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CRÍTICA

'Carlitos y Snoopy: La película de Peanuts': La calidez de las viñetas en formato cinematográfico

El film, dirigido por Steve Martino conquistará a grandes y pequeños con esa nostalgia de las famosas tiras de Charles M. Schulz y ese recuerdo al cine en estado puro.

Berta F. Del Castillo
Por Berta F. Del Castillo Más 2 de Diciembre 2015 | 18:49
Creadora de contenido digital y periodista especializada en cine y series. Fan de 'Star Wars'.

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De un trazo cálido para ser digital y un ritmo estupendo, cargada de gags de los de siempre, con torpezas que provocan risas, y un homenaje al formato cinematográfico y a las tiras clásicas, todo en uno. La primera adaptación digital de las famosas historietas de Charles M. Schulz recupera en la gran pantalla las aventuras de Carlitos y Snoopy con una historia centrada en el personaje de Charlie Brown, un niño con la misma entereza que dosis de mala suerte, que hace todo lo posible por vencer su timidez para lograr llamar la atención de la chica del pelo rojo que acaba de llegar a su clase.

 'Carlitos y Snoopy: La película de Peanuts'

'Carlitos y Snoopy: La película de Peanuts' es inesperada porque, si bien es cierto que no tiene el nivel de doble narrativa que lucen otras películas de animación, tiene mucho que aportar a los adultos que decidan conectar con su yo más inocente mientras mantienen una mente abierta en la sala de cine. Porque, seamos sinceros, quizá 'Carlitos y Snoopy' por su clara orientación a un público infantil, no es lo que elegirías para disfrutar de una tarde de séptimo arte sin niños de por medio, pero si te animas, te sorprenderás. Y es que además de que cumple con el principio cinematográfico básico, que es entretener, logra rescatar las moralejas que quizá echamos en falta en otras películas dedicadas a las mentes por moldear.

'Carlitos y Snoopy' es el film que iría a ver con mis hijos al cine, o con mi hermano pequeño, o con mis primos... Ahora que lo pienso es la película que iría a ver con cualquier pequeño de mi entorno para asegurarme de que crece con una salud mental robusta. De paso también iría con mi pareja, mis amigos, mis padres, cualquier adulto que disfrute de una tarde tranquila de cine, porque esta historia de perseverancia y superación, cargada de valores imprescindibles, es ideal para refrescar la memoria en lo que a ciertas cuestiones se refiere. Pero sobre todo me llevaría a cualquier ser querido que ande negativo, con la autoestima baja o cansado de luchar. Y es que la pátina acogedora y entrañable que rodea a la película, camufla y ensalza a la vez un mensaje necesario y positivo, imprescindible para dejarse ir y disfrutar de la vida.

Lo mejor de la pluma sin desaprovechar el celuloide

 'Carlitos y Snoopy: La película de Peanuts'

Además la imagen es una absoluta delicia porque el director, Steve Martino, ha conseguido trasladar el espíritu único y especial con el que Schulz daba vida a sus viñetas. La artificialidad y frialdad que muchas veces transmiten las películas de animación digital, brilla por su ausencia en un film increíblemente fiel al trazo de su creador. De hecho, si alguna vez me hubiera parado a pensar cómo seria una tira cómica si pudiésemos sumergirnos en ella como hacía Mary Poppins con los cuadros pintados en la acera, sería exactamente así.

Lo mejor es que el esfuerzo de Martino y todo el equipo por que la adaptación sea lo más cercano posible a las historietas, no ha dado como resultado un abandono del lenguaje cinematográfico, como sucede muchas veces en el paso del papel a la pantalla. Y es que otra de las cosas estupendas del film es que es cine en mayúsculas, cine vivo, con todas las características propias de su lenguaje y esa grandiosidad de recuerda a películas míticas que nunca dejaban olvidada esa magia especial que rodea a las imágenes. De hecho, es imposible no dejarse invadir por todo tipo de referencias, desde el claro guiño a 'Grease', a ese ligero recuerdo a 'Memorias de África'.

 'Carlitos y Snoopy: La película de Peanuts'

Especial mención merece la banda sonora de Christophe Beck que se completa con una canción de Meghan Trainor como para no parar de bailar, porque es otro de los elementos que hacen de esta aventura un viaje cargado de ritmo, algo que al final deja paso a lo mejor de este cuento con más realidad que ficción, que es lo que te transmite. Ese si te sale mal lo vuelves a intentar y la experiencia te hará un experto a los ojos de los demás y finalmente a los tuyos. Esa esperanza y esa manera tan sutil de ensalzar lo verdaderamente importante. Ese héroe del día a día, torpón y gafe, que no se rinde y esos personajes secundarios adorables a la par de graciosos.

Genial Lucy, y sus ganas de psicoanalizar a Charlie Brown, Snoopy y su vena literaria y por ende cinematográfica, Linus y su sabiduría tranquila...

Todos son imprescindibles en un film más perseverante que inocente, cargado de momentos cómicos para el que disfrute con las risas que nacen del corazón o de ese rinconcito de la mente donde guardamos todo lo entrañable.

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