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CRÍTICA

'Amor a segunda vista': Amar a una perfecta desconocida

Crítica de la nueva película del cineasta francés Hugo Gélin 'Amor a segunda vista', protagonizada por François Civil y Josephine Japy.

Por Andrea Fuentes Ortuño 9 de Agosto 2019 | 10:44

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Nunca viene mal tener en la cartelera veraniega una opción de comedia romántica que, sin ser pretenciosa ni dedicarse a reinventar este más que sobreexplotado género, te mantenga con la atención puesta en todo momento. Eso es lo que ocurre con 'Amor a segunda vista' de Hugo Gélin.

Tras el más que considerable éxito de su ópera prima ('Mañana empieza todo' protagonizada por Omar Sy), Gélin se embarca en un romance millennial con tintes de ciencia ficción que se recibe como un soplo de aire frío en plena ola de calor. La historia se centra en Raphaël (François Civil) y en Olivia (Joséphine Japy), una pareja que tras una secuencia inicial que nos cuenta la historia de su romance como si se tratara del comienzo de 'Up' de Pixar, nos da la información suficiente para justificar su trama principal.

Amor a segunda vista

Él es un escritor de novelas para jóvenes adultos de éxito, de gran fama mundial y aclamado por la crítica mientras ella, virtuosa pianista, intenta encontrar su hueco en el competitivo mundo de la música. La película, intimista y dolorosamente acertada, profundiza en cómo las cosas fuera del alcance de los protagonistas pueden hacer tambalear los cimientos de su relación. De esa frustración, Raphaël decide finalizar la última entrega de su saga matando al personaje femenino inspirado en su chica. Al día siguiente, ya no hay rastro de Olivia en su vida.

Amar a una desconocida

A partir de ese momento, Raphaël no sólo tiene que lidiar con su nueva realidad en la que es un profesor de literatura en un instituto, mujeriego y cuya pasión es jugar al ping pong en torneos regionales con su mejor amigo, sino que tiene que buscar la manera de reconquistar al amor de su vida, convertida ahora en una mundialmente famosa pianista completamente inaccesible.

Aunque el género fantástico lo encontramos no sólo en la premisa principal sino en los intentos que se le ocurren al protagonista para intentar ganarse la confianza y el amor de Olivia, cada intento y cada fallo que comete, tal y como le pudo ocurrir a Bill Murray en su Día de la Marmota particular, será una oportunidad única para reflexionar sobre el amor, las segundas oportunidades, el respeto y la fragilidad de las relaciones si no se cuidan.

Amor a segunda vista

La química entre los dos protagonistas es innegable, de ahí a que sea muchísimo más interesante ver cómo evoluciona su historia. Civil, por su parte, no sólo acumula el peso sobre sus hombros al ser el protagonista absoluto sino que, de manera completamente imprevista, se convierte también en el alivio cómico de la cinta. Un rol que recaía, principalmente, en Fèlix (Benjamin Lavernhe), su mejor amigo. Pero sus intervenciones, aunque graciosas al principio, acaban volviéndose incómodas e incluso hasta molestas ya que termina siendo un cliché personificado.

Quizás un título tan poco trabajado y llamativo como 'Amor a segunda vista' sea determinante para que el espectador, ante tanta variedad en la oferta cinematográfica, rechace darle la oportunidad a esta película. 'Mon inconnue' o "Mi desconocida" si lo tradujésemos literal, amplia mucho más su potencial. ¿Cómo se puede poseer algo que no conoces, algo que no recuerdas, algo que no ha existido?

Gélin no da un manual de instrucciones de "Cómo no perder a tu pareja en 10 días/por culpa del frenético ritmo de trabajo/por culpa del egoísmo (que no individualismo) hiriente dentro de una relación" ni mucho menos da la fórmula mágica para que todo vuelva a su ser porque, de nuevo, siento la necesidad de recalcar que el tinte fantástico de la cinta hace que resulte todo muy inverosímil en ciertos momentos de la película. Pero es un ejercicio que, como nos tiene muy bien acostumbrados la comedia romántica francesa, te da tu dosis de "feel good" durante una hora y media a pesar de que no te muestra nada nuevo.

Nota: 6

Lo mejor: su protagonista, François Civil, al que le espera (con suerte) un gran futuro dentro del mundo de la interpretación

Lo peor: falla en la mayor parte del tiempo en la cuestión de comedia romántica.