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CRÍTICA

'Escape Room 2: Mueres por salir': Juegos salvajes

Crítica de 'Escape Room 2: Mueres por salir'. En cines a partir del 13 de agosto.

Por Javier Parra González 13 de Agosto 2021 | 09:00

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La existencia de los escape rooms pertenece de forma intrínseca al siglo XXI, razón de más para que películas como 'Escape Room' de 2019 y la secuela que ahora nos concierne, 'Escape Room 2: Mueres por salir', establezcan un lenguaje que pretende hablarle directamente a una generación que ha asentado sus referentes en la cultura popular del nuevo milenio.

Escape Room 2

Pese a que el cine de terror y sus derivados lleven años teniendo los ochenta como la década de oro en la que poder reflejarse y explotar sus tópicos (ya sea mediante la constante repetición o a través del homenaje), hay que entender las propuestas de Adam Robitel como meros divertimentos que derivan del concepto del espectáculo de la muerte, algo explotado hasta la saciedad por las sagas contemporáneas de 'Destino final' y 'Saw'.

Por lo tanto, y pese a que podamos encontrar cierto preludio de estas en títulos que nos transportan al siglo pasado como 'Cube', la esencia de 'Escape Room' es mucho más cercana a ese espíritu festivo que nos muestra a adolescentes muertos de las formas más rocambolescas, que a la esencia del terror psicológico de Vincenzo Natali. Si cruzamos la puerta y somos partícipes del juego que nos ofrece, el camino a seguir seguramente será de lo más satisfactorio.

Escape Room 2

Tal y como indica su título original, 'Escape Room: Tournament of Champions' viene a ser una competición elevada de aquello que vimos en la entrega anterior, en la que varios supervivientes de otros escape rooms serán obligados a luchar por su vida, otra vez. Taylor Russell y Logan Davis vuelven como Zoey y Ben reclutados (muy a su pesar) por Minos, la maquiavélica entidad que opera en todo el mundo ofreciendo el espectáculo de la muerte en vivo a través de la retransmisión de complejas y mortales habitaciones.

En la anterior entrega, ya quedaba claro que su esencia iba a estar en la espectacularidad de las salas mortales que nos presentaban, siendo el espectador quien deba hacer el ejercicio de dejar a un lado toda incredulidad para dejarse llevar por lo físicamente imposible, loquísimas teorías de la conspiración y toda una serie de juegos al servicio de set pieces de muerte elaboradas cual atracciones de feria.

Escape Room 2

Como buena secuela, Robitel (que tras haber dirigido 'Insidious: La última llave' ya conoce de buena mano el universo y la dinámica de las continuaciones) es el maestro de ceremonias en este Teatro del Grand Guignol 3.0, como si se tratase de una reformulación de 'Battle Royale' para la generación z, y ante la que hay que despojarse de los prejuicios de una trama y mecánicas que bien podrían formar parte de un título de ciencia ficción.

Además de recuperar ese espíritu de 'Destino final', 'Escape Room 2: Mueres por salir' se suma a la nueva hornada de cine de terror adolescente que, queramos o no, podrá servir como rito de iniciación al género para los más jóvenes. Aunque también funcione como genuino divertimento ante el que caerán rendidos los amantes de los escape rooms y de un tipo de terror desenfadado en la línea de 'Siete deseos', 'Verdad o reto' o infinidad de híbridos entre torture porn y horror psicológico que sigue explotando, de forma eficaz, la premisa de varios personajes que no se conocen y que deben luchar por sobrevivir.

Nota: 6

Lo mejor: Dejarse llevar y disfrutarla como si estuvieses participando en el juego.

Lo peor: Si no eres capaz de entrar en su juego, puedes morir de aburrimiento.