Pasará a la historia del cine y hablaremos de ella dentro de cincuenta años

Sabía que era buena, pero no imaginaba que lo fuera a ser tanto.

Aunque al principio parecía otro alegato religioso navideño: esta vez marítimo y con tigre. Rápidamente te das cuenta que no van por ahí los tiros, que es mucho más que eso, que trata del respeto a la vida, de una espiritualidad profunda por encima de las religiones y las ideologías, de la empatía, la generosidad, el miedo, la soledad, la vida, la muerte, la amistad, el cariño, del triunfo de la imaginación cuando el horror nos supera; sin duda el mejor tributo a la esperanza que he visto nunca.

Es una clase magistral sobre el arte de vivir y sobrevivir (y no solo a un naufragio)

El ritmo de la historia es ágil, pese a desarrollarse la mayor parte de la historia en el agua. Sus imágenes tienen una delicadeza estética que te arrastra, los efectos especiales sorprendentes naturales e imprescindibles una vez que entras en la dinámica del juego cosa que sucede inmediatamente: todo desbordado y en su justa medida. Los actores están estupendos, sobre todo Pi tanto de niño como de joven o de adulto.

Conclusión: mucho que gozar y mucho que pensar. Y si esto no es cine comprometido que baje Visnú y lo vea.