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CRÍTICA

'Saint Omer': Las lágrimas de Medea

Crítica de 'Saint Omer. El pueblo contra Laurence Coly', dirigida por Alice Diop y escrita por Amrita David, Marie NDiaye y Diop. Gran Premio del Jurado en el 79 Festival de Venecia y César a la mejor ópera prima.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 3 de Marzo 2023 | 08:57
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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'Saint Omer': Las lágrimas de Medea

La célebre autora Marguerite Duras debutó como guionista cinematográfica con la espléndida 'Hiroshima, mon amour', una de las obras magnas de Alain Resnais, y escribió: "A veces tenemos que evitar pensar en los problemas que presenta la vida. De lo contrario, nos asfixiaríamos". Precisamente, Alice Diop opta por citar frases de esta película al inicio de su cuarto largometraje (el primero de ficción), 'Saint Omer. El pueblo contra Laurence Coly', ganadora del Gran Premio del Jurado en el 79 Festival de Venecia, donde obtuvo también el galardón a la mejor ópera prima, mismo reconocimiento que logró en la 48ª edición de los Premios César. Además de lograr el Giraldillo de Oro a la mejor película en el 18 Festival de Sevilla.

Saint Omer

'Saint Omer' está inspirado en el caso de Fabienne Kabou, quien en 2016 fue condenada a 20 años de prisión por haber matado a su bebé, Adelaïde, de solo 15 meses, al dejarla abandonada en una playa de Berck, en Paso de Calais, donde la pequeña murió ahogada, debido a la pleamar, en 2013. El Tribunal Supremo rebajó su pena a 15 años, añadiéndolo que cumpliese ocho años de seguimiento sociojudicial con el que debía seguir tratamiento psiquiátrico y psicológico, dado que argumentó que mató a su hijita, según los psicólogos forenses del caso, al sufrir un "delirio paranoico". La propia Alice Diop acudió al juicio, por intuición, según ha declarado en múltiples entrevistas.

La experiencia de Diop en el juicio, quien vio que la mayor parte de los asistentes eran mujeres, le lleva a recrearla en un largometraje de ficción, dada la prohibición de que hubiese cámaras dentro de la sala. Coincidencias de la vida, la propia cineasta estaba embarazada de su primer hijo durante el proceso judicial, el cual le marcó porque también le hizo enfrentarse a sus propios demonios en la relación que tuvo en su infancia con su madre. Así mismo, la infanticida era una mujer de origen senegalés, nacionalidad de la que era originaria la familia de Diop, nacida y criada en Francia.

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La referencia a Duras al inicio del largometraje, con una protagonista que cambia de profesión, al ser una importante catedrática, no es baladí. Precisamente, Duras fue uno de los primeros intelectuales que abordó la realidad femenina desde una perspectiva nada cómoda, narrando inclusive las partes más oscuras de lo femenino, sin entrar a juzgar ni meterse en dilemas morales. Y es que el cine de Diop se ha caracterizado por nunca satisfacer lo que el prejuicio espera de una realizadora como ella. La manera en la que ha abordado la realidad social de su país con sus anteriores largometrajes, como 'Nosotros' o el mediometraje 'Vers la tendresse', con el que entró de fondo en la realidad masculina de los extrarradios franceses, ha sido incómoda, valiente y con una mirada única, que bien podría considerarse heredera de la de Claire Denis, aunque con un enfoque contemporáneo.

En el caso de 'Saint Omer', Diop, quien firma el guion junto con Amrita David y Marie NDiaye contrapone el horror del infanticidio con una puesta en escena judicial que, a su vez, cuenta con una serie de secuencias que van a caballo entre lo reflexivo y lo contemplativo, ahondando más así en la sensación de incomodidad del caso. Diop explora los motivos que le llevaron a Kabou (renombrada Laurence Coly en la ficción) a acabar con la vida de su bebé de apenas 15 meses. La cineasta hace alarde de su experiencia como documentalista para no entrar en juicios morales ni éticos, enfocando el horror desde la perspectiva de la catedrática que sigue el caso para documentarse.

Saint Omer

Alice Diop ofrece una mirada nada complaciente de la crueldad femenina

Y Diop acierta en el ritmo pausado del caso, con el que crea una sensación extraña de desasosiego, que se refleja en los propios temores de la protagonista, una fascinante Kayije Kagame, a quien el caso le hace replantearse la relación que tuvo con su madre, así como su embarazo. La cineasta toca así los lados oscuros de la maternidad, lo hace derrumbando la imagen idílica de la mujer progenitora, retratando también de forma humanista la depresión posparto y cómo esta, si no se detecta, puede derivar en una depresión mayor inclusive. Pocas veces se ha tratado con un enfoque alejado de prejuicios, incluso con el atrevimiento de realizar cierto ejercicio de empatía.

Por otro lado, aunque el tema central Diop lo hace universal, puesto que la mayor parte de los asistentes son mujeres y, la mayoría, son caucásicas; no olvidar tampoco el enfoque social, cultural y racial, dado que la infanticida es una mujer procedente de Senegal, lo que implica unos antecedentes socioculturales distintos per se. Sin embargo, una vez más, Diop refleja una realidad que no busca la lágrima fácil, al ser la asesina una mujer que emigró a París para estudiar, que procedía de la clase alta de Dakar, con un padre que era secretario de la ONU; con una pronunciación perfecta e intelectual del francés y que buscaba ser filósofa, con referentes en la materia occidentales.

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De ahí, que Diop se muestre crítica con el atenuante de que la asesina sea una mujer negra y africana. Sí, los muestra, dado que en el caso real se argumentó que Kabou había sufrido una "maldición tribal" (además de haber acudido a varios santeros y demás antes de cometer el crimen). Sin embargo, una vez más, Diop deja ese aspecto en que el público lo interprete como considere, no eximiendo de responsabilidad los actos de la condenada. Por otro lado, aplauso magistral a la contenida interpretación de Guslagie Malanda, con una serie de matices sumamente sutiles, que la convierten en una auténtica revelación.

Para finalizar, Diop muestra un fragmento de 'Medea', el film con el que Pier Paolo Pasolini sacó de su retiro a Maria Callas, quien se enfrentaba a su primer papel no cantado, convertida la trágica maga y esposa de Jasón, quien mató a sus hijos a pesar de amarlos, debido a que fue poseída por su odio a su marido, quien la repudió para casarse con Creúsa, según lo que mostró Eurípides en su tragedia. Esa contradicción, constante a lo largo de la cinta, queda expuesta de forma más evidente en este momento, en el que se recalca la universalidad del crimen atroz que comete Coly en la ficción, a quien Diop mira como si de una Medea moderna se tratase.

'Saint Omer' es uno de los largometrajes más fascinantes y más incómodos del cine europeo reciente. Sería impetuoso decir que se trata del descubrimiento de Alice Diop, por más que se haya catalogado a esta propuesta como su ópera prima, dada la veteranía que tiene como documentalista. Más bien, podría catalogarse como el impulso de una cineasta con una mirada única, que sigue la línea de la nueva generación de directoras de la que goza el cine francés y con el que muestran que la perspectiva femenina puede ser radical y profundamente subversiva, como sucede con Audrey Diwan, Rebecca Zlotowski o Julia Ducournau. Un título imprescindible.

9
Lo mejor: Su incómoda mirada sobre el lado cruel de la maternidad, que refleja la propia contradicción humana.
Lo peor: Su ritmo pausado no gustará a aquellos que busquen un drama judicial más convencional.
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