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CRÍTICA

'Kubo y las dos cuerdas mágicas': El poder de la animación

Travis Knight firma su primera película como director con 'Kubo y las dos cuerdas mágicas', del estudio Laika. En cines a partir del 26 de agosto.

Por Fernando Sánchez Palenzuela 25 de Agosto 2016 | 17:55

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La animación vuelve a brillar en las salas de cine. Ahora es el turno de 'Kubo y las dos cuerdas mágicas', el nuevo trabajo de Laika que llega para plantarle cara a los estrenos de otras compañías tan reconocidas como Disney, Pixar o DreamWorks y situarse entre los primeros puestos. Travis Knight firma una de las mejores películas animadas del año, lo que supone un excelente debut en la dirección para uno de los principales animadores del estudio y consejero delegado del mismo.

'Kubo y las dos cuerdas mágicas' nos retrotrae a una ambientación samurái donde el protagonista es el joven que le da nombre a la película. Acompañado de su inseparable instrumento musical, se gana la vida con su mágico poder, consistente en crear figuras a partir de papeles de colores al ritmo del sonido que producen sus cuerdas. A modo de titiritero de origami, Kubo cuenta cada día historias a sus vecinos... pero hasta que llega la noche, ya que el chico guarda un bien muy preciado para aquellos que lo persiguen cuando el sol se esconde y deja paso a la oscuridad. Sin embargo, un día Kubo se salta esa norma, despertando una maldición que le hará encaminarse a una búsqueda sin respiro por la antigua armadura de su padre.

'Kubo y las dos cuerdas mágicas'

El principal punto a favor de la película es su animación, la cual continúa con la estela y el sello tan característicos de Laika. La técnica de stop motion 3D se alza como su principal distintivo, diferenciándola de las propuestas que llegan al cine con normalidad. Y precisamente en este punto se encuentra el mayor llamamiento de Laika. Su animación consigue que el espectador no pueda despegar la atención de la pantalla, manteniéndola fija durante todo el metraje; siendo este el caso de los detalles, los cuales destilan un alma propia.

Especialmente resultan llamativas las escenas en donde el origami es el principal protagonista. La perfecta visión de las dobleces del papel y cómo los muñecos se mueven como si tuvieran vida propia resulta un trabajo completamente admirable, del mismo modo que con aquellas secuencias en donde los personajes se baten en duelo. Ahí las alabanzas han de ir al director, quien es capaz de dejarnos con el corazón en un puño en el momento preciso en el que se está produciendo la lucha, del mismo modo que sabe zanjar la imagen en el culmen de la tensión e impregnarla de una ambientación en donde todas las piezas ensamblan. Precisamente esta es otra de las estrategias con las que cuenta la película, dado que esa ambientación a modo de envoltorio perfectamente cuidado supone un auténtico regalo para la vista de los espectadores.

Pero la maestría de la película no solo se basa en la apariencia y lo visual, sino que también gana puntos en la historia que refleja. 'Kubo y las dos cuerdas mágicas' tiene eso mismo que su título vende, magia. Su relato es sencillo al mismo tiempo que efectivo, y es que no hay que contar ningún artificio rocambolesco para realizar una buena película si la trama de verdad se siente real. Y 'Kubo' lo consigue. Un padre que muere por su familia. Una madre que lo da todo. Un hijo dispuesto a cuidar de su madre y a sobrevivir. Y a partir de ahí un sinfín de aventuras. Es posible que al ver determinadas situaciones, estas pequen de poco emotivas, aunque si nos paramos a pensar durante unos segundos en lo que lleva cargando a sus espaldas el joven durante el transcurso de su vida, probablemente comprendamos mejor la situación. No obstante, este es otro dato necesariamente remarcable. No necesita recurrir a la lágrima fácil para hacernos sentir.

