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EL ANTICRISTO EN LA GRAN VÍA

Oda a 'El día de la bestia', la consagración de Álex De la Iglesia como maestro del fantástico español

Rememoramos la vez que el Anticristo llegó a la Gran Vía madrileña de la mano de Álex de la Iglesia en 'El día de la bestia'.

Por Javier Parra González 20 de Octubre 2019 | 11:00

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Dos años después de adentrarse en la ciencia ficción con espíritu puramente camp con 'Acción mutante', el semi desconocido Álex de la Iglesia presentaba al mundo su segundo largometraje, 'El día de la bestia', con el cual dejaba claro que para contar historias que respondían a argumentos universales y harto trillados como la llegada del Anticristo, no hacía falta copiar los patrones marcados por la industria de Hollywood. Así fue como el director ponía Madrid como el lugar clave en el que desatar una historia de acción satánica que traspasó fronteras y que, con el paso de los años, ha quedado enmarcada como una pieza clave para entender el nuevo cine de género nacional.

El día de la bestia

Siendo una de las triunfadoras en la X edición de los Premios Goya, y pese a que el cabezón a la Mejor Película acabase siendo para 'Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto' (ganadora de ocho premios), la propuesta de De la Iglesia fue la que hizo a su creador merecedor de la estatuilla al Mejor Director, pasando desde entonces a formar parte del selecto club de realizadores españoles que vinieron a tomar el relevo del cine fantástico.

Nombres como los de Narciso Ibáñez Serrador, Jesús Franco, Paul Naschy, León Klimovsky, Amando de Ossorio, Juan Piquer Simón, José Ramón Larraz e incluso Eloy de la Iglesia, fueron los que entre las décadas de los sesenta y setenta (algunos con producciones un tanto tardías en los ochenta, y que no fueron más que el síntoma de que el exploit había tocado techo) llevaron a lo más alto el sello nacional en el cine de terror y sus derivados, convirtiendo el fantaterror en una marca propia que venía a ser la respuesta a las producciones de la Hammer y del giallo italiano.

El día de la bestia

A mediados de los noventa, nombres como los de Jaume Balagueró, Nacho Cerdá y Alejandro Amenábar empiezan a hacerse un hueco gracias a sus propuestas cinematográficas, ya sea en formato de corto o de largometraje. Títulos como 'Tesis', 'Aftermath' o la propia 'Acción mutante', aclaran que el género nacional se ha convertido en algo cambiante, dejando a un lado la copia de patrones marcados por el resto de la industria europea, y estableciendo una entidad propia. Entre esta nueva generación de cineastas es donde el triunfo en los Goya de Álex de la Iglesia acabará demostrando que la ficción española tenía mucho que decir en el siempre cambiante imaginario del fantástico.

Llevando la acción al pleno centro de Madrid en la Navidad de 1995, conoceremos a un cura protagonizado por Álex Angulo, el cual ha descubierto tras la lectura de unos textos que el Anticristo va a llegar a la Tierra el día 25 de diciembre. Con el fin de evitar que el Apocalipsis se haga realidad, y pese a que los textos del apóstol San Juan dejen bien claro que la capital es el lugar donde se desatará el horror, el sacerdote encontrará dos aliados atípicos con los que intentar evitar el nacimiento del hijo de Satanás: un aficionado al death metal llamado José María interpretado por Santiago Segura, y el presentador de un programa de televisión que se dedica a resolver misterios sobrenaturales, el profesor Cavan, a quien encarnó Armando De Razza.

El día de la bestia

Con secundarias de lujo como Terele Pávez y Nathalie Seseña, la película de De la Iglesia se coronaría en los Goya gracias a sus apartados técnicos, consiguiendo los de Mejores Efectos Especiales, Mejor Maquillaje y Peluquería, Mejor Dirección Artística, Mejor Sonido y el de Mejor Actor Revelación para Santiago Segura, quien después de la ventana que le otorgaría el director acabaría por consagrarse como estrella nacional ligada al género, repitiendo con el realizador en 'Perdita Durango' y trabajando a las órdenes de Jess Franco en 'Killer Barbys', para después debutar en 1998 como director en 'Torrente, el brazo tonto de la ley'.

La premisa de 'El día de la bestia' llevaba a territorio cañí una propuesta universal, algo que tantas veces habíamos visto explotada en el cine anglosajón. Mientras que propuestas como 'La profecía' o 'La semilla del diablo' habían llegado a ser piezas de culto del cine satánico, convirtiendo la llegada del Anticristo en un subgénero en sí mismo que había estado a camino entre el cine apocalíptico y el cine de terror más visceral, teniendo incluso sus derivas hacia la crítica política y siendo claves para la proliferación del terror que renovó el panorama en los setenta.

El día de la bestia

El imaginario del cine fantástico había explotado hasta la saciedad la figura del maligno en el cine, es por ello que, pese a que en España el demonio y sus rituales ya habían sido plasmados en algunos ejemplos exploit como 'Los ritos sexuales del diablo' de Larraz en 1981, la vuelta de tuerca con derivas hacia la comedia negra de que propició 'El día de la bestia' sirvió para constatar el buen estado de una cinematografía que tan solo necesitaba nuevas voces con las que poder explayarse.

Tras su estreno en el festival de Venecia de 1995, la película pasaría por Toronto y Sitges antes de su estreno comercial en las salas de nuestro país, pasando a ser una rareza que el público de la época no esperaba encontrarse. Como viene siendo costumbre, sería con su llegada al mercado doméstico cuando 'El día de la bestia' empezaría su verdadero recorrido como pieza de culto, etiqueta que acabaría consiguiendo gracias al éxito que cosecharía al otro lado del charco, siendo en 1998 cuando la película llegaría a los cines de Estados Unidos (en 1996, lo había hecho en los de Reino Unido). A partir de entonces, y siguiendo la tónica de la exaltación del cine de terror español que los yankees han vertido en este desde hace décadas, la película tendría cierto recorrido por festivales una vez iniciado el nuevo siglo, los cuales no hicieron más que corroborar la grandeza de aquella absoluta locura satánica, cuya acción transcurría en emplazamientos tan emblemáticos como la Gran Vía madrileña o las Torres Kio.

El día de la bestia

Formando parte del selecto grupo de películas de terror con culto rendido fuera de nuestras fronteras, 'El día de la bestia' es una de aquellas obras imperecederas a las que el paso de los años ha sentado bien, y que como ya había pasado con títulos como 'Angustia' o 'Mil gritos tiene la noche', parte de su fandom vino de fuera, algo que en los siguientes años repetirían obras destinadas a ser objeto de culto como '[REC]' o, más recientemente, 'Verónica'.

Con ella, De la Iglesia daba por inaugurada su inagotable trayectoria como maestro del fantástico nacional, quien llegó en el momento adecuado para hacerse su propio hueco en la tan denostada producción patria de terror y derivados. Un nombre que bebe tanto de nuestros propios clásicos, como de la nueva forma de comprender el fantástico español, género que sigue viviendo una pequeña edad dorada y al que poco le importan los clichés y la repetición de patrones. Porque 'El día de la bestia' fue una de las que resucitarían el género español, y solo por eso merece que su legado continúe siendo, a más de veinte años de su estreno, incontestable.