Movimientos como #MeToo y Time's Up, centrados en destapar la lacra de los abusos sexuales que lleva décadas instaurada en Hollywood (como ejemplo del resto de industrias), están siendo una constante fuente de debate en las redes sociales. No todos los casos son tan claros como el de Harvey Weinstein, acusado por un centenar de mujeres de haber abusado de su poder con fines sexuales durante décadas. Otros episodios son más complejos, y están suscitando discusiones sobre conceptos como el consentimiento.
La última acusación, contra Aziz Ansari, el actor, humorista y creador de la serie de Netflix 'Master of None', ha sido uno de estos casos. Una fotógrafa neoyorquina contó que tuvo una cita muy incómoda con Ansari, que culminó en un avance sexual no deseado por su parte. "Tuve una cita con Aziz Ansari. Se convirtió en la peor noche de mi vida", se titulaba el testimonio en la web Babe, en el que compartía detalles como el siguiente: "No dejaba de poner sus dedos en forma de V y metérmelos en la boca, en mi garganta, para humedecer sus dedos, porque justo cuando clavaba sus dedos en mi garganta iba directo a mi vagina e intentaba meterlos allí".
Según cuenta la web, un intercambio de mensajes de texto posterior demuestra que la fotógrafa, anónima, le comunicó a Ansari que se había sentido violada. El actor le pidió perdón. Y ahora ha extendido su disculpa en un comunicado, en el que admite los hechos, eso sí, asegurando que él sintió la actividad sexual como algo "completamente consentido".
"Es verdad que todo me pareció normal, y cuando oí que no fue así para ella, me sorprendí y preocupé. Me tomé sus palabras en serio y respondí en privado después de tomar el tiempo para procesar lo que había dicho". El comunicado concluye con una observación más general: "Sigo apoyando el movimiento que está pasando en nuestra cultura. Es necesario y hacía falta desde hace tiempo".
Una conversación necesaria
Probablemente los medios estemos tratando este tema muy a la ligera. Desde que surgieran las primeras acusaciones contra Weinstein en el artículo del New York Times en octubre, los medios de cine y también los generalistas llevamos hablando a diario de abusos sexuales, acoso y agresiones de diversa gravedad. Desde emboscadas en la intimidad hasta violaciones puras y duras, mujeres y hombres han aportado testimonios reveladores durante meses. Pero, como decía Dylan Farrow, la hija adoptiva de Woody Allen, en un artículo reciente, cada historia tiene a una persona detrás.
A un fan de Louis C. K. o de Aziz Ansari, que llevan años haciendo humor inteligente y, sí, feminista, puede costarle trabajo asociar la imagen de esas personas del mundo del entretenimiento con las de un hombre que se masturba delante de mujeres sin avisar o uno que no sabe leer las señales de una cita que no quiere tener sexo con él.
Además, no todas las situaciones son iguales, en cuanto a cómo afectan a sus víctimas o la gravedad de la agresión en sí. Más allá de rápidos juicios, fáciles de emitir en las redes sociales, debemos preguntarnos qué es lo que lleva a un hombre a tener una percepción de la realidad tan distorsionada. ¿Cuántas mujeres se sentirán con frecuencia como la cita de Ansari? ¿Por qué no se ha hablado de esto hasta ahora? Acabe como acabe esta ola de testimonios, que cada día salpica a más gente, el resultado será de alguna manera positivo, tanto para las mujeres como para los hombres del futuro.
