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PRECRÍTICA

'Bobby Z', telefilm de sobremesa

Uno a veces se pregunta cómo pueden estrenarse ciertos bodrios cuando grandes películas no llegan a estrenarse ni en el mercado doméstico. Éste es un buen ejemplo.

Por Óscar Martínez 29 de Agosto 2008 | 16:41

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Dirigida por John Herzfel y protagonizada por Paul Walker, Laurence Fishburne, Jason Lewis, Keith Carradine, Joaquim de Almeida, Olivia Wilde, Jason Flemyng y J.R. Villarreal, 'The death and life of Bobby Z', conocida también como 'Bobby Z', tiene previsto su estreno en nuestro país a lo largo del mes de agosto.

Esta coproducción germanoestadounidense cuenta la historia de Tim Kearney, un antiguo marine ahora encarcelado, al que un agente de la DEA -Agencia antidroga norteamericana- hace una oferta: podrá obtener la libertad si se hace pasar por Bobby Z, un capo de la droga recientemente fallecido. Las cosas no sale como estaban planeadas, y Kearney tendrá que huir con el hijo de Bobby Z, un chaval de 12 años...

Menudo pestiño de película...

Digna de ser emitida en televisión un domingo por la tarde, 'The death and life of Bobby Z' es un insoportable cúmulo de ingenua acción en clave familiar sin el menor atractivo para el espectador.

Tan sólo falta REX...

Con un comienzo de película engañosamente atrayente, en el que la esperanza de estar a punto de ver una compleja película de falsas identidades y mafias o alguna permutación tarantiniana desaparece ante la obviedad del subproducto en cuestión, 'The death and life of Bobby Z' obtiene su punto ágido, por decir algo, a los diez minutos de metraje, para iniciar a continuación una caída en picado hacia el sopor que no abandonará en ningún momento.

Cuesta creer que actores más o menos (re)conocidos como Laurence Fishburne, Keith Carradine o Joaquim de Almeida hayan accedido a participar en semejante proyecto, que bien podría haber formado parte de un episodio especial de Rex: un policía diferente o similares: persecuciones de andar por casa, tiroteos de fogueo, tipos duros sin un ápice de carisma y, para más inri, un delincuente con un niño a sus espaldas conforman los principales atractivos de esta producción, que transcurre sin pena ni gloria ante nuestras adormecidas retinas a lo largo de sus poco más de cien minutos de duración.

La cuestión no es, ni mucho menos, de que se trate de una película de acción sin más, como otros títulos protagonizados por su protagonista en la línea de Inmersión letal o similares; es que la propia acción está mal llevada, la película mal conducida, y las líneas de diálogo, amén de las interpretaciones, son de un juzgado de guardia tal que incluso Paul Walker parece estar desaprovechado.

Así pues, si lo que queréis es acción en clave de comedia con niveles irrisorios de calidad, amén de un sinfín de secuencias paternofiliales que harían vomitar a una cabra, sin duda alguna esta es vuestra película. Sinceramente, resulta increíble que títulos de esta calidad lleguen a nuestras salas mientras productos de indiscutible mayor calidad ni siquiera lleguen por estos lares en formato doméstico.