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CRITICA

'La Seducción': Pasión en la casa de muñecas de Sofia Coppola

El sexto largometraje de Sofia Coppola tras las cámaras es un intenso thriller psicológico donde se mezclan pasión, celos y miedo con las señas de identidad de la directora.

Por Luisa Nicolás 18 de Agosto 2017 | 14:38

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Sorprende que en dieciocho años de carrera como directora de Sofia Coppola tan solo cuente con seis largometrajes, seleccionando sus historias con la misma delicadeza que las rueda y a las que ha otorgado una identidad reconocible. Desde 'Las vírgenes suicidas' a 'La Seducción ', Coppola ha creado un universo donde reflexionar sobre la identidad femenina con una cadencia hipnótica, donde el paso del tiempo parece tan irrelevante como todo lo que ocurre fuera del pequeño mundo de los personajes.

Ya sea en un instituto americano de los 70, perdidos en Tokio, atracando la casa de Paris Hilton o en la corte de Versalles, la filmografía de Coppola siempre ha estado marcada por una fuerte influencia de la cultura popular de nuestro tiempo. Si 'Somewhere ' y 'Lost in Traslation' reflejan el vacío existencial tras la fama y 'The Bling Ring' su cegador influjo; las canciones anacrónicas de 'Las vírgenes suicidas' y 'Maria Antonieta' confieren una visión atemporal de la narración. No importa el escenario o la época, en el fondo el tema siempre ha sido el mismo: la soledad.

Colin Farrel y Kirsten Dunst en 'La Seducción'

En 'La seducción' Sofia Coppola regresa a la novela de género gótico sureño de Thomas P. Cultivan 'A painted Devil'. Esta novela ya fue llevada al cine en 'El seductor', con Don Siegel tras las cámaras y Clint Eastwood delante de ellas, pero aún partiendo del mismo argumento las diferencias son notables y no estamos en ningún caso ante un remake. Coppola revisita la novela para crear su propia visión de la historia, situando el punto de vista exclusivamente en la mirada femenina para centrarse con mayor detenimiento en la compleja dinámica sexual y de poder que late en sus páginas.

Ambas películas transcurren en un colegio femenino del sur de Estados Unidos, un lugar en decadencia donde alumnas y profesoras viven recluidas y aisladas en plena Guerra Civil norteamericana. Cuando un soldado yanqui malherido es rescatado por una de las niñas, la estabilidad del colegio y las relaciones entre las mujeres comenzarán a complicarse debido al miedo y los celos que genera su presencia.

Eliminando las subtramas sobre incesto y esclavitud como declaración de intenciones, la directora de 'The Bling Ring' reduce la historia a su esencia y limpia la película de un ruido de que no aporta tanto como rellena. El cambio de título, al menos en su versión española, reafirma hacia donde se dirige su adaptación. Si en 1971 teníamos claro quién era el seductor y quienes las víctimas, en la película de Sofia Coppola la dinámica del ratón y el gato se diluye en un juego psicológico de tentaciones y engaños.

Fotograma de 'La Seducción'

Aunque no se aleja de su estilo personal, con 'La Seducción' Sofia Coppola ha dado definitivamente un paso fuera de su zona de confort. Seguiremos encontrando su ritmo estático, casi tedioso, en el que música, silencio e imágenes son un todo indivisible y donde la sensación de abandono, melancolía y nostalgia son más que nunca el motor de la historia. Sin embargo, una emoción nueva entra en juego: la tensión, la incertidumbre de no saber si confiar en lo que se desea y el miedo a lo imprevisto.

La película parece discurrir en la quietud estética y argumental, pero cuando el juego de la seducción termina se reconvierte en una propuesta turbia y dramática, con una estilizada violencia explícita nunca vista antes en la filmografía de Coppola y que pese a resultar terrible no pierde por ello su sutileza.

Un nuevo género por explorar

Nicole Kidman en 'La Seducción'

En la versión de Siegel, y mediante flashbacks, se nos presentaba a un protagonista mucho más manipulador, violento y pícaro que en la actual, donde las intenciones y auténtica naturaleza del Cabo McBurney de Colin Farrell no quedan claras hasta después de cierto giro dramático. Para el espectador el soldado nunca se queda solo y unicamente le vemos a través de los ojos de una de las mujeres de la casa, no sabemos lo que hace en esa habitación, no sabemos lo que piensa, no sabemos nada que ellas no sepan. Coppola da a la cámara una mirada femenina con la que construye toda la tensión contenida de un thriller psicológico envuelto en una atmósfera asfixiante. Los tabúes, la pasión y los deseos de libertad terminaran dinamitando la sororidad tan difícil de construir en un mundo de rivalidad contenida donde todas aspiran al mismo premio.

Elle Fanning en 'La Seducción'

Además de contar por primera vez con Farrell y Nicole Kidman, Sofia Coppola repite con dos caras conocidas. Si en 'Somewhere' Elle Fanning representaba la inocencia y casi la pureza, en 'La Seducción' le ha reservado el papel de la tentación y la provocación. Con Kirsten Dunst ha repetido una jugada similar en su tercera colaboración juntas, no hay en la casta Edwina ni rastro de la atrevida Marie Antoinette o la misteriosa Lux Lisbon. Un duelo interpretativo que no necesita palabras y palpita con especial intensidad durante las tres cenas que comparten. Una mirada, un gesto o un vestido establecen la jerarquía de poder que está por encima de la edad o el género. Colin Farrell da con la dosis exacta de encanto y descaro para conquistar a toda la mansión, pero destaca, como no podía ser de otra manera en SU año, una Nicole Kidman llena de secretos que solo se intuyen y una fuerza reprimida que desborda la pantalla.

La fuerza visual de la dirección está reforzada por la fotografía de tonos cálidos de Philippe Le Sourd. Juntos crean una propuesta arrebatadora y siniestra con una cadencia in crescendo que te arrastra a una suerte de casa de muñecas en la húmeda Virginia. El espectador que, como el soldado, se adentre en ella dando por sentado la fragilidad y la candidez de sus anfitrionas (y su directora) se sorprenderá con este cuento de hadas macabro que Coppola firma con un fascinante ejercicio de estilo.

Nota: 8

Lo mejor: La sobriedad de su dirección y el trabajo de sus actores.

Lo peor: Busca ser tan elegante e íntima que no logra transmitir la palpitante sensualidad de su predecesora.