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CRÍTICA

'Kin' convierte una premisa de ciencia ficción prometedora en un drama familiar superficial

La vida de Eli, un adolescente tímido y solitario de Detroit, cambia el día que un arma futurista de rayos láser llega a sus manos.

Por Marina Vázquez Fernández 14 de Junio 2019 | 10:47

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Lo mínimo que se puede esperar de una película que mezcla extraterrestres con cascos al estilo Daft Punk conduciendo motos a velocidad supersónica, un arma futurista de rayos láser en manos de un niño y la mano de los productores de 'Stranger Things' detrás, es que sea entretenida. Sin embargo, 'Kin', la ópera prima de Josh y Jonathan Baker, consigue convertir una premisa muy prometedora en un filme sorprendentemente aburrido.

 Kin

En 2014, los hermanos Baker estrenaron 'Bag Man', un cortometraje sobre el viaje introspectivo de un niño marginado y su inseparable mochila de contenido misterioso por las afueras de Nueva York. El tono inquietante y su valía técnica les hicieron cosechar buenas críticas y les inspiró para realizar una nueva versión, esta vez más larga, de la historia.

Así, 'Kin' intenta profundizar en esa idea y nos presenta a Eli, interpretado por el joven Myles Truitt, un adolescente solitario y problemático que, un día, encuentra una extraña arma en un edificio abandonado. Eli vive con su padre adoptivo Hal (Dennis Quaid), un hombre conservador y severo permanentemente preocupado por su hijo. Todo se complica cuando Jimmy (Jack Reynor), el hermano mayor de Eli, vuelve a casa tras pasar seis años en prisión: Jimmy ha contraído cuantiosas deudas para sobrevivir en la cárcel y Taylor, el villano interpretado por James Franco, no se las va a perdonar. Tras un enfrentamiento en el que Hal y el hermano de Taylor son asesinados, Eli y Jimmy iniciarán una huída que les ayudará a conocerse y acercarse como hermanos. Lo que no saben es que no solo huyen de Taylor, sino que dos alienígenas también les persiguen para recuperar su arma perdida.

 James Franco Kin

La intención de crear una película de ciencia ficción y aventuras es evidente en su estética: el uso de neones, los elementos futuristas y la aparición de seres extraterrestres recuerdan a los clásicos del género de los 80. Sin embargo, estas intenciones quedan diluidas en una narración engorrosa que acaba convirtiendo el filme en un popurrí a medio camino entre el thriller, la buddy movie, la acción, el drama y la road movie en la que la ciencia ficción es meramente accesoria.

Y es por ello por lo que la cinta falla estrepitosamente: no consigue armonizar elementos de tantos géneros distintos y acabamos encontrándonos ante un drama familiar mal construido, en el que la acción y la sorpresa tardan demasiado en llegar y por el que perdemos el interés a medida que los protagonistas recorren el país en su camioneta.

 Jack Reynor Myles Truitt Kin

Unos personajes planos y estereotipados

La construcción del apego entre los hermanos es superficial y se apoya demasiado en recursos externos como la música (compuesta ad hoc por Mogwai) para emocionar y tapar las carencias de la narración. Algo claramente insuficiente cuando los diálogos son tan planos y faltos de ingenio. Incluso los supuestos puntos cómicos resultan rancios y forzados.

Ni siquiera consigue que empaticemos con Eli. Y no será porque no lo intenta: la película se esfuerza por sumergirnos en su condición de niño marginado y su posterior transformación en el chico guay, pero lo hace de manera tan obvia y y llena de clichés (barriada humilde, familia desestructurada, problemas en el instituto) que pierde cualquier tipo de atractivo para el espectador.

El problema no es solo que los personajes estén excesivamente estereotipados, sino que carecen de profundidad. Le sucede al villano de James Franco, cuya interpretación es bastante solvente dadas las circunstancias: Taylor es un hombre megalómano, trastornado y vengativo del que solo podemos intuir las motivaciones detrás de su comportamiento. Lo mismo le ocurre a Milly, la stripper interpretada por Zoë Kravitz que se une a los hermanos en su aventura. Un personaje que queda relegado a mero acompañante femenino y de la que echamos en falta una mayor incidencia en la trama.

 Zoe Kravitz Jack Reynor Myles Truitt Kin

Con todas estas tachas, y a pesar de que la película no logra su propósito, es de justicia reconocer su esfuerzo durante el último tramo, en el que las escenas de acción, aunque inverosímiles, consiguen generar cierta tensión. El giro final, cameo de Michael B. Jordan incluido, intenta dar una justificación a lo que hemos visto en pantalla durante los 90 minutos anteriores. Sin embargo, como pasa en el resto de la película, solo consigue una solución atropellada, insuficiente y superficial.

Nota: 3

Lo mejor: las escenas de acción finales y el personaje injustamente tratado de Zoë Kravitz.

Lo peor: La ciencia ficción queda relegada a un segundo plano en beneficio de un drama familiar mal construido y unos personajes planos y llenos de clichés.

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