'Kubo y las dos cuerdas mágicas'

Una película casi perfecta

'Kubo y las dos cuerdas mágicas' roza la perfección en varios momentos, pero hay detalles en ella que la alejan de obtener el 10. El principal se encuentra en el desarrollo de la historia, el cual resulta demasiado común a lo que hemos visto en anteriores propuestas. El protagonista ha de encontrar la armadura de su padre, la cual se encuentra dividida en tres partes. Esto ocasiona que su esquema se base en presentación, búsqueda de objeto 1, búsqueda de objeto 2, búsqueda de objeto 3 y desenlace. Una estructura demasiado aristotélica que resulta infantil, como si se hubiera pensado para que los más pequeños fueran capaces de seguir el ritmo. Toda la madurez que la nueva propuesta de Laika muestra a lo largo de esos 100 minutos parece haberla perdido en la confección de la historia.

De este modo, ciertos aspectos del guion resaltan como lo más flojo de la cinta. Al igual que la historia se presenta llamativa, contrasta el hecho de que se emplee en varias ocasiones el recurso de la sorpresa en lugar de jugar con el espectador dosificándole la información. Incluso en el momento en el que parece que desarrollan otra técnica narrativa, tiene una cabida mínima en la cinta, de solo un par de minutos. Contar con el público, haciéndole partícipe mediante el empleo de pequeños detalles sobre el origen de Mona y Escarabajo, hubiera evitado la sensación de que se ha introducido con calzador. Pero que esto no confunda la impresión sobre los amigos que Kubo adquiere por el camino, ya que el desarrollo de estos personajes es de alabar. Además, juntos son el perfecto contrapunto el uno del otro, dotando el film de la comicidad necesaria para que no reine ni por su drama ni por su comedia. En definitiva, un perfecto juego de contrastes.

Larga vida a Kubo

Kubo es otro que lleva el peso protagonista con soltura, convirtiéndose en uno de los personajes de animación más llamativos y con la fuerza suficiente como para soportar sobre sus hombros no solo el peso de su instrumento, sino el de toda la película. Se convierte en un héroe amable, luchador, valiente, entregado y con un gran corazón, cualidad que demuestra desde el inicio de la película hasta el final. Kubo lucha por él, por su familia y por el pueblo en el que vive, pero lo más importante es esa vena inspiradora que emana a los demás. Lo único que le falla es su magia, la cual desarrolla con excesiva rapidez. No hay un proceso de aprendizaje en el que se pueda observar cómo aumentan sus poderes o cómo aprende a controlarlos, sino que de repente adquiere una magia sobredimensionada. Bien es cierto que la tiene desde el comienzo, pero termina por sentirse dibujado como un superhéroe, como si fuera la perfección hecha trazos. Quizá un poco más de humanidad, de dejarse llevar o la muestra de su debilidad le hubiera permitido esa verosimilitud de la que carece en ocasiones.

'Kubo y las dos cuerdas mágicas'

El nuevo trabajo de Laika consigue superarse, convirtiéndose en el mejor estreno hasta la fecha del estudio. Si con 'Los mundos de Coraline', 'El alucinante mundo de Norman' o 'Los Boxtrolls' demostraron que podían traer una animación con sello propio y buenas historias, 'Kubo y las dos cuerdas mágicas' ha significado un enorme paso para ellos. Travis Knight firma una ópera prima en el campo de la dirección que nos deja con ganas de más y de seguir disfrutándolo en películas con tanta consistencia y saber hacer como esta. Acariciar la perfección es complicado, pero 'Kubo' lo consigue, demostrando que existe talento más allá de las productoras de animación por excelencia. Grandes estudios, Laika se ha convertido en un importante rival a tener en cuenta; así que ya sabéis, "si habéis de parpadear, que sea ahora".

Nota: 9

Lo mejor: Su animación y la ambientación que rodea la cinta, una auténtica delicia para la vista.

Lo peor: La estructura del guion, que resulta infantil en comparación con la madurez del conjunto.

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