estatuilla gracias a 'La dama de hierro', biopic de manual cuyo mayor atractivo, prácticamente único, era disfrutar de un nuevo tour de force interpretativo entregado en bandeja de plata por una actriz legendaria. Un trabajo que está muy por encima del resto de elementos que conforman la película.

El principal atractivo de 'Agosto', ese factor que eleva la película a otro nivel, es su reparto. Un conjunto deslumbrante de intérpretes que está estupendo del primero al último, sin excepción, aunque el gran premio de honor corresponde, sin lugar a dudas, al combate interpretativo de muchísimos quilates protagonizado por Meryl Streep y Julia Roberts. Palabras mayores. Dos actrices que se enfrentan a los personajes más potentes y excesivos de la historia y salen airosas con grandeza, ofreciendo unas interpretaciones que se convierten de inmediato en auténticos regalos para el público.

Basada en la novela del Premio Pulitzer William Kennedy, 'Tallo de hierro' es uno de esos melodramas tremendistas e intensísimos orientados a la recogida masiva de premios de la industria y lágrimas de las butacas. Una meta tan respetable como cualquier otra que, sin embargo, suele caer demasiadas veces en el terreno del estereotipo y el tópico más perezoso y previsible. Afortunadamente, la película que nos ocupa contaba con dos ases en la manga que aseguraban casi de antemano la victoria incontestable: Jack Nicholson y una Meryl Streep que, una vez más, arrasaba con todo haciendo que lo complicado pareciera extremadamente fácil. Dos interpretaciones de abrumadora convicción que suponen, para sorpresa de nadie, lo más destacado de la propuesta.

La primera nominación al Oscar de Meryl Streep llegó en la categoría de Mejor actriz de reparto y fue gracias a su interpretación en la excelsa 'El cazador', una de las películas más emblemáticas de su imponente trayectoria profesional. La actriz, encargada de dar vida a uno de esos personajes que parecen destinados a formar parte de la segunda línea y terminan casi robando el espectáculo por complete, ofrece uno de sus trabajos más comedidos y austeros (para bien), otorgando una humanidad y una emoción especial en todas y cada una de sus escenas. Una primera invitación a pelear por la estatuilla plenamente justificada.

Película extraña, tanto en el fondo como en la forma, 'La mujer del teniente francés' es una propuesta tan compleja como fascinante, una de los cintas más reivindicables de la carrera de Meryl Streep y una de sus interpretaciones más brillantes. Acompañada de forma inmejorable por un Jeremy Irons en plena forma, la actriz se entrega a esta historia de amor, ficción y viceversa con una contundencia admirable, obteniendo unos resultados cercanos a la excelencia. Una auténtica joya cinematográfica y uno de los personajes más interesantes del catálogo Streep.

A la hora de preparar su papel para 'Música del corazón', bienintencionado drama firmado por un sorprendente Wes Craven, Meryl Streep aprendió a tocar el violín después de practicar durante seis horas al día durante ocho semanas. Una entrega y dedicación que, más allá de la curiosidad, sirve como perfecto ejemplo de la manera que tiene la actriz de entender su oficio. Por eso, más el talento innato, el resultado final se traduce en interpretaciones tan maravillosas como la que nos ocupa. En mitad del lugar común, el destello cegador de Streep.

Uniendo fuerzas de nuevo con Charlie Kaufman, encargado de convertir en guion la novela original firmada por Susan Orlean, Spike Jonze consiguió cumplir todas las expectativas depositadas en él tras 'Cómo ser John Malkovich' con su segunda película, 'Adaptation (El ladrón de orquídeas)', otro sobresaliente en su carrera. Para ello, el cineasta cuenta con la inestimable ayuda de un reparto de cinco estrellas en el que brilla con especial intensidad una Meryl Streep pletórica cuya interpretación está llena de detalles magistrales, recursos dramáticos y toques cómicos de quitarse el sombrero y, sobre todo, un control milimétrico del personaje. Un recital en toda regla.

El primer Oscar de Meryl Streep llegó gracias a 'Kramer contra Kramer', uno de los reflejos más secos, áridos y contundentes sobre el divorcio de la historia del cine. Una propuesta de una evidente e inevitable intensidad emocional que, en manos del talento de la actriz, terminó convertido en recital interpretativo de primer nivel sin una sola pizca de lágrima fácil. El trabajo de Streep, de la primera a la última escena, es de una sobriedad aplastante, dosificando cada detalle y cada gesto con la sabiduría que solamente habita en las mismas venas de la genialidad. Una estatuilla plenamente merecida.

Puestos a premiar con tanta devoción a una película tan normalita como 'Memorias de África', siete estatuillas de once nominaciones en un año en el que en la competencia había propuestas tan maravillosas y superiores como, atención, 'El color púrpura', 'Único testigo' o 'El honor de los Prizzi', ya podría la Academia haber entregado un nuevo Oscar a Meryl Streep. Después de todo, su fabulosa interpretación es, de lejos, lo mejor de un melodrama tan elegante como aburrido.

