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CRÍTICA

'La vida secreta de Walter Mitty': La cura contra la apatía y el inmovilismo

Ben Stiller alcanza la madurez delante y detrás de las cámaras con una preciosa aventura llena de optimismo. Un viaje increíble que nos invitará a perseguir nuestros propios sueños.

Jesús Agudo
Por Jesús Agudo Más 22 de Diciembre 2013 | 09:00
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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¿Quién no se ha encontrado alguna vez soñando despierto mientras espera al autobús, mira por una ventana o camina solo por la calle? Aunque muchos digan que la imaginación se va atrofiando a medida que nos hacemos mayores, ella se niega a desaparecer del todo. Hay quienes, afortunados, la tienen mucho más despierta que otros. Ben Stiller ha demostrado en sus últimos intentos detrás de las cámaras que no sólo tiene la imaginación a plena potencia, sino que sabe sacarle el mayor partido posible.

La vida secreta de Walter Mitty

Con 'Zoolander' o 'Tropic Thunder' logró que riéramos a carcajadas, pero su mayor hazaña hasta ahora estaba todavía por llegar. Con 'La vida secreta de Walter Mitty' no solo alcanza un escalón importante de madurez como actor, también le sirve para probar que puede ser un director con capacidad para emocionar e inspirarnos. Lo hace con una historia que, en tiempos algo oscuros como los que vivimos ahora, podría decirse que hasta son necesarias.

Este remake (totalmente libre) de una película de 1947 nos presenta a Walter, un empleado de la revista Life que cuenta con una vida interior apasionante. No puede decirse lo mismo de su vida real. Con poca suerte en el amor, en el plano profesional recibe un varapalo al descubrir que la revista dejará de salir en kioscos con el próximo número, y él ha perdido el negativo de la fotografía que iba en portada. Este desafortunado problema servirá como punto de inflexión para que Walter se de cuenta que no va a conseguir nada viviendo solamente de sus fantasías.

El caso de Walter Mitty resulta tan real que no necesitará mucho para atraparnos. En un momento en el que muchos vivimos, o conocemos casos muy cercanos, de incertidumbres y cambios, Ben Stiller nos ofrece una película con el toque de idealismo que nos viene realmente bien. El actor nos saca su vena más romántica, permitiéndonos soñar despiertos y, a la vez, animándonos a coger la vida por los cuernos y a no dejarnos achantar por los obstáculos. Consigue su cometido con una serie de elementos que hacen de esta aventura una de las más especiales de los últimos meses.

Stiller llega a sorprender tanto delante como detrás de las cámaras, pero como la mente detrás de este remake, nunca imaginaríamos que sería capaz de estimular tanto nuestro sentidos. De primeras, nos presenta un largometraje con una fotografía totalmente preciosa. Stiller y Stuart Dryburgh sacan todo el partido a los escenarios (ya de por sí increíbles) de este viaje, podrían ser los reyes de Instagram, o de una empresa de postales. Conquistados los ojos, no van a ser menos nuestros oídos. Cada canción de la banda sonora es otra maravilla, una mixtape que casa perfectamente con el viaje de Walter Mitty.

La vida secreta de Walter Mitty
Delante de la cámara llegamos a encontrar al Ben Stiller más maduro. A diferencia de muchos otros actores de comedia, Stiller sabe abandonar muecas y actitudes histriónicas cuando la situación lo merece. Como Walter se convierte realmente en un hombre del montón, tímido e inseguro, al que vemos cómo va creciendo por dentro poco a poco, sin salir en ningún momento de esa "normalidad" con la que cualquiera podemos sentirnos identificados, abrazando otra de las moralejas de esta historia: no hay que tenerle miedo al cambio. No hay más que verle para comprobar que no se puede dar todo por hecho, Stiller ha conseguido ampliar su espectro con soltura y talento. Para no perder ese punto cómico se sirve de unos cuantos secundarios muy llamativos, y sabe derretirnos a través de la química que despierta con una cautivadora Kristen Wiig. Ella también deja a un lado su vis humorística, sin perder el carisma que la hace encantadora, y si quedaba alguno que no se haya enamorado de ella todavía, esperad a escucharla cantando 'Space Oddity'.

El sueño como punto de partida

Pero lo que hace más especial a 'La vida secreta de Walter Mitty' es el viaje en sí. Una odisea que comienza ofreciéndonos escenas impactantes, fruto de la imaginación de Walter (llega incluso a "rendir homenaje" al poder de abstracción del cine con, quizás y por desgracia, la escena más cogida con pinzas), y que, poco a poco y casi sin darnos cuenta, acaban transformándose en una aventura de lo más real. Ben Stiller deja volar su talentosísima imaginación en una historia que, dentro de su idealismo, mantiene los pies en el suelo. Capaz de conquistar a los románticos y de infundir buen rollo a todos los que tienen sangre de aventureros y, sobre todo, de rendir homenaje a todos los que consiguen ver las grandes cosas del día a día.

'La vida secreta de Walter Mitty' es una joya, una comedia conmovedora que pega una patada a nuestro subconsciente para que dejemos de lamentarnos y comencemos a buscar ahí fuera nuestras pequeñas grandes aventuras. Porque es una suerte soñar despiertos y seguir teniendo la imaginación activa, de ella nacen sueños tan increíbles como esta película. Pero de nada sirven los sueños si no los perseguimos. Ben Stiller ha logrado un pedazo de sueño, y quiere que sigas sus pasos. ¿Te atreves?