Aunque el cine georgiano ha estado en el foco de los circuitos festivaleros y cinéfilos, ejemplo de ello son cineastas como Nana Djordjadze, Zaza Urushadze o George Ovashvili y películas como 'El chef enamorado', 'Here Comes the Dawn' o 'Corn Island'; cierto es que ahora está más en primera línea desde la victoria de la cineasta Déa Kulumbegashvili con 'Beginning' en el Festival de San Sebastián, donde se alzó con la Concha de Oro Ahora llega otro de los títulos más comentados de la pasada temporada de festivales, '¿Qué vemos cuando miramos al cielo?', segundo largometraje de Alexandre Koberidze que obtuvo el Premio FIPRESCI del 71 Festival de Berlín y el galardón a la mejor fotografía en el 18 Festival de Sevilla.

Ese reconocimiento a los cineastas georgianos actuales viene por ser una cantera de realizadores creativos e innovadores, ejemplo de ello es esta carismática fábula, la cual es todo un homenaje al cine, puesto que Koberidze, quien también firma el guion, toma prestado elementos propios del cine mudo, con una estética que evoca a las películas de los 60 y 70, un estilo visual más cercano al cine documental, ciertos elementos metalingüísticos y una narración fabulesca que le otorga al filme cierta aura de realismo mágico. El resultado es una de las apuestas más arriesgadas del cine europeo actual, un cuento que logra ser de vanguardia y atemporal a la vez.
La premisa es muy sencilla, una mujer y un hombre se chocan varias veces en la ciudad de Kutaisi, se gustan y deciden citarse al día siguiente. Lo que apunta a ser una historia de amor con un toque indie a lo Noah Baumbach termina derivando en una fábula fantástica, puesto que ambos caen víctimas de una maldición que les cambian físicamente, impidiendo que puedan reconocerse, así como también pierden sus capacidades como farmacéutica y futbolista, respectivamente.

Una apuesta original e innovadora. Una fábula moderna y clásica
Propuesta romántica original que Koberidze lleva a esta mezcla de cine fantástico con mirada documental y costumbrista con la que aprovecha para hacer una radiografía del día a día de los ciudadanos de Kutaisi, segunda ciudad más importante de Georgia y antigua capital del país del Cáucaso. Lo curioso y entrañable es que el realizador aprovecha dichos elementos para mostrar cómo el amor y la pasión, sea romántica o sea hacia el deporte como el fútbol, son capaces de cohesionar a toda una sociedad. Y se menciona el fútbol porque Koberidze crea varias subtramas alrededor de este particular cuento de hadas.

En esas subtramas, Koberidze muestra que en los momentos cotidianos puede haber elementos fantásticos, como el jugar el fútbol, seguir la Copa del Mundo o ir a clases de música; a ello se le suma el homenaje al propio cine, con un relato de una cineasta y su equipo buscando parejas a las que grabar en la ciudad. Mención especial a la historia de los perros que les gusta ver el fútbol juntos pero nunca se encuentran.
Quizás Koberidze exige al público un nivel de atención mayor que el de una propuesta más convencional pero eso no impide disfrutar de una película tremendamente original, gracias a una combinación de estilos, estéticas y temáticas que ofrecen un resultado que logra atrapar. Junto con una fotografía innovadora, obra del iraní Faraz Fesharaki, el cual utiliza fotografía digital y también 16mm; una banda sonora que realza la sensación fantástica, obra de Giorgi Koberidze, en contraste con el naturalismo de sus escenarios; y un narrador omnipresente que juega con esos contrastes, '¿Qué vemos cuando miramos al cielo?' es una estupenda manera de comenzar 2022, una propuesta atrevida de esas que recuerda que el cine continúa siendo ese espacio de creación e innovación que siempre le ha caracterizado desde su génesis.
Nota: 7
Lo mejor: Su fotografía es hipnótica, hasta el punto de que provoca se entre de lleno en esta entrañable y original fábula.
Lo peor: Termina yéndose por las ramas, desluciendo el resultado final.