Una película de obligado cumplimiento. Por su acidez, por su virulencia, por su muy seria reivindicación del humor y, ya se ha dicho, de la ficción. Elegante, brutal, gozosa.
Como en una matrioshka, cada historia oculta otra historia, cada una enmarcada en un género distinto, pero todas ellas presididas por el humor negro y la perversión.