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CRÍTICA

'El juez': El armiño de la toga

Christian Vincent vuelve a traer un magistral relato sobre la vida. 'El juez (L'hermine)' cuenta con unos magistrales Fabrice Luchini y Sidse Babett Knudsen.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 9 de Abril 2016 | 10:12
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Christian Vincent es un artesano de lo cotidiano. El realizador ya demostró poder sacar auténticas perlas de relatos aparentemente mundanos. Se pudo en 'Les enfants', 'La separación' o 'La cocinera del presidente'. 25 años después de haber trabajado con Fabrice Luchini en 'La discreta', el cineasta y el actor se unen para estrenar 'El juez', filme que fue presentado en el Festival de Venecia, donde el intérprete se alzó con el premio al mejor actor y que también obtuvo un premio César a la mejor actriz de reparto para la danesa Sidse Babett Knudsen.

El juez (L'hermine)

En una pequeña población cerca de Pas-de-Calais, el juez Michel Racine es el férreo presidente del tribunal de lo penal. Es temido por todos, puesto que le llaman el juez de las dos cifras, ya que en caso alguien sea declarado culpable, siempre le caen penas de más de diez años. Sin embargo, todo cambia cuando aparece Ditte Lorensen-Coteret como miembro de un jurado que se encargará de decidir si un hombre es culpable o inocente de haber asesinado a su hija de sólo siete meses. No es una desconocida para el hombre, puesto que hace seis años se enamoró perdidamente de ella. De hecho, ha sido la única que le ha hecho suspirar.

Crónica de un juicio

Vincent crea un drama judicial apartado de los clásicos ya vistos en otro tipo de producciones semejantes. De hecho, la parte relacionado con el proceso jurídico está tratado de manera muy fiel a lo que puede suceder en la realidad. De hecho, plantea una reflexión sobre cómo funciona y el deber de la justicia. "No se está para saber la verdad, sino para implantar la ley, aquello que la persona debe o no debe hacer", explica un magistral Luchini a los miembros del jurados, aquellos que dictaminan si una persona es inocente o culpable.

Con lo cual, en mitad de tanta niebla gris aparece la luz en forma de Sidse Babett Knudsen, reconocida por la serie 'Borgen'. En esta película, la actriz danesa también encarna a una mujer fuerte, que desprende energía sólo con su mirada y que está rodeada por un aura que la ilumina y despierta pasiones en un protagonista con una vida gris, no se sabe si aposta o sin querer. Pero Vincent no pretende crear una comedia romántica, tampoco plantear un rejuvenecimiento, sino que apuesta por la sutileza de las miradas. En esto, el realizador apuesta también por ser realista, alejándose de giros argumentales predecibles dentro de este género.

El juez (L'hermine)

Fabrice Luchini, magistral. Sidse Babett Knudsen, magnífica.

Con lo cual, 'El juez' se convierte en una producción en la que, aparentemente, la vida sigue su flujo. Pero está en los detalles en los que la cinta se convierte en una experiencia magnífica, basándose especialmente en la interpretación de los intérpretes principales. Fabrice Luchini vuelve a demostrar por qué es considerado uno de los mejores actores de Francia, trae de nuevo a un personaje complejo, misántropo aunque con una increíble habilidad para caer en gracia al público, junto a él, una contraparte completamente opuesta, que da vida y energía. Una combinación espléndida que es la principal base de esta producción, que convierte a este filme en una interesante propuesta que demuestra la buena salud que goza el cine francés.

Accesible, 'El juez' se convierte en una radiografía de cómo funciona el sistema judicial francés, como también muestra una relación en la que se habla del amor en su estado más pasional, de manera pausada, madura y honesta. Excepcional y solemne, Christian Vincent vuelve a demostrar que es un director de actores, que son los que realmente dan calidez a sus relatos. Imposible no rendirse ante este juicio.

Nota: 8/10

Lo mejor: Un guión solvente y honesto junto con unos espléndidos Fabrice Luchini y Sidse Babett Knudsen.

Lo peor: No es ambiciosa ni pretenciosa, eso hará que cierto público la subestime.