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HABRÍA SIDO UNA PENA

'Sexo en Nueva York' iba a matar a Mr. Big en la tercera película

Además, la muerte de este personaje y el enfoque de la película fue una de las razones por las que Kim Cattrall no quiso participar en ella.

Por Pedro Estoico González Alberto 20 de Noviembre 2018 | 13:32

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En una reciente entrevista con parte del equipo de 'Sexo en Nueva York' se ha desvelado que el guion de la tercera entrega contenía una importante muerte. El personaje cuyo fatal destino no se llegó a consumar era John James Preston. Sí, nada menos que Mr. Big.

 Mr. Big y Carrie

The Hollywood Reporter se ha hecho eco de las revelaciones más jugosas salidas de 'Origins', un podcast del periodista James Andrew Miller cuyos últimos episodios han estado centrados en 'Sexo en Nueva York'. El más reciente ha contado con la participación de parte fundamental del equipo de la serie, como Sarah Jessica Parker, Chris Noth o Kristin Davis entre otros, y con la notable ausencia de Kim Cattrall, que además se ha llevado gran parte de la atención de la entrevista. Según Miller, que ha tenido acceso al guion que nunca se produjo de 'Sexo en Nueva York 3', Mr Big moría "relativamente pronto" en la película debido a "un ataque al corazón en la bañera".

El actor que interpretaba a Mr. Big, Chris Noth, cuenta que nunca llegó a leer el guion y no fue preguntado por la muerte de su personaje, pero había escuchado que este guion era "superior" a los de 'Sexo en Nueva York' y 'Sexo en Nueva York 2', los cuales, reconoció, no le gustaron mucho. A la que pareció no gustarle absolutamente nada el guion de la tercera entrega es Kim Cattrall. Según Miller, la actriz no quiso participar en la película debido a que esta se enfocaría más en el luto de la Carrie de Sarah Jessica Parker que en la relación de amistad entre el grupo de mujeres: "La gente cercana a Kim pensaba que ese guion no tenía mucho que ofrecer al personaje de Samantha (Cattrall)".

Por su parte, Sarah Jessica Parker, que también es productora de las películas de 'Sexo en Nueva York, cuenta cómo intentó varias veces sin éxito convencer a Cattrall para que se uniera a la tercera parte. Sin embargo, "el estudio dijo «No podemos aceptar sus peticiones. No podemos hacerlo. No nos salen las cuentas»".

 Carrie y Samantha

Mucha rivalidad

Por su parte, Michael Patrick King, guionista y productor de la serie, así como de las películas, declaró que estas dificultades en las negociaciones contractuales no eran nada nuevo en el caso de Cattrall: "La serie no existiría si Sarah Jessica no hubiese sido la estrella rubia de la serie, eso como punto número 1". El productor justifica así la diferencia de salario debido al estatus de la actriz en aquel momento. "Kim se resistió y dijo «Soy la favorita de todos» pero el nombre de Parker era, legal y justamente, el único nombre en el poster debido a que era una estrella de cine en 1998 cuando la serie empezó". Parker zanjó el asunto, por el momento, diciendo que "No estoy en una pelea de gatas con nadie. Nunca he dicho nada desagradable o despreciativo sobre Kim públicamente, porque no es así como me siento hacia ella". ¿Continuará?

10 cosas que 'Sexo en Nueva York' nos enseñó

Que el sexo puede y debe ser conversación de sobremesa

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No hay nada mejor en la vida que reposar la comida hablando de tu último polvo. La curiosidad nunca muere y la necesidad de contar tus anécdotas sexuales tampoco (querido lector, si eres hombre y crees que tu pene no ha sido el tema de conversación de sobremesa siento decirte que estás muy equivocado). Las conversaciones sobre sexo de nuestras protagonistas son una constante en la serie y siempre suelen desarrollarse de la misma manera. Samantha habla sin tapujos de alguna experiencia sexual, Miranda le rebate y, mientras, Carrie se ríe y Charlotte pide que bajen la voz avergonzada.

Sexo en Nueva York en eCartelera

Que siempre hay formas más humillantes de cortar contigo

Que siempre hay formas más humillantes de cortar contigo

Todas las mujeres hemos sido víctimas alguna vez de formas no muy elegantes de acabar una relación. Un whatsapp, skype o una simple llamada telefónica son algunas de las más clásicas de hoy día. En esos momentos te sientes completamente ridícula pero entonces ves el capítulo de 'Sexo en Nueva York' en el que Carrie es abandonada a través de un post-it (uno de los episodios más divertidos de la serie) o aquel en el dejan a Miranda mientras está practicando sexo con el susodicho ("¿Cortas conmigo mientras aún estás dentro de mí?") y se te pasa.

