El cine romántico adolescente no da tregua. Después de 'After', 'A través de mi ventana' o 'Culpa mía', no hay estudio de cine que se resista a traer a nuestras pantallas fenómenos de Wattpad y exprimir el fervor de los jóvenes por los romances más provocadores. En esta ocasión le ha tocado el turno a 'Mala influencia', libro de la autora anónima @TeensSpirit que cobra vida de la mano de interpretes como Alberto Olmo y Eléa Rochera y de la directora Chloé Wallace, hermana de la ya icono del género Nicole Wallace.
'Mala influencia' cuenta la historia de Reese Russell (Rochera), una joven aburguesada que ve cómo su vida de ensueño se enturbia. Una serie de amenazas anónimas llevan a su padre a ponerle como guardaespaldas a Eros, un joven criminal recién salido de prisión. Ambos proceden de mundos muy diferentes, pero su unión no tarda en echar chispas y despertar todo un entramado de pasiones e intrigas.
Volvemos a estar ante más de lo mismo. Un romance prohibido que busca desatar las hormonas del público con personajes excitantes y terrenos provocadores. No es extraño que la fórmula luca agotada, sobre todo tras la enorme cantidad de productos similares que se han estrenado en los últimos años y, especialmente, estrenándose un mes después de la secuela de 'Culpables'. Sin embargo, la película consigue salir a flote.

Primero, gracias al trabajo tras las cámaras de Chloé Wallace. Al ser una cineasta curtida en videoclips y publicidad, un producto de estas características le viene como anillo al dedo, de lo que es fácil percatarse al comprobar que su labor estética y su realización videoclipera funcionan como un reloj. No inventa nada, pero consigue remitir a algunos de los títulos más encomiables del género.
En concreto, en sus escenas románticas o en los momentos fiesteros a ritmo de buenas playlists, con artistas como C. Tangana, Sen Sera Aqua o Naiara, no es raro pensar en títulos como 'Tres metros sobre el cielo', con la que comparte más reminiscencias que con cintas adolescentes más actuales.
Dejando atrás la toxicidad del cine adolescente
Otro punto a favor es que huye de la habitual toxicidad del género. Tenemos el perfil de chico malo, su controvertido grupo de amigos o alguna que otra actitud pasada de rosca, pero integrado de forma positiva en el relato, que tira más hacia el thriller de lo que cabría imaginar. En lo romántico no hay gestos abusivos, manipulación emocional o una romanización de las partes más oscuras de la trama, como sí veíamos en 'After' o en la saga 'Culpables'.
Sin embargo, 'Mala influencia' también palidece en otros detalles. Aunque en el guion, que firman la propia Chloé Wallace y la periodista y escritora Diana Muro, hay voluntad de innovar, la historia no va más allá de ser otra telenovela de instituto. Aunque, más que de la propia película, es un problema del origen del material, un libro de Wattpad que, por la impresión que da el relato en pantalla, no parecía muy preocupado de desarrollar los hechos con coherencia o profundidad.
Es perceptible a nivel interpretativo. Aunque Alberto Olmo y Eléa Rochera desprenden química, los diálogos y las situaciones mal hiladas hacen que su trabajo se sienta artificioso, teniendo problemas para empastar fuera de los instantes románticos y sexuales. Con un desarrollo más coherente de su relación, que estableciera contextos más creíbles, el problema no existiría, pero es aquí donde la película encuentra su talón de Aquiles y pierde fuerza frente a otros productos similares.
No obstante, hay quien consigue salir indemne. Mirela Balic, la estrella de 'Élite', se adueña de la función controlando muy bien los excesos de la trama y de su personaje. Y posiblemente fuera quien más complicado lo tenía, porque su papel, una joven problemática llamada Peyton, es de los roles más pasados de rosca del film. Hay algún momento excesivo en el tramo final, pero, por lo general, demuestra un talento dramático que esperamos que en breve pueda desarrollar en proyectos de prestigio.
En definitiva, estamos ante una película que conquistará a los fans de los romances adolescentes, especialmente para aquellos que disfrutaron con las historias más retorcidas y provocadoras de este o buscan algo similar sin tanta toxicidad. Pese a ello, no deja de ser un producto arquetípico que palidece de los mismos errores que productos similares, y algunos de ellos de forma más remarcada.