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CRÍTICA

'Crock of Gold: Bebiendo con Shane MacGowan': Otra ronda

Crítica de 'Crock of Gold: Bebiendo con Shane MacGowan', dirigido por Julien Temple y producido por Johnny Depp. Un repaso a la vida y obra del exlíder de The Pogues.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 16 de Abril 2021 | 10:00
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Considerado uno de los grandes documentalistas del mundo de la música, Julien Temple se ha adentrado en las vidas de Wilko Johnson, Joe Strummer, los Sex Pistols, Paul Weller o Keith Richards; ahora el director realiza un auténtico descenso a los infiernos, al realizar un filme sobre Shane MacGowan, exlíder de The Pogues, uno de los máximos exponentes del celtic punk y también uno de los ejemplos más claros sobre la fugacidad de la fama, la importancia del legado más allá del éxito y cómo un talento acaba consumido en una relación ambivalente con las drogas y el alcohol.

Crock of Gold

Producido por Johnny Depp, 'Crock of Gold: Bebiendo con Shane MacGowan' es un ejercicio de honestidad del músico, el cual no tiene pelos en la lengua para conversar a cara descubierta sobre lo que fue e hizo y sobre lo que es ahora. Tal y como es el propio MacGowan, Temple realiza un documental igual de caótico, en el que salta de recuerdos de la infancia a anécdotas de juventud, a confesiones sobre cómo digirió el éxito hacia otras vivencias en las que habla de discriminación, de política, de música.

Y todo con una copa siempre al lado. Lo interesante, es que, en medio de ese caos, de ese maremágnum de elementos, está uno de los mejores documentales de Temple, uno de los más entregados y que más pasión transmite y eso que se habla de un cineasta que ya demostró ser uno de los mejores del género con 'La mugre y la furia' y 'Joe Strummer: Vida y muerte de un cantante'. Temple rinde tributo a la imagen del rockero malogrado, del poeta consumido por sus propios demonios, del adicto envuelto en un círculo vicioso. Lo hace sin prejuicios preestablecidos, dejando que MacGowan y su entorno narren su propia historia.

Crock of Gold

Un retrato personal y visceral del cantante que revolucionó la música irlandesa

En medio, Temple crea un largometraje muy creativo, en el que combina las clásicas declaraciones a cámara con secuencias de animación, material de archivo de concierto, fragmentos de películas que ayuden a explicar el contexto histórico y conversaciones en las que parece que la cámara no está. Puede verse a MacGowan hablar con el exlíder del Sinn Féin, Gerry Adams; con el músico Bobby Gillespie, fundador de Primal Scream, o con el propio Johnny Depp, que es también amigo del artista.

'Crock of Gold' es la crónica de un ocaso, como también un homenaje a uno de los renovadores de la música irlandesa. Política, melómana, canalla, visceral, es un viaje cinematográfico de LSD, que cautivará a los más profanos y que será un título imprescindible para los seguidores de MacGowan. Un nuevo exponente de que también el documental musical tiene una mirada cinematográfica que va más allá del homenaje y el tributo y que esconde un lenguaje audiovisual rico e innovador.

Nota: 8

Lo mejor: Poder ver, en vida, el auge y ocaso de una estrella del rock. La honestidad dura de MacGowan, tan inusual como fascinante.

Lo peor: Es más difícil de entrar para aquellos que no conozcan la obra del músico.

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