CRÍTICA

'Lilo y Stitch': Disney multiplica la travesura por 626 en un remake diseñado para arrasar

Dean Fleischer Camp recrea y expande el divertido clásico hawaiano con cambios (en su mayoría acertados) y dosis extra de travesura y ohana. 'Lilo y Stitch' llega a los cines el 23 de mayo.

Por Pedro J. García Más 20 de Mayo 2025 | 18:00
Redactor y crítico pop. Me apasiona la animación y veo series por encima de mis posibilidades.

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¿Quién no querría adoptar a un Stitch?
¿Quién no querría adoptar a un Stitch? (Disney)

El cambio de milenio marcó un complicado punto de inflexión para Disney. Tras su triunfal Renacimiento de los 90 y durante los primeros años del siglo XXI, la Casa del Ratón tuvo problemas para mantenerse a flote creativa y comercialmente, encadenando proyectos fallidos durante la transición entre la animación tradicional y la nueva era del cine hecho por ordenador. Sin embargo, entre este tumulto, que resultó en el cierre de su estudio de animación de Florida en 2004, Disney fue capaz de crear algo para la posteridad: un pequeño y endemoniado extraterrestre azul llamado Stitch.

Entre 'Atlantis: El imperio perdido' y 'El planeta del tesoro', dos decepciones de taquilla que han acabado siendo reivindicadas con el tiempo, Disney estrenaba en 2002 'Lilo y Stitch', una propuesta también bastante alejada del clasicismo de su anterior década, que formaba parte de una nueva etapa más experimental y moderna. Empezando por su campaña de marketing, en la que Stitch se colaba en algunas de las películas más exitosas de Disney, la película de Chris Sanders y Dean DeBlois presentaba un marcado carácter juguetón y gamberro que acabó conquistando a la audiencia.

Las divertidas aventuras hawaianas de Lilo y Stitch tocaron las teclas del público de todas las edades y, a lo largo de las dos décadas siguientes, la popularidad del Experimento 626 se fue afianzando hasta convertirse en uno de los personajes de nuevo cuño más representativos de Disney, un símbolo omnipresente en sus parques, tiendas y productos que ha rivalizado con el mismísimo Mickey. Así llegamos a 2025, año en el que Stitch vuelve a la gran pantalla con la relectura en acción real del clásico animado, que sigue la imparable tendencia de la compañía de reciclar sus grandes éxitos en forma de live-action.

La nueva 'Lilo y Stitch' fue inicialmente concebida como película de estreno directo en Disney+, al igual que 'La dama y el vagabundo' o 'Pinocho'. Sin embargo, un cambio de estrategia por parte del CEO de Disney Bob Iger, sirvió para volver a priorizar los cines, replanteando la película para su estreno en salas; una decisión más que lógica y acertada, teniendo en cuenta la enorme popularidad de Stitch. Así, preparada para reventar la taquilla, la reimaginación de 'Lilo y Stitch' llega a la gran pantalla de la mano de Dean Fleischer Camp ('Marcel, la concha con zapatos'), el encargado de traducir en acción real y para las nuevas generaciones la divertida comedia de aventuras a ritmo de Hula y Elvis Presley que nos enamoró hace dos décadas.

Recrear, alterar y expandir el clásico

Hay dos maneras de hacer un remake: recrear fielmente la original o reinventarla. Disney ha probado los dos métodos, a menudo fusionándolos y buscando el punto medio, pero en muchas ocasiones se ha encontrado con la oposición de la audiencia. Muchos prefieren que las películas se mantengan lo más parecidas posible a su referente, mientras que otros opinan que recrear exactamente el original no tiene sentido... porque para eso está el original. Afortunadamente, 'Lilo y Stitch' sabe encontrar el equilibrio entre lo viejo y lo nuevo. Pero con matices.

