å

CRÍTICA

'Quiero comerme tu páncreas': La flor del cerezo en primavera

Crítica de 'Quiero comerme tu páncreas', ópera prima de Shin'ichirô Ushijima. Basada en la novela homónima de Yoru Sumino. Una delicada historia de amor y amistad.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 12 de Abril 2019 | 18:49
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

Comparte:

¡Comenta!

De aquí a un tiempo, el cine de animación japonés está trayendo delicadas perlas de lo cotidiano, con historias fascinantes, con un estética exquisita, que demuestran que el anime está viviendo una época muy interesante, con nuevos realizadores que han logrado que no solo el Studio Ghibli esté a la vanguardia. El realizador Shin'ichirô Ushijima debuta con esta magnífica ópera prima, 'Quiero comerme tu páncreas', basada en la novela homónima de Yoru Sumino.

Quiero comerme tu páncreas

Shiga es un estudiante de instituto de carácter solitario. En los libros, el joven ha encontrado su refugio. Un día, el chico está en el hospital esperando a su tía, cuando encuentra un diario perdido, titulado 'Conviviendo con la muerte', se trata de notas personales de una compañera de su clase, en las que revela que padece una enfermedad en el páncreas y que, por eso, le queda poco tiempo de vida. Pronto descubre que el diario es de Sakura Yamauchi, una de las chicas más populares de su clase. Sakura, que quiere nadie más sepa que está muriéndose, entabla una amistad con Shiga, de la que surgirá una relación muy especial.

Un canto a lo efímero de la propia vida

'Quiero comerme tu páncreas', cuyo título puede provocar malas interpretaciones respecto a su trama, ofrece una mirada poética, delicada y tremendamente entregada de lo efímero de la propia vida, todo ello se posa en la figura de Sakura, una joven vivaracha, llena de energía, que quiere vivir cada segundo que le queda. Ese deseo de vivir quiere transmitírselo a Shiga, un joven retraído, mostrándole la importancia de socializar, tener amigos, no estar aislado.

Quiero comerme tu páncreas

Teniendo en cuenta las particularidades de la sociedad japonesa, ese mensaje tan potente convierte a 'Quiero comerme tu páncreas' en una propuesta excepcional, llena de vida, que sabe aprovechar su cuidada estética para transmitir sus intenciones. No es casualidad que la protagonista se llame Sakura, que significa flor de cerezo, una flor cuya vida es muy efímera, al aparecer solo al inicio de la primavera.

La estación de la primavera juega un factor muy importante en este filme, que tiene el lirismo y belleza de la maravillosa 'Aguas tranquilas' de Naomi Kawase, entremezclado con los problemas de la adolescencia que hacen de este filme un primo hermano de títulos como 'Puedo escuchar el mar', 'La colina de las amapolas', 'Susurros del corazón', 'El jardín de las palabras' o 'A Silent Voice', todos ellos narrados con una mirada costumbrista, alejada de elementos fantásticos.

Una perla de lo cotidiano

'Quiero comerme tu páncreas' es el descubrimiento de un realizador, Shin'ichirô Ushijima, que ha sabido captar la delicadeza de la mirada de su protagonista femenina, que es la mentora de la vida de su contraparte masculina, la relación de ambos es fascinante, mostrando cómo ella le inspira a él a vivir, a disfrutar de lo que tiene, de su presente.

Quiero comerme tu páncreas

Sin duda, se está ante una nueva joya animada japonesa. Una perla de lo cotidiano, que sabe ser elegante en su trama, trayendo una fascinante historia de amor y de amistad. Nunca antes un título como el de 'Quiero comerme tu páncreas' ha podido transmitir tanto cariño y admiración, excelente.

Nota: 9

Lo mejor: Sus protagonistas y su magnífica animación.

Lo peor: No saber apreciar la delicadeza de su mirada.

Películas