Bauryna salu

Siguiendo una antigua tradición nómada conocida como "bauryna salu", Yersultan fue entregado a su abuela al nacer para que ella lo criara. Durante doce años, ella fue su mundo entero: su hogar, su guía y su único vínculo afectivo. Pero con el tiempo, ese mismo vínculo se tornó en una jaula dorada. Criado lejos de sus padres biológicos, creció con un sentimiento de abandono que se convirtió en resentimiento, especialmente hacia su padre, cuya ausencia se le hizo tan presente como una sombra.

Cuando su abuela muere, Yersultan se ve obligado a regresar a una casa que no reconoce, con una familia que le resulta extraña. El regreso no solo lo sumerge en una profunda soledad, sino que marca el inicio de un tránsito doloroso hacia la adultez. En medio de esa transformación, el joven debe enfrentar heridas antiguas y aprender a mirar con nuevos ojos a quienes, aunque ausentes, también llevan sus propias cicatrices.

La convivencia forzada despierta tensiones y silencios largamente guardados, pero también abre una posibilidad: la de reconstruir los lazos rotos, especialmente con su padre. En ese intento titubeante de reconciliación, Yersultan comienza a entender que el amor también puede ser torpe, y que el perdón —aunque difícil— es el primer paso hacia el crecimiento y la identidad.