Sexo en Nueva York en eCartelera

Que las mujeres pueden disfrutar del sexo y no ser ninfómanas

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'Sexo en Nueva York' es una serie repleta de escenas sexuales pero con algo diferente: aquí las mujeres llevan la iniciativa. Quizá el mejor ejemplo de ello es la insaciable Samantha, que colecciona amantes como quien colecciona zapatos, a la que le encanta el sexo y no le importa reconocerlo. Por supuesto, muchas personas catalogarían a este personaje de "ninfómano" (perdón, la palabra solo existe en masculino). Parece que si a una mujer le gusta el sexo es que está enferma y lo que hace esta serie es demostrar lo contrario naturalizando esta actitud y dejándolo claro: Sí, las mujeres también somos seres muy sexuales y a algunas nos encanta presumir de ello.

Sexo en Nueva York en eCartelera

Que la moda también puede ser una adicción

Que la moda también puede ser una adicción

Mucha gente critica la imagen de la mujer que la serie da como personas adictas a la moda y que necesitan un armario propio para sus propios zapatos, pero están en un error. Realmente, la única obsesionada con la moda es Carrie; de hecho, ella declara su adicción desde el principio de la serie y en más de una ocasión vemos que tiene que pedir dinero a sus amigas porque su último cheque se lo ha gastado en unos "manolos". Efectivamente, comprar ropa de forma compulsiva es una adicción como cualquier otra con la excepción de que está bien visto por la sociedad. Carrie es una modadicta anónima pero nos encanta.

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Que en cuanto al amor y el sexo no hay nada escrito

Que en cuanto al amor y el sexo no hay nada escrito

El sexo como el amor es libre y adquiere muchas formas. Mientras que todo sea consentido, todas son perfectamente respetables. 'Sexo en Nueva York' abre mucho la mente en cuanto a este aspecto y, aunque la trama principal es una historia de amor de lo más convencional, sí que cuestiona formas clásicas de emparejamiento como la monogamia o el matrimonio y muestra infinitas formas de tener sexo (sadomaso, el voyeurismo o fetichismo...). La serie abre un abanico de filias sexuales y relaciones amorosas y lo hace sin juzgar a nadie.

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Que la promiscuidad no es algo malo

Que la promiscuidad no es algo malo

Todos sabemos cuál es la primera palabra que a la gente se le viene a la mente cuando conocen a una mujer que practica sexo con muchas personas. "Sexo en Nueva York" fue la primera serie en la que cuatro mujeres mostraban una vida sexual muy activa sin conjeturas. Desde la más sexual, como Samantha, a la más romántica, como Charlotte, nuestra protagonistas siempre fueron conscientes de que la promiscuidad era otra forma de ejercer su libertad y que, por muchas relaciones sexuales que tuviesen, nunca se iban a sentir como esa palabra que en esta sociedad machista aún se usa.

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Que ningún outfit es demasiado extravagante

Que ningún outfit es demasiado extravagante

Flores gigantes, estampados imposibles, pantalones de chándal con tacones, transparencias... Carrie "Dragshow" es el ejemplo perfecto de que la extravagancia también es una forma de vivir la moda y de expresar una forma de ser. La creatividad de las protagonistas por exhibir su personalidad a través de la ropa es inspiradora. Refleja a la perfección el carácter liberado de las chicas al mismo tiempo que nos transmite la atmósfera de la serie, una Nueva York que está viva y en la que nadie quiere dormir solo.

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Que nadie se muere por estar soltero a los 30

Que nadie se muere por estar soltero a los 30

Por la cantidad de aventuras sexuales que tienen nuestras chicas, muchos espectadores pensarían que tienen veinte años, pero no, la mayoría tienen treinta y tantos, y la más sexualmente activa, Samantha, ya pasó hace tiempo los cuarenta. Esa es otra razón por la que 'Sexo en Nueva York' es fantástica: no solo habla abiertamente de sexo, sino que demuestra que las treinteañeras también pueden gozar de su soltería y del sexo incluso más que las propias veinteañeras. En definitiva, que el buen sexo y el amor no termina a los treinta, y que la edad es algo puramente psicológico.

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Que las mujeres pueden tenerlo todo

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Amor, trabajo y salud. Las mujeres de hoy en día podemos tenerlo todo y más. Eso es lo que nos dicen las historias de las protagonistas de 'Sexo en Nueva York', cuatro mujeres que han logrado conquistar la independencia sin ayuda de los hombres y que disfrutan de ella como se les antoja. El empoderamiento de las protagonistas de esta serie resulta verdaderamente inspirador. ¿Cuántas veces se ve en la televisión a mujeres prestándole dinero a sus novios? ¿O comprando un piso solas? ¿O viendo una película porno y masturbándose? 'Sexo en Nueva York' también recalca ese lado individualista del sexo femenino e invita a disfrutarlo a sus espectadoras.

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Que el hombre perfecto no existe

Que el hombre perfecto no existe

A pesar de todo el idealismo que rodea 'Sexo en Nueva York', hay una cosa que intentan dejar claro desde el principio: ese hombre del que nos han hablado en todos los cuentos de Disney, que nos espera a la salida del trabajo, nos regala flores y solo tiene ojos para nosotras, no existe y por lo tanto es estúpido perseguirlo. Como diría Samantha, "el hombre ideal es una ilusión así que dejen de esperarlo y vivan sus vidas, chicas". Ni siquiera Mr. Big era tan perfecto como parecía y lo sabemos.

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