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CRÍTICA

'Ismael': de padres e hijos

'Ismael' se mueve en el terreno pantanoso de los amores frustrados, familias disfuncionales y desigualdades sociales tan dado a la sensiblería facilona, sorteando el sentimentalismo impostado.

Por Adrián Peña 23 de Diciembre 2013 | 10:00

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La interrelación entre las personas y los lazos familiares son una temática que nos habla directamente a nosotros. Todos nos sentimos identificados cuando el cine aborda una ruptura sentimental, rencillas fraternales o conflictos paterno-filiales, independientemente del sexo, la edad o nacionalidad que tengamos, porque todos hemos vivido esas situaciones de una forma u otra en algún momento de nuestras vidas.

La Familia ha sido escrutada por el cine desde siempre, pero hay que tener cuidado en cómo se hace, porque un tema tan delicado que apela directamente y sin ningún tipo de filtro a las emociones más primarias del ser humano debe ser tratado con mucho mimo y tacto para no caer en la TV movie más burdamente lacrimógena. 'Ismael', la nueva película del cineasta argentino Marcelo Piñeyro, se mueve en el terreno pantanoso de los amores frustrados, familias disfuncionales y desigualdades sociales tan dado a la sensiblería facilona, sorteando, con clase y madurez, el sentimentalismo impostado.

Mario Casas en Ismael

Sin caer en el puro melodrama familiar ni en la comedia ñoña, Marcelo Piñeyro, junto a su guionista habitual, el escritor y guionista Marcelo Figueras y Verónica Fernández (curtida en series de televisión españolas como 'El comisario' o 'Los Serrano'), cuentan la historia de un niño de 10 años que se escapa de casa para conocer a su padre biológico, proporcionando a la narración la dosis justa de emoción necesaria para ganarse el corazón del espectador sin llegar a empalagar. Con ese punto de partida, Piñeyro se apoya en las interpretaciones de sus actores y actrices para reflexionar sobre las implicaciones que conlleva ser padre y sobre el amor, tanto pasional como paterno-filial.

Existen casos en los que una película ha cambiado por completo la visión que la crítica y público tienen sobre un actor, ya sea para bien o para mal. Se dijo que la de Mario Casas fue 'La mula', donde interpretaba a un joven de Jaén que combatía en el bando nacional en plena Guerra Civil española, pero, personalmente, creo que esa película va a ser 'Ismael'. Nunca antes nos había ofrecido un registro tan alejado a lo que nos tiene acostumbrado. La fragilidad, tanto física como emocional, que muestra en el filme y la delicadeza con la que construye a Félix, un educador social que carga con el peso de su pasado, es de una precisión encomiable.

Una película de Goyas

Pero 'Ismael' no sólo se reduce a la interpretación de Casas, sino que ofrece el perfecto maridaje entre la veteranía de unos magníficos Sergi López y Belén Rueda (como madre del personaje de Mario Casas) y la frescura de los jóvenes Mikel Iglesias y el debutante Larsson do Amaral. Mientras que las historias que envuelven a los intérpretes más jóvenes aportan el mayor dramatismo al relato, las de los veteranos introducen el contrapunto cómico y consiguen dotar de profundidad a todas esas reflexiones que posee la película. De ahí que los mejores momentos del filme vengan de la mano de Mario Casas, Sergi López y Belén Rueda (que nos ofrecen una de las mejores escenas del año del cine español a ritmo de Leonard Cohen) y que, paradójicamente, la sub-trama más interesante no sea la de un hijo en busca de su padre, sino la de una madre que desea con todas sus fuerzas recuperar a su hijo.

De esta manera, 'Ismael' no sólo se trata de un producto comercial muy bien diseñado y estrenado en la fecha más adecuada posible (el 25 de Diciembre, el día más familiar de todo el año), sino que se erige como uno de los mejores títulos españoles de la temporada y una muy digna película a reivindicar en los próximos premios Goya.

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