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CRÍTICA

'Ouija: El origen del mal': Decepcionante dimensión oscura

Mike Flanagan dirige la precuela de 'Ouija', un largometraje que casi consigue dar un virtuoso giro a los clásicos conceptos del género de terror.

Por Sandra Sánchez Guerra 28 de Octubre 2016 | 10:19

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'Ouija: El origen del mal' está lejos de ser la gran película de miedo que esperamos por Halloween, se queda en un intento más de asustar a los espectadores. Mejor encaminado que su secuela 'Ouija', pero que peca de los mismos fallos: espaciar demasiado los potenciales momentos de terror y dejar cabos sueltos en la trama. El resultado es una cinta lánguida y tediosa, lenta y aburrida en más de una ocasión y cuya tensión in crescendo no resulta del todo eficaz.

Cualquiera lo diría con el apetitoso comienzo que tiene. La estética setentera con la que se abre el film atrae y fomenta la intriga. Y de los personajes al principio tampoco podemos quejarnos ya que se salen de los manidos adolescentes imprudentes que vimos en la secuela y en más de una película de terror.

Elizabeth Reaser es Alice Zander, una madre que intenta sacar adelante a sus dos hijas trucando sesiones de espiritismo. Alice, Doris y Lina ofrecen así una nueva perspectiva y su familia atípica, que juguetea entre lo que está bien y lo que está mal, aporta un giro al contacto inocente que siempre tienen con el otro mundo los personajes de una cinta de miedo y rompe con las clásicas convenciones del género.

 Elizabeth Reaser en 'Ouija: el origen del mal'

Aquí no hay nadie puro, por así decirlo, que ingenuamente trastee con el típico tablero de ouija sin creer que pueda pasar nada. En 'Ouija: el origen del mal' las protagonistas caminan sobre el filo de un negocio fraudulento, se "ríen" del más allá e invocan a los espíritus sin mayor importancia que la de contar con un nuevo artículo con el que engañar a los clientes. Aun así, la dimensión más oscura de los personajes no se explota. Bajo el engaño hay un trasfondo muy naif, el de dar fingida paz a los que la necesitan y el de contactar cuando aflora el mal con el padre fallecido.

A pesar de todo, sigue siendo interesante que Alice Zander utilice de intermediaria a su hija pequeña para enriquecerse, aunque un plus de mezquindad a esta relación maternofilial la haría aún mejor.

Todo se tuerce cuando los espíritus poseen a Doris, empezando por una escena forzada e irrealista. Aunque claro, ¿quién sabe cómo poseen a una persona? Es entonces cuando la niña, reconvertida en una pequeña médium en toda regla, contacta con los otros entreteniéndonos de forma bastante correcta durante las primeras escenas.

 'Ouija: el origen del mal'

El problema es que 'Ouija: el origen del mal' pretende abarcar demasiado y a medida que avanza el metraje saca a relucir todo un cajón desastre de géneros y alguna subtrama que queda totalmente deslavazada. ¿Qué película estamos viendo? ¿Un thriller psicológico, una de terror o, incluso, una comedia con tintes románticos? No nos queda del todo claro.

La actuación de Lulu Wilson queda deslucida por un guión que falla en las escenas de terror y nos cuela planos que no vienen a cuento y carecen de sentido. Por cierto, en medio de todo esto, un sacerdote y director del colegio de las niñas intenta rescatar a la familia del peligro que acecha en la casa, cumpliendo con su función de salvador. Lástima que nos preguntemos en mitad de una escena junto a Elizabeth Reaser qué hace allí.

Fotograma 'Ouija: el origen del mal'

En cuanto a Annalise Basso, bastante tiene con todo lo que pasa a su alrededor. Lo mejor de su interpretación es un puntazo paródico que lanza al género de terror en pleno clímax de la película y la garra que la caracteriza en el peor momento, pero que se pierde casi al instante.

Después de todo, el origen del mal no es para tanto, es decir, resulta un poco burdo y suena a topicazo. Esperábamos más de un clímax que empieza de forma acertada echando mano a la soga de nuevo. Lo siguiente es una mezcla de sadismo, contorsiones y gritos irritantes. El recurso final es bueno, bien hilado pero poco creíble. Menos mal que siempre hay tiempo para colar un guiño a la secuela que hace gracia, justo después de los créditos finales, tras acabar con un final abierto bien merecido para toda película de terror que se precie.

Nota: 5

Lo mejor: Los personajes sobrepasan los arquetipos del cine de terror.

Lo peor: Se queda en el intento, no consigue dar un giro completo.