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CRÍTICA

'El blues de Beale Street': Aquel primer amor en la distancia

Crítica de 'El blues de Beale Street', dirigida y escrita por Barry Jenkins. Protagonizada por Kiki Layne y Stephan James. Ganadora del Globo de Oro a mejor actriz de reparto. Nominada a tres premios Oscar.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 25 de Enero 2019 | 11:15
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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El intelectual, ensayista y escritor James Baldwin dijo que "nadie puede saber lo que va a pasar", puesto que "lo que está sucediendo", está ocurriendo "por primera y única vez". Considerado uno de los grandes escritores estadounidenses del siglo XX, además de activista por los derechos de los afroamericanos y de los homosexuales, al ser parte de ambos colectivos, su obra se ha adaptado poco en el cine.

El blues de Beale Street

Después del éxito de 'Moonlight', Barry Jenkins recupera uno de sus primeros guiones que, afortunadamente, ha podido ver la luz: 'El blues de Beale Street', adaptación de la novela homónima de Baldwin, nominada a tres premios Oscar, candidata a tres premios Independent Spirit y ganadora de un Globo de Oro. No es de extrañar, puesto que se trata de una cuidada y delicada pieza cinematográfica, en la que Jenkins ha mimado cada detalle, logrando transmitir las sensaciones del primer amor, como también de la primera desilusión.

La belleza del descubrimiento, del primer amor

Como hizo con 'Moonlight', Jenkins explora los detalles cotidianos de sus protagonistas, que provienen de una clase social humilde. Evidentemente, la película también aborda la cuestión racial, cuyo alegato ya aparecía en la novela que Baldwin escribió en 1974. Es más, el racismo latente de la sociedad estadounidense se convierte en un protagonista más durante el relato, que el cineasta fragmenta con una narrativa desordenada, como si estuviesen hablando los recuerdos de su protagonista.

El blues de Beale Street

El filme narra sucesos muy dramáticos, que van más allá del romance de sus protagonistas. Jenkins logra crear un relato elegante, bello y sumamente delicado, en el que se recrea en las miradas y sensaciones de sus protagonistas, que transmiten la pasión del primer amor, el deseo del primer encuentro sexual, la desolación de un hecho injusto, la resignación de un sistema desigual y racista. La palabra le otorga el protagonismo a las expresiones de los actores, a la música que les acompaña, al ambiente inhóspito que rodea a pareja de Tish y Fonny.

Exquisita, una joya cinematográfica

Teniendo en cuenta el contexto en el que está ambientada la novela original y que Jenkins ha decidido mantener, es lógico ver un alegato racial fuerte, que podría malinterpretarse al ser considerado "de brocha gorda". No obstante, es el momento histórico en el que se encuentra la obra, un par de años después del Mayo del 68, lo que hace comprensible ese mensaje duro y sin matices, más teniendo en cuenta lo que narra el largometraje.

El blues de Beale Street

Más allá de eso, Jenkins firma una obra muy delicada que lo hace sucesor del cine de Todd Haynes o Wong Kar Wai, hay momentos que evocan a 'Lejos del cielo', 'Carol' o 'Deseando amar'. El destino de su pareja protagonista recuerda al de los amantes de clásicos como 'Love Story' o 'Los paraguas de Cherburgo', víctimas de una realidad social injusta que les abocan a vivir bajo la resignación de una realidad hostil. Mención más que especial para esa dupla de actores, maravillosos KiKi Layen y Stephan James, protagonistas de un amor al que es imposible no entregarse. Aunque Regina King sea la que se esté llevando todos los méritos, muy justamente, toca decirlo, son ellos los que tienen todo el peso de la trama, especialmente Layne, cuya fuerza interior es excepcional.

Sin duda, 'El blues de Beale Street' es la continuación de una carrera que promete seguir otorgando auténtica joyas delicadas del séptimo arte. Barry Jenkins se mantiene fiel a su espíritu, con una obra a la altura de la fabulosa 'Moonlight'. Magnífico relato de sensaciones y sentimientos.

Nota: 9

Lo mejor: La capacidad de Jenkins de crear escenas que entremezclan belleza, drama y romance.

Lo peor: Su ritmo y estilo narrativo confundirá al público.