å

CRÍTICA

'El pacto': Belén Rueda desciende a los infiernos en su nuevo thriller de terror

La opera prima de David Victori utiliza el terror para hablarnos sobre la pérdida y la necesidad de aceptar el destino.

Pedro J. García
Por Pedro J. García Más 17 de Agosto 2018 | 09:45
Redactor y crítico pop. Me apasiona la animación y veo series por encima de mis posibilidades.

Comparte:

¡Comenta!

Después de una fructífera temporada en la ficción televisiva, Belén Rueda protagonizó 'El orfanato' en 2007. Desde entonces, la actriz y ex presentadora ha encadenado un éxito detrás de otro en la gran pantalla, convirtiéndose en una de las estrellas más taquilleras del panorama nacional. Con su nueva película, 'El pacto', Rueda realiza otra incursión en el género que tantas alegrías (y sustos) le ha dado: el terror.

Belén Rueda en 'El pacto'

'El pacto' supone el debut en el largometraje de David Victori, joven realizador catalán que ganó el certamen de cortos de YouTube en 2012, lo que le llevó a trabajar con Ridley Scott y Michael Fassbender en su siguiente trabajo de formato breve, 'Zero'. Con estas inmejorables credenciales, Victori se embarcó en la producción de su opera prima, un proyecto muy personal (parte de una idea que tuvo su padre tras la muerte de su hija, la hermana del director) para el que, según sus palabras, se ha asegurado de encontrar al equipo perfecto y el momento adecuado.

¿A qué estarías dispuesto para salvar la vida de tus seres queridos?

La historia de 'El pacto' puede resultar familiar, sobre todo si hemos visto mucho cine de suspense y terror. La película narra la pesadilla de Mónica (Rueda), una abogada defensora divorciada cuya hija adolescente, Clara (Mireia Oriol), sufre una enfermedad que le impide llevar su vida con normalidad. Su protectora madre anda siempre preocupada por ella, hasta que un día se cumple su peor pesadilla: la chica desaparece en extrañas circunstancias y más tarde es encontrada inconsciente.

Con Clara sumida en un coma del que los médicos creen que no despertará, Mónica se niega a aceptar la pérdida de su hija, por lo que en un momento de desesperación participa en un oscuro ritual en el que un hombre misterioso le propone un pacto. Mónica acepta, y al día siguiente, su hija despierta milagrosamente. Sin embargo, el precio que su madre deberá pagar es mucho más caro de lo que creía: una vida por otra.

El ritual

El pacto con el diablo es es un tema recurrente en los relatos de terror sobrenatural, y por tanto, la trama de 'El pacto' puede sonar a déjà vu, así como su desarrollo, que remite, salvando las distancias, a cintas como 'Destino final' o la reciente (y muy inferior) 'Siete deseos', en los que la propia muerte se configura como un personaje, en el caso que nos ocupa un ente abstracto que convierte a la protagonista en su emisaria, muy a su pesar.

Una película bien hecha, pero no tan bien contada

Al igual que otros títulos recientes, como 'Verónica', 'El pacto' no es solo una cinta de miedo y sobresaltos, sino también un pretexto para explorar temas más profundos. La película es en el fondo una reflexión sobre la pérdida, sobre la imposibilidad de alterar el curso del destino, y la necesidad de aceptar que, tarde o temprano, tenemos que decir adiós a nuestros seres queridos. Este aspecto del film, que puede evocar al cine de Juan Antonio Bayona ('Un monstruo viene a verme', o la propia 'El orfanato'), es más exitoso que sus elementos de intriga y terror, ya que, como hemos visto, la historia no ofrece nada realmente original con respecto a otras propuestas similares del género.

Mireia Oriol en 'El pacto'

Aun así, salta a la vista que la película ha sido realizada con cariño y dedicación. Se puede ver en la cuidada factura y los valores de producción, que nos dejan un trabajo visualmente interesante, lleno de detalles y con escenas de acción muy bien ejecutadas que confirman a un realizador más que competente. En el apartado interpretativo también cumple, sobre todo gracias a una Belén Rueda como siempre convincente y al acertado contrapunto que supone Dario Grandinetti, con el que saca a flote las escenas más inverosímiles. El problema es que el guion no está a la altura de las circunstancias, y todos estos elementos acaban diluyéndose en lo convencional de la historia y sus abundantes agujeros argumentales.

Nota: 6

Lo peor: La inexplicable peluca de Belén Rueda. ¿De verdad era imprescindible que la llevase?

Lo mejor: El notable acabado técnico y los interesantes motivos visuales que recorren toda la película (en especial la araña y su telaraña).