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CRÍTICA

'La ofrenda (L'ofrena)': Porque el primer amor es el verdadero

Crítica de 'L'ofrena', dirigida y coescrita por Ventura Durall. Protagonizada por Àlex Brendemühl, Verónica Echegui, Anna Alarcón y Pablo Molinero.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 18 de Septiembre 2020 | 10:36
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Enfocado esencialmente en el género documental, este mismo año ha estrenado 'La nueva escuela', Ventura Durall regresa a la ficción con 'La ofrenda (L'ofrena)', mostrada en la selección de la sección Zonazine del 23º Festival de Málaga. Un largometraje que retrata los amores obsesivos, las pasiones enfermizas y las relaciones tóxicas a través de una mirada que acaba convirtiéndose en una especie de tragedia griega moderna.

'L'ofrena'

Durall explora las consecuencias de la creencia de que el primer amor es el auténtico y, por tanto, en el que marca el devenir de los implicados. Para ello, cuenta con Àlex Brendemühl, un actor que, nada más verlo en pantalla, ofrece una profunda y enigmática mirada, que solo otros grandes como Antonio de la Torre, Isabelle Huppert o Juliette Binoche consiguen transmitir. Esto hace que, efectivamente, se dé la sensación de estar visionado una historia en la que no va haber nada normal.

Sin embargo, en su deseo de retratar la mirada oscura del amor y la pasión, Durall, que firma el guion junto con Sandra Beltrán, Clara Roquet y Guillem Sala, crea una historia mucho más convencional de lo que cree y que, además, provoca situaciones completamente exageradas, debido a su deseo de retratar una historia de tormento con un final que busca ser una metáfora de la tragedia griega.

La excesiva idealización del primer amor

Con 'La ofrenda', Durall busca algo similar a lo que logró Jaime Rosales con su fascinante 'Petra', pero su historia está muy alejada de la fría y dura mirada del director de 'La soledad', con la que envolvía a sus personajes, con una tenebrosa fábula sobre las consecuencias de una mentira. Esto no es 'La ofrenda', en la que un amor de juventud marca, en exceso, el devenir de los enamorados cuando se separan. Durall no sabe otorgar un peso lo suficientemente trascendental para justificar esa obsesión enfermiza que ha impedido que ambos puedan rehacer su vida de manera sana.

'L'ofrena'

Con lo cual, el filme acaba siendo un cajón de sastre, en el que no queda claro el rumbo que quiere darle esta historia de amor "como no hay otra igual". Ni es un bolero como lo fue 'Chico y Rita' o 'Cold War'; ni tampoco una actualización de una fábula clásica o una tragedia griega, lo que acaba provocando que sea una película excesivamente intensa para lo que narra, un enredo de parejas que podría ser la hermana solemne de la reciente 'Amor en polvo' o la respuesta más egoísta y manierista a 'Ya no somos dos' o 'Una mujer difícil'.

'La ofrenda' tiene sabor a oportunidad perdida y, sobre todo, a reparto desaprovechado (ni Brendemühl, ni Verónica Echegui, ni Anna Alarcón ni Pablo Molinero consiguen, pese a su entrega, salvar la cinta). Una amarga decepción, especialmente viniendo de un cineasta que ha dirigido magníficos documentales, así como también una correcta ópera prima, 'Las dos vidas de Andrés Rabadán'.

Nota: 4

Lo mejor: Su cuarteto de actores.

Lo peor: La sensación de que Durall no sabe qué quiere contar.