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'Buena suerte, Leo Grande': Dejar sentir la concupiscencia

Crítica de 'Buena suerte, Leo Grande', dirigida por Sophie Hyde y escrita por Katy Brand. Protagonizada por Emma Thompson y Daryl McCormack.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 2 de Septiembre 2022 | 08:45
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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'Buena suerte, Leo Grande': Dejar sentir la concupiscencia

La australiana Sophie Hyde se mete entre sábanas para narrar su tercer largometraje. Después de las estupendas '52 martes' y 'Amistades salvajes', la cineasta se adentra en dos temas delicados, la sexualidad femenina y la prostitución masculina, en 'Buena suerte, Leo Grande', que llega a salas comerciales y también a plataformas digitales tras su buena acogida en los Festivales de Sundance y Berlín, y en la que la realizadora encierra a Emma Thompson y Daryl McCormack en una habitación en la que el sexo será la puerta para una serie de conversaciones que convierten al filme en una comedia dramática mucho más profunda de lo que aparenta a simple vista.

La ganadora del Oscar por 'Regreso a Howards End' y 'Sentido y sensibilidad' se mete en la piel de Nancy Stokes, una profesora de religión jubilada que decide contratar los servicios sexuales de un escort, que responde al nombre de Leo Grande, para sentir un deseo que ha llevado mucho tiempo guardado, al haber estado casada más de 30 años con un marido que nunca supo satisfacerla sexualmente. Una premisa que hubiera podido dar para una comedia mucho más convencional que, de forma similar, hubiera roto varios clichés que el filme de Hyde también derrumba, pero de una manera completamente diferente y añadiendo capas de complejidad que enriquecen a la historia.

Buena suerte, Leo Grande

Hyde, quien dirige un guion escrito por Katy Brand, divide el filme en jornadas, de manera similar a '52 martes', su aclamada ópera prima por la que se llevó el premio a la mejor dirección de la sección World Cinema del Festival de Sundance. Esto permite explorar la evolución de los personajes de manera elíptica, de forma que tiene lógica que, con cada nuevo encuentro, las confesiones y las escenas vayan a más. Es interesante cómo la primera cita resulta de lo más reveladora respecto a Nancy, mujer llena de culpa que comete el paradójico acto de pagar por servicios sexuales y preocuparse de que el escort no forme parte de una red de trata.

Poco a poco, las capas se van quitando, pero gracias a unos afilados y certeros diálogos, el misterio se mete de lleno entre ambos. Es evidente que ninguno ha utilizado su nombre real y queda la duda de cuánto de verdad hay en estas confesiones, especialmente en el caso del gigoló. Pero no hay que quedarse con la forma, sino con el fondo, con el que Hyde retrata la represión sexual de la que ha sido (y es) la mujer. El que la protagonista sea una mujer jubilada y viuda permite ver cómo los códigos sociales más arcaicos continúan establecidos y la brecha generacional que existe entre las diferentes edades de las féminas. En un momento del filme, Nancy recuerda que no era lo mismo ser mujer en una gran ciudad como Londres que en un pueblo donde todo el mundo se conoce, lo que amplía las posibles desigualdades.

Buena suerte, Leo Grande

Emma Thompson está magnífica y Daryl McCormack es el gran descubrimiento

Debate profundo que Hyde deja en forma de pinceladas y que invita a que 'Buena suerte, Leo Grande' sea uno de esos largometrajes que incita a la conversión posterior a su visionado. Puesto que no es solo en lo referente a la represión sexual de la mujer, el filme va mucho más allá, a la hora de tocar tabúes incómodos, referentes a cómo los cánones estéticos crean una ambivalencia con el propio cuerpo y cómo esto ha sido históricamente más remarcado en el sexo femenino. A ello se suma el halo de intriga que despierta el gigoló, cuyo trasfondo no queda del todo claro, dejando al público dirimir de cuánto hay de verdad en sus palabras y cuánto hay de camelo y seducción.

Esas confesiones, que atrapan por la complejidad que van tomando en cada nueva cita, están dos actores en estado de gracia. Primero toca mencionar a Daryl McCormack, quien sabe transmitir la extraña sensación de veteranía para un personaje joven pero con demasiada carrera a sus espaldas. Más allá de una belleza deslumbrante, con unos ojos felinos que derriten con la mirada, el actor defiende un papel que juega constantemente a la evasión, poniendo frente al espejo la cara más seductora pero también más incómoda de la fantasía. Sin duda, esta joven promesa, quien ya destacó en 'Peaky Blinders' y en 'Pixie', apunta seguir los pasos de Ismael Cruz Córdova o Rami Malek.

Buena suerte, Leo Grande

McCormack tiene el gran desafío de estar a la altura de una grande. Emma Thompson ofrece una interpretación magistral. La actriz ofrece uno de los mejores papeles de su reciente filmografía. Es formidable ver protagonistas de la edad de la actriz de 'Lo que queda del día'. Hyde recuerda la importancia de ver más relatos protagonizados por personajes femeninos de cierta edad, al poner en el centro la realidad de la mujer que superado la sesentena. Todo con un toque entre dramático y humorístico, rodando el filme de forma íntima, pero con cierta distancia, permitiendo así respirar tanto a los protagonistas como al público.

Con guiños a 'El graduado', uno tremendamente explícito, 'Buena suerte, Leo Grande' es la respuesta femenina y realista de ese estupendo cuento que fue 'Pretty Woman'. Una historia con un toque optimista, que, más allá de hablar de sexo, recuerda la importancia de sentir la propia autonomía y el saber dejar marchar. Un nuevo triunfo cinematográfico de Hyde, quien continúa posicionándose como una de las voces más interesantes del cine australiano actual.

Nota: 8

Lo mejor: Las escenas finales. Ver a Emma Thompson en estado de gracia con un papel protagónico.

Lo peor: Peca de cierta mirada naíf respecto a la prostitución que, aunque sea masculina, no deja de ser pagar por servicios sexuales.

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