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CRÍTICA

'La mujer en la ventana': La vecina indiscreta

Crítica de 'La mujer en la ventana', dirigida por Joe Wright y escrita por Tracy Letts. Protagonizada por Amy Adams, Gary Oldman, Julianne Moore, Jennifer Jason Leigh y Brian Tyree Henry.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 16 de Mayo 2021 | 09:00
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Realmente, desde que en agosto del año se anunció que Disney vendía los derechos de distribución de 'La mujer en la ventana' a Netflix, era cuando el público debía sospechar que algo pasaba con la nueva película de Joe Wright, otrora aclamado director por haber realizado 'Orgullo y prejuicio' y 'Expiación, más allá de la pasión'. Sobre todo, porque la venta de derechos venía después de que la compañía retrase su estreno un año para volver a grabar varias escenas.

Ahora, la adaptación de la novela homónima de A.J. Finn llega a la plataforma y es cuando se entiende el porqué Disney buscó deshacerse de la producción, aprovechando la situación debido a la pandemia del coronavirus. El principal motivo es que 'La mujer en la ventana' parece la versión de serie B de la mítica 'La ventana indiscreta', superando incluso al infame remake producido para televisión que protagonizó Christopher Reeve en 1998. Las referencias, los paralelismos, son demasiados.

La mujer en la ventana

Debido a que se volvieron a filmar varias secuencias, queda la duda de cuáles han sido los parches de esta historia que, realmente, comienza con buen pie. Con un guion escrito por Tracy Letts -el cual también actúa en la cinta-, la cinta tiene una primera parte que consigue llamar la atención, que crea una atmósfera de misterio que recuerda a la mítica 'Copycat', dando la sensación de que el homenaje al celebrado largometraje de Hitchcock quedará en el título y en el modus operandi de la protagonista.

Un thriller ideal para disfrutar en casa durante la sobremesa

Pero no, el guion de Letts es esclavo de una historia que quizás sirva para crear best-sellers literarios pero que, cinematográficamente, son auténticos retos -por lo difícil que es huir del cliché-. Aunque a David Fincher le salió bien la jugada con 'Perdida'; Joe Wright patina, quedándose más en la zona de otros títulos tremendamente similares como 'La chica del tren' o 'Lugares oscuros'. La tensión y el ambiente del inicio dan paso a una narración predecible, con secuencias que rozan lo absurdo y que llegan a plantear si ese tono serio y solemne busca crear una carcajada en el público.

La mujer en la ventana

Su reparto está increíblemente desaprovechado. Amy Adams es una actriz magnífica, sus seis nominaciones al Oscar (y las dos que la Academia le debe por 'La llegada' y 'Animales nocturnos'), dan buena fe de ello. Sin embargo, como le sucedió con la reciente 'Hillbilly, una elegía rural', tiene momentos en los que ofrece tal intensidad, que acaba cayendo en la parodia. También sucede con el resto del elenco, especialmente con Gary Oldman y Jennifer Jason Leigh. Tampoco brillan los nuevos talentos, da la impresión de que Wyatt Russell puede correr la misma suerte que Scott Eastwood si no sabe elegir mejor sus proyectos.

Y es que su reparto estelar no logra quitar la sensación de estar viendo uno de esos thrillers de sobremesa que tanto abundan en las cadenas privadas. De hecho, si 'La mujer en la ventana' llega a titularse 'El secreto del sótano', 'La obsesión de una madre' o 'Miedo a vivir', hubiera dado el pego. Cierto es que Joe Wright regresó al cine de prestigio con el clásico biopic, 'El instante más oscuro', pero con esta propuesta, el director británico vuelve a la misma casilla que 'Pan (Viaje a Nunca Jamás)' y eso que jugaba con una cinta cuyo escenario recuerda al de los confinamientos recientes. Cuando Disney o Universal vendan algo a terceros -las únicas majors en hacerlo de manera minoritaria-, habrá que sospechar.

Nota: 4

Lo mejor: La irrupción de Julianne Moore, quizás la mejor parte de la cinta.

Lo peor: La secuencia en la que Amy Adams recuerda su pasado, dando un discurso tan sumamente exagerado que parece paródico.