En cualquier caso, funciona: los creadores de Coco claramente ofrecen el final perfecto que tenían en mente antes de dar en el clavo con otros detalles, y pensar en la película como un arrastre a otros lugares, y con unas características que también son herramientas infantiles...la historia es sinceramente una emocional resolución de lo que se gana al llorar y es sencillamente inspirador.
Si una película de animación va a ofrecer a los niños el proceso de la muerte, de la forma más visual y espiritual, tocando y con un entretenimiento muy ágil, no hay mejor ejemplo que 'Coco'.