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CRÍTICA

'After Earth': Familia alienada, aventura desinflada

Will Smith y su hijo Jaden protagonizan esta aventura de ciencia ficción que no termina de funcionar, y no es precisamente por culpa de M. Night Shyamalan.

Jesús Agudo
Por Jesús Agudo Más 28 de Junio 2013 | 09:00
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Alguien debería decirle a M. Night Shyamalan que deje de aceptar encargos (ya sea de prestigiosos actores de Hollywood o de sus propias hijas) y que se centre en sus propias ideas otra vez. Probablemente ya se lo habrán dicho, pero una vez vista 'After Earth', queda una cosa clara: Todavía queda algo ahí del cineasta que nos conquistó hace muchos años.

After Earth

La película nos traslada a un futuro en el que la humanidad ha tenido que abandonar la Tierra por hacer la vida imposible con tanta contaminación. En su nuevo planeta, los seres humanos se tienen que enfrentar a unos alienígenas que son capaces de oler el miedo, literalmente. El joven Kitai se entrena para ser una leyenda como su padre, pero todavía es muy inexperto. A pesar de ello, Cypher se lleva a su hijo a una misión aparentemente sencilla, hasta que la nave choca en la Tierra. Con una herida grave, Cypher tiene que confiar totalmente en su hijo, que tendrá que recorrer una importante distancia para encontrar la baliza de emergencia y pedir ayuda.

'After Earth' es una película de ciencia ficción cuyo mayor problema es la poca sorpresa que nos ofrece. La cinta toma elementos de aquí y allá para confeccionar... algo que ya hemos visto demasiadas veces. Eso acaba lastrando un metraje que no es excesivo en duración, pero que tampoco sabe llenar con los suficientes estímulos. La aventura de Kitai tiene muchos encontronazos con el peligro, pero le resulta muy difícil pillarnos desprevenidos.

El propio Will Smith firma la historia, que luego guionizaría Shyamalan. De quién es la culpa de que 'After Earth' no termine de despegar, es difícil saberlo, aunque todo apunta a un excesivo control del primero, que corta las alas a la creatividad del segundo. Lo que está claro es que no han querido asumir muchos riesgos, ya que ni siquiera el final sale de esa línea plana que sumirá en el tedio a aquellos que no sean atrapados por la atmósfera del largometraje desde el principio (algo difícil, pero no imposible del todo). De hecho, el comienzo parece algo prometedor, pero es fácil perder el interés a medida que Jaden Smith cobra protagonismo. No es que sea el colmo del aburrimiento, pero le falta agilidad a la historia.

Tan típico es el argumento como lo son sus protagonistas. Pero el caso de Will Smith tiene delito. El actor interpreta al típico padre militar y tremendamente autoritario, algo que parece tan poco Will Smith que termina dándonos una interpretación sobreactuada y plana. Incluso en su posición secundaria, similar a la del jugador que mueve al personaje de un videojuego, consigue resultar hasta molesto. No hay evolución en el personaje, ni en los momentos más difíciles del camino de su hijo (que sigue con una cámara) es capaz de mostrar un quiebro en su rectitud. Algo a todas luces antinatural en él y en la propia naturaleza humana.

After Earth
Hay que admitir que la cinta no es tan mala como han dejado ver en Estados Unidos, pero es lógico el ataque, ya que todas las suposiciones ideológicas eran ciertas. Antes de ver la película, pensaba que, una vez más, los norteamericanos exageraban con que 'After Earth' fuera un panfleto propagandístico del culto de Ron L. Hubbard. Pero parece que tenían toda la razón, ya que las doctrinas de eliminar las emociones, confiar solamente en el presente y los sentidos, y ya para empezar el propio rechazo al miedo, forman parte de la raíz de la Cienciología. Y todas salen en algún momento de la boca del héroe, de Will Smith. Para los estadounidenses, con este culto tan presente en su sociedad, es lógico el enfado. Para nosotros no llegará a tanto (por desconocimiento más que nada), pero ha conseguido que Smith nos "deleite" con una de sus peores interpretaciones. Si a eso le sumamos su carácter adoctrinador, peor parado sale.

Con esto consigue que la historia de la familia, que de vez en cuando intenta cobrar protagonismo, quede totalmente relegada y ninguneada. Un tema que siempre ha fascinado a Shyamalan y en el que se le nota que no le han dejado profundizar todo lo que querría. Los flashbacks podían dar más de sí, y la relación padre-hijo no llega a fraguarse en ningún momento lo suficiente para llevar a alguna parte. Es un claro ejemplo de relato familia alienado.

Otro de los objetivos del actor con 'After Earth' es tener un nuevo intento para dejarnos claro que quiere que Jaden sea tan grande como él. Todavía está muy verde, y no tiene aún madera de protagonista de una cinta tan seria ('The Karate Kid' era un regalo a un niño), pero al menos demuestra un esfuerzo que parece que su padre no ha puesto. Su Kitai no nos sorprenderá, pero sí nos deja ver que piensa alcanzar el estrellato luchando por ello, no sólo con ayuda de papá.

Shyamalan, de nuevo cabeza de turco

Hasta ahora, parece que pocos son los puntos a favor se pueden sacar. Pero los hay, y son todo un rayo de esperanza para su director. Además de ese seguimiento en plan videojuego de Cypher a Kitai, algo por fin original, es en lo visual donde encontramos al Shyamalan de siempre. La nueva Tierra es totalmente natural, verde, hermosa. La fotografía es muy destacable, tanto en los parajes naturales como en las estructuras futuristas de Nova Prime. Incluso los efectos especiales están bastante logrados, a pesar de que la fauna podría tener una animación algo más fluida. También es muy emotiva la banda sonora de James Newton Howard, habitual de Shyamalan, que siempre sabe cómo poner la piel de gallina con sus partituras. Las escenas de acción también están conseguidas, pero se ven lastradas por la poca originalidad que tienen. Pero parece tan fácil echarle la culpa al director... Que se monte un Kickstarter con una de sus ideas originales, al final le saldrá más a cuenta.

En definitiva, 'After Earth' puede que tenga la capacidad de entretener a alguno, pero lo tiene difícil por no arriesgar más, por resultar demasiado vista. No es tan mala como han dejado ver, pero tampoco llega a ser buena. Y el problema no es enteramente de su director, sino que en gran medida, el artífice de todo esto es Will Smith, y también es el que sale peor parado. No se puede pretender impulsar la carrera de un hijo con semejante lavado de cerebro. Por el camino se desaprovechan él, su hijo y el director. Al César lo que es del César, y 'After Earth' no llega a ser una aventura efectiva no por culpa de Shyamalan (enteramente), sino por Will Smith, quien, por primera vez, no sabe lo que quiere. O peor, lo sabía perfectamente.