Apoyada en una apasionante trama de denuncia basada en hechos reales sobre Karen Silkwood, trabajadora y sindicalista de una central nuclear de Oklahoma que en los años 70 consiguió obtener indicios que demostraban la ineficacia de las medidas de seguridad de la planta en la que desarrollaba su labor profesional, Meryl Strepp consiguió en la magnífica 'Silkwood' sumar otra interpretación mayúscula a su currículum.

Protagonista absoluta de la práctica totalidad de escenas de la película, la actriz carga sobre sus hombros con una facilidad admirable todo el peso de una de esas historias que dejan huella y terminan provocando la reflexión, interna y externa, del espectador. Un logro que hubiera sido mucho más complicado de conseguir sin una presencia tan fascinante al frente.

Hay que tener valor para plantar cara a La Mejor Actriz Del Mundo, Meryl Streep, y no perder el combate por KO inmediato. Y Anne Hathaway no solamente lo consiguió en la estupenda 'El diablo viste de Prada', sino que estuvo muy cerca de rozar un empate técnico que hubiera sido completamente inesperado. Pero, claro, hablamos de una de las mejores versiones posibles dentro del catálogo Streep, puro carisma y desbordante presencia en pantalla, por lo que tampoco tendremos muy en cuenta la derrota por puntos sufrida por Hathaway. Uno de los grandes éxitos, tanto comerciales como interpretativos, de sus respectivas carreras.

Nominación número 21. Y las que quedan. Meryl Streep es, para muchísimas personas, la mejor actriz del mundo y, para muchísimas menos, esa actriz sobrevalorada a la que la Academia nominaría aunque interpretara a una figura de cera. En cualquier caso, si algo consiguió en la maravillosa 'Los archivos del Pentágono', fue poner de acuerdo a admiradores y detractores. Efectivamente, aquí estamos ante el mejor trabajo de Streep en más de una década. Su interpretación como Katherine Graham, la primera mujer editora del Post, tiene el sello de identidad, personalidad, carisma y talento que la actriz sabe imprimir a esos personajes destinados a perdurar en la memoria. Una nueva nominación, sí, pero también un nuevo recital a la altura de muy pocas. Por no decir que de nadie.

'La duda', adaptación cinematográfica de la obra homónima ganadora del Premio Pulitzter y de un Premio Toni en su adaptación teatral firmada por su propio autor, John Patrick Shanley, es una de esas películas cuyo golpe emocional no ha hecho más que engrandecerse con el paso de los años. Una historia de abusos sexuales en una parroquia del Bronx de 1964 que helaba la sangre desde una narración tan clásica como gélida, tan contundente como hipnótica, tan dolorosa como inolvidable.

Protagonizada por un auténtico tridente de oro, espectaculares Meryl Streep, Phillip Seymour Hoffman y Amy Adams, y con apariciones tan brutales como la de Viola Davis, 'La duda' supone una experiencia complicada y compleja para un espectador que, sin embargo, terminará obteniendo la incalculable recompensa de un recuerdo cinematográfico destinado a perdurar en el tiempo. No es un camino sencillo, en absoluto, pero cada mirada, silencio y grito callado de sus personajes se queda anclado en la memoria. Exactamente lo mismo que ocurre con la brutal interpretación de Streep.

¿Quién nos iba a decir que una de las mejores películas de la filmografía de Meryl Streep sería un drama romántico en la que compartiría cartel con el mismísimo Clint Eastwood? Desde luego, cuesta imaginar esta afirmación en boca de los espectadores que en 1995 acudieron a su cine más cercano para comprobar como el tipo más duro de la ciudad se ponía tierno junto a La Actriz Definitiva. Pero sí, los prejuicios y expectativas saltaron por los aires y todos nos quedamos profundamente conmovidos con una de esas historias de amor inolvidables que nos empujan hacia la lágrima más agradecida y cómplice, aquella que se aleje del robo lacrimógeno y las trampas de manual.

Todo en 'Los puentes de Madison' tiene el aroma de los grandes clásicos, el ritmo perfecto para narrar con pulso de hierro un amor imposible que finaliza con uno de los grandes clímax que ha conocido el género en toda su historia. Lluvia, un coche, la decisión definitiva y los rostros de dos personas que son conscientes de que la soledad les terminará acompañando para siempre. Un prodigio dramático en toda regla.

PD: Aquí deberíamos estar hablando de otro Oscar con el nombre de Meryl Streep.

'La decisión de Sophie' le sirvió a Meryl Streep para llevarse a casa su segundo Oscar y para firmar la que es, sin lugar a dudas, una de las interpretaciones más recordadas y celebradas de su trayectoria. Y también una de las más excelsas. Y es que, de su primera aparición al último de sus planos, inolvidable, la actriz ofrece una demostración permanente de talento para manejar unos recursos dramáticos que, en otras manos, habrían caído de forma más que probable en el subrayado y el exceso. Sin embargo, Streep ofrece una humanidad, transparencia y fragilidad conmovedora a uno de los personajes femeninos más importantes de las últimas décadas. Una interpretación demoledora que deja sin palabras.