å

CRÍTICA

'Comportarse como adultos': La farsa de la política según Varoufakis y Costa-Gavras

Una sátira de la crisis griega en una película un poco mentirosilla, ¿pero qué hay más falso que la política?

Por Guillermo Hormigo López 18 de Octubre 2019 | 09:45

Comparte:

¡Comenta!

En el año 2015, los ojos del mundo estaban puestos en la batalla entre las instituciones europeas, con la Troika a la cabeza, y la Grecia del recién elegido primer ministro Alexis Tsipras. El líder de la coalición de izquierdas SYRIZA llegó a la presidencia del país heleno con un claro objetivo: acabar con las políticas de autoridad que tanto ahogaban a los griegos. Para la nada sencilla tarea de negociar con Europa, Tsipras designó a un hombre extravagante, inteligente y por encima de todo firme en sus convicciones: Yanis Varoufakis. Cuatro años, un referéndum y unas elecciones después, parece claro que en Grecia Goliath aplastó a David.

El Alexis Tsipras de 'Comportarse como adultos'

Con su última película, el veterano y reivindicativo cineasta Costa-Gavras se ha propuesto realizar una cronología de este momento clave en la reciente historia de su país de origen. 'Comportarse como adultos' adapta el libro del propio Varoufakis, un punto de vista que la cinta nunca tiene intención de ocultar. El director de 'Missing (Desaparecido)' dispone su mirada en paralelo a la del exministro de finanzas griego, interpretado por Christos Loulis con convicción aunque sin el carisma del original. Vemos todo a través de sus ojos y la película se esfuerza en que nos inclinemos por su postura, aunque eso no significa que haya ciertos claroscuros en tan controvertida persona/personaje.

Hay que reconocer eso sí que, por mucha pasión que despierten cintas tan cargadas de ira e idealismo como 'Z', la sutileza nunca ha sido una de las grandes cualidades de Costa-Gavras. 'Comportarse como adultos' es una película clara como el agua en su mensaje. Se trata de un filme plano desde un punto discursivo y, lo que es peor aún, también en lo visual.

Las ajetreadas instituciones europeas según 'Comportarse como adultos'

Poco queda del arrollador montaje del que hace gala la primera mitad de la filmografía del cineasta franco-griego, plagado de ideas visuales cargadas de fuerza. Aquí la puesta en escena es mucho más formulaica. Las escasas fugas en las que aparecen recursos formales diferenciadores, como cierta escena en la que una serie de datos comienzan a revolotear en una sala, resultan finalmente más desconcertantes que estimulantes ante la falta de cohesión con el resto del metraje.

¿Y si la política es 'Gran Hermano' y Varoufakis Mercedes Milá?

Lo que Costa-Gavras mantiene con respecto a gran parte de su obra es el objetivo de construir un potente drama satírico a partir de un polémico punto de partida. De hecho, el poco cuidado en el apartado visual puede encontrar aquí una explicación. Quizá la televisiva realización y unos escenarios no demasiado elaborados que huelen a cartón piedra tienen un por qué. Un interés por potenciar el aroma a reality show, a farsa retransmitida (y manipulada) en directo, que desprendieron las negociaciones del gobierno griego con la Troika, impasible en su postulado inicial: las únicas opciones de Grecia eran austeridad o abandono del euro.

Porque es innegable que 'Comportarse como adultos' es un torpedo dirigido hacia las instituciones del viejo continente, desde la férrea aspereza de la Alemania de Merkel hasta la ambigua hipocresía de la Francia de Hollande, pasando por la total falta de principios británica. Tampoco se libra el gobierno de SYRIZA, en el que la ingenuidad y la falta de experiencia hacen mella.

'Comportarse como adultos' también retrata la división en el gobierno griego

Algo que se va haciendo cada vez más flagrante en el caso de Tsipras. El exprimer ministro va traicionando sus principios hasta desoír el mandato que el pueblo griego le transmitió en el referéndum que él mismo convocó. En lugar de seguir negociando una reestructuración de la deuda, Tsipras acabó aceptando las condiciones de la Troika. Un baile de máscaras, de ideas, de tentaciones y de poderes que Costa-Gavras pone en imágenes a través de una secuencia final primero desconcertante, pero finalmente coherente por estúpida que pueda parecer. No en vano, igual de estúpido es el juego de la política, en el que Varoufakis (harto de perder) se rindió al presentar su dimisión. Sería spoiler si no fuese real.

Nota: 6

Lo mejor: El compromiso político de su director, que toma forma en la denuncia sobre la falta de escrúpulos en las altas esferas de poder.

Lo peor: Una estética plana y poco cuidada que resta empaque al conjunto aunque fuese buscada.

Rostros