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CRÍTICA

'Cuestión de sangre': Presunta culpable

Crítica de 'Cuestión de sangre', dirigida por Tom McCarthy y escrita por McCarthy, Thomas Bidegain, Noé Debré y Marcus Hinchey. Con Matt Damon, Camille Cottin y Abigail Breslin. Selección Oficial Cannes 2021.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 13 de Agosto 2021 | 09:23
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Seis años después de 'Spotlight' y después de una temporada en televisión con la miniserie 'La voz más alta' y la cinta para Disney+ 'Desastre y Total: Agencia de detectives nº1', Tom McCarthy regresa a la gran pantalla con 'Cuestión de sangre', un thriller judicial con tintes de drama social y película romántica que está inspirado libremente en el caso de Amanda Knox y que compitió en Selección Oficial en la 74ª edición del Festival de Cannes.

Cuestión de sangre

Con 'Spotlight', McCarthy sacó su vena más periodística, al realizar un largometraje centrado únicamente en la labor de investigación y verificación de fuentes, así como un homenaje a lo que eran las ciencias de la información antes de la era digital y su consecuente depreciación. Para 'Cuestión de sangre', McCarthy tiene un dilema interno: quiere ser muchas cosas. Entre ellas, un thriller judicial que busca dejar en evidencia los recovecos del sistema judicial francés, planteando serias dudas sobre la culpabilidad de Allison Baker, joven estadounidense interpretada por Abigail Breslin y que está condenada por haber matado a su novia, Lina, francesa de origen árabe en un "crimen pasional".

McCarthy, quien había alabado al periodismo, lo deja en evidencia de manera sutil con un caso en el que se muestra, también de forma elíptica, la homofobia y el machismo de la sociedad a la hora de tratar el caso. No obstante, 'Cuestión de sangre' no se enfoca solamente en el proceso judicial, que busca reabrirse con la aparición de nuevas pruebas. Es ahí donde el director, quien firma el guion junto con Thomas Bidegain, Noé Debré y Marcus Hinchey, busca explorar el drama social de forma poliédrica, con Matt Damon como principal sostén de este enfoque.

Cuestión de sangre

Damon es el padre que busca demostrar la inocencia de su hija, pero también representa aquel prejuicio de la zona profunda de los Estados Unidos, al ser lo que, despectivamente, se llama un "redneck", un marginado social, de aquellos olvidados por los políticos y carne del populismo con forma de Donald Trump, aquella sociedad que Ron Howard expuso en 'Hillbilly, una elegía rural'. El cineasta busca hacer una contraposición entre esta realidad y las clases sociales más bajas de la sociedad francesa, con Marsella como peligrosa olla a presión donde la convivencia multicultural es muy complicada y el populismo también campa a sus anchas.

Thriller judicial, drama social y filme romántico. McCarthy busca tocar demasiados temas

Y es ahí donde el filme termina perdiéndose. McCarthy se toma demasiado en serio, tanto que busca abarcar los máximos temas posibles, como si sintiese la obligación moral de realizarlo. Lo que hubiera podido ser una sublime respuesta estadounidense a la magnífica 'La chica del brazalete', título estrenado a inicios de este 2021 en salas españolas y que ya expuso una temática judicial similar, termina siendo un popurrí de buenas ideas que se quedan a medio gas por una narración excesivamente pausada y una sensación de que 'irse por las ramas'. Tampoco ayuda que, en un momento, el filme termine siendo un drama romántico, olvidando su tema central y remarcando esa sensación de dispersión.

Cuestión de sangre

Cierto es que Matt Damon está maravilloso. El actor dignifica el retrato del estadounidense de la América profunda, sabe mostrar falta de madurez emocional y gestión de sentimientos, consigue que se le comprenda a pesar de su actitud errática. En cierta manera, se transforma en Josh Brolin, en una especie de mirada vulnerable al mito del héroe norteamericano clásico de las cintas de Hollywood. A su lado, también destaca Abigail Breslin, la cual necesitaba más minutos en pantalla, como le sucede a Camille Cottin. La actriz de 'Call My Agent' debuta en Hollywood en casa, con un filme que, pese que busca huir del cliché, acaba cayendo en él. Eso sí, la relación entre Bill Baker, el personaje de Damon, y la hija de Cottin en la ficción, interpretada por Lilou Siauvaud, es uno de los puntos fuertes de la cinta.

Hay un refrán que dice que "menos es más", algo que le hubiera servido a McCarthy para ofrecer un largometraje más robusto en su trama, que justificase sus dos horas y 20 minutos. Aunque gracias a la interpretación de sus actores -muy especialmente Damon-, el filme salva los muebles, no evita que surja la pregunta de cómo hubiera sido un largometraje más centrado en su premisa inicial, lo que hace que el resultado final no sea óptimo, desafortunadamente.

Nota: 6

Lo mejor: La entregada interpretación de Matt Damon y su química con Lilou Siauvaud, todo un descubrimiento.

Lo peor: Excesivo metraje, narración lenta y, lo peor, busca tocar demasiados temas y no consigue que ninguno destaque.