'Sisu' es la flamante ganadora del Festival de Sitges 2022 y convierte a su director, Jalmari Helander, en el único en haber logrado este galardón en dos ocasiones (la primera fue en 2010 por su 'Rare exports: Un cuento gamberro de Navidad'). El director finlandés cautivó al público de Sitges con una carnicería digna de Quentin Tarantino, donde un solo hombre acaba con un montón de nazis por un cargamento de oro. ¿Qué mejor trama se puede pedir?
Para esta sangrienta odisea, Helander ha contado con el veterano actor Jorma Tommila, un clásico ya dentro de su filmografía. Encarna a un buscador de oro y excomandante del ejército finlandés en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial. Tras hallar un gigantesco pedrusco de oro, el solitario finlandés deberá cruzar las líneas enemigas hasta el banco más cercano donde poder canjear todo ese beneficio. Por el camino se encontrará con nazis rezagados, capitaneados por los oficiales Aksel Hennie y Jack Doolan, que la tomarán con el hombre y su oro. Lo que desconocen estos pobres desgraciados es que este legendario exmilitar encarna a la perfección la palabra "sisu".
Sin tener una traducción del todo fiable desde el finlandés, "sisu" hace referencia a ese carácter inquebrantable, a ese estoicismo férreo de convicciones, ese coraje y determinación inimaginables frente a probabilidades abrumadoras. Los nazis, empecinados en acabar con este hombre ya por una cuestión de honor, se encontrarán con todo tipo de pruebas que demostrarán que este finlandés no es nada fácil de matar.
Referencias claras en una mezcla de géneros
Y, claro, "duro de matar" nos lleva a 'Die hard' ('Jungla de cristal' en España), que perfeccionó ese personaje de acción perseverante, que prosigue luchando sin desfallecer, y con múltiples recursos. Este exmilitrar finlandés recuerda mucho a 'Acorralado (Rambo)' y a 'MacGyver', mientras que la carnicería sin parangón a la que se ve abocada la trama es fácilmente reconocible en la saga de 'John Wick' o en las películas más sangrientas de Tarantino, como 'Django desencadenado' o 'Malditos bastardos'.
Sin embargo, 'Sisu' tiene un género claro como referencia: el western. Sin ser una película del Salvaje Oeste per se, sí que recoge y pone en práctica muchos de los tópicos del western. Un páramo yermo, pocas palabras, caballos, pistolas, oro...Todo en 'Sisu' recuerda a vaqueros e indios, a escopetas y dinero, a ganarse la vida como puedas a punta de revolver. Además, Helander se encomienda a sus raíces nórdicas para adornar el relato con una música vikinga, que recuerda mucho a la propia serie 'Vikingos' o a la reciente 'El Hombre del Norte'.
A la pura acción, la sangre y el western hay que sumarle un par de géneros (o subgéneros, en este caso) más. Por un