El Experimento 626
El Experimento 626 (Disney)

Por lo general, el live-action se mantiene muy cercano a lo que vimos en la versión animada. La historia, a grandes rasgos, es la misma y, aunque hay bastantes cambios y añadidos (ahora vamos a ello), también hay mucho respeto y cariño por la película de Sanders y DeBlois, a la que rinde tributo a cada paso que da. Empezando por el prólogo, que es una recreación plano a plano de la original, la nueva 'Lilo y Stitch' conserva intactas muchas escenas icónicas, aunque también reduce o elimina un buen puñado de momentos que muchos echarán de menos (por ejemplo, Stitch no destruye una recreación de San Francisco, sino una ciudad de castillos de arena en la playa; tampoco lee 'El patito feo' y hay que esperar hasta los créditos para verlo disfrazado de Elvis).

No obstante, para compensar, se han incorporado muchísimos gags nuevos, sobre todo diseñados para sacar mayor provecho el enorme gancho de Stitch con la audiencia y su arrolladoramente divertida personalidad. En cuanto al diseño, el Experimento 626 conserva todas las características identificables del personaje. La suya es una de las creaciones más brillantes del Disney moderno y sabían que no había que cambiar nada. Este Stitch es el mismo de siempre, con la misma voz (Sanders vuelve a interpretarlo), el mismo nivel de maldad y los mismos impulsos destructivos, solo que más realista. Afortunadamente, en el traslado a la animación CGI, han evitado hacerlo más desagradable o inexpresivo precisamente por eso (menos mal que Stitch no es un pez, un león o un cangrejo), acentuando su expresividad y multiplicando su factor achuchable. Además, su integración con la acción real e interacción con los humanos está muy lograda. Que Stitch funcione tan bien es el 80% de la clave para el éxito del live-action.

Stitch tomando el volante de su nueva ohana
Stitch tomando el volante de su nueva ohana (Disney)

Ohana significa familia extendida

En cuanto a la historia, como decíamos, el esquema principal y el progreso de la trama es el mismo, pero con suficientes alteraciones y actualizaciones como para que no sea una réplica exacta (que para eso, nos volvemos a poner la animada). Entre otras cosas, la nueva versión elimina un villano, Gantu, para descargar toda la responsabilidad antagonista en Jumba, el creador del Experimento 626 -una decisión potencialmente polémica que podría responder a la necesidad de simplificar dictada por un presupuesto más ajustado. Cobra Burbuja se mantiene, aunque el personaje, interpretado esta vez por Courtney B. Vance, queda bastante deslucido. Por otro lado, el film añade nuevos personajes humanos: la vecina de Lilo y Nani (Amy Hill) y una trabajadora social (interpretada por Tia Carrere, la voz original de Nani), incorporaciones que sirven para explorar más a fondo el concepto de ohana, que sigue bombeando fuertemente el centro de la historia.

El personaje más enriquecido es Nani, interpretada aquí por Sydney Agudong. La hermana mayor de Lilo sigue lidiando con su nueva labor de cuidadora tras la muerte de sus padres, con la presión añadida a contrarreloj de los servicios sociales, que amenazan con llevársela de su lado. El centro de la película sigue siendo esa complicada y hermosa relación de hermanas, pero en el remake, Nani tiene una nueva historia personal y aspiraciones que aportan notas novedosas y cambian bastante el relato de cara a su desenlace. Así, la película culmina en un clímax distinto en el que ella adquiere un rol más destacado para, a su vez, amplificar la emoción del final y su preciosa lección sobre la solidaridad y las segundas oportunidades.

Eso sí, la estrella de la película, con permiso de Stitch, es Maia Kealoha. La jovencísima actriz hawaiana es un primor absoluto como Lilo, desbordantemente adorable, con una energía perfecta para el personaje y una capacidad apabullante para transmitir sentimientos, así como para hacerte creer en todo momento su conexión emocional con Stitch. Su Lilo es algo menos oscura que la del clásico animado, pero se agradece que Disney, en su empeño por no ofender, no haya suavizado sus tendencias nihilistas y brotes violentos, que al fin y al cabo, la convierten en el alma gemela del alienígena azul. Las risas están aseguradas con los dos.

Lilo conoce a Stitch
Lilo conoce a Stitch (Disney)

Volviendo los cambios, la peor parte se la llevan sin duda Jumba y Pleakly. El dúo extraterrestre enviado a la Tierra para atrapar a Stitch y devolverlo a la confederación galáctica aparece en su forma alienígena durante un porcentaje pequeño de la película. Aquí es donde se vuelve a notar que 'Lilo y Stitch' se pensó inicialmente para streaming, lo que limitó su coste, y por tanto, el uso de personajes CGI. En su lugar, Jumba y Pleakly se camuflan como humanos nada más llegar a nuestro planeta, adoptando la forma física de sus actores de voz, Zach Galifianakis y Billy Magnussen. Ambos se esfuerzan, pero sus escenas se sienten más como interrupciones que no aportan nada, evidenciando así uno de los mayores vicios de estos remakes: la pérdida de magia en favor de la búsqueda del realismo.

Diversión top, Hawái light

Precisamente este vuelve a ser el mayor problema del nuevo live-action de Disney. Si bien hay momentos de sobra para encandilar a la audiencia y hacerle pasar un rato genial, los fans de la animación no podrán evitar comparar la puesta en escena de esta relectura con la original, ante la que sale perdiendo en cuanto a riqueza visual, cromática y artística. Especialmente en lo que se refiere a la representación de Hawái, tan importante en la de 2002 con sus vibrantes fondos de acuarela y su explosión de color, aquí rebajado a una presentación más apagada y menos celebradora del paraíso tan especial donde transcurre la historia.

Lo que sí es un acierto, por el contrario, es cómo el remake modifica y amplía muchos aspectos narrativos, como la forma más gradual en la que Stitch aprende a hablar o las relaciones entre los personajes humanos, que resaltan el mensaje de ohana y su acepción más amplia como familia encontrada/elegida. En ese sentido, se nota mucho la mano de Fleischer Camp, que (quizá gracias a su experiencia en algo tan dulce como 'Marcel, la concha con zapatos') sabe potenciar los lazos entre personajes para hallar ese trasfondo emotivo y una reconfortante calidez de la que se beneficia toda la película.

Stitch y Lilo disfrutando de un momento de relax entre tanta gamberrada
Stitch y Lilo disfrutando de un momento de relax entre tanta gamberrada (Disney)

Por lo demás, 'Lilo y Stitch' toma la decisión más segura (y según se mire, más inteligente) al no arriesgar demasiado, especialmente teniendo en cuenta cómo le ha salido el riesgo a Disney en varias ocasiones. Por eso, a pesar de las variaciones -y las quejas que estas provocarán inevitablemente-, la película busca darle al público el confort de lo conocido, de la nostalgia aumentada. Para ello, no se le da nada mal captar la esencia y el caos de la original, poniéndole grandes dosis de encanto, ternura y algo que le falta a muchos live-actions del estudio: corazón.

'Lilo y Stitch' es todo un crowd-pleaser, un producto lleno de humor y acción ideado para arrasar entre el público de todas las edades: las familias, los niños y los millennials que crecieron con la película animada y ahora, ante el paso del tiempo, se encuentran en búsqueda constante de la recreación idealizada del pasado. Por eso es aconsejable adentrarse en ella teniendo dos cosas muy claras: ese pasado nunca volverá tal y como era, y la recreación de historias conocidas no borra ni sustituye a las originales, especialmente cuando estas son joyas únicas de la animación. Sabiendo esto, solo queda dejarse llevar por las olas, y en 'Lilo y Stitch' están en el punto justo para meterse al agua.

7
Lo mejor: Es divertida y entrañable de principio a fin. Stitch sigue siendo un personaje infalible. Maia Kealoha, perfecta como Lilo. Los añadidos en la historia que enriquecen a las hermanas.
Lo peor: El aspecto de Jumba y Pleakley y el dúo Magnussen-Galifianakis. La pérdida de color en la propuesta visual. Algunas omisiones sin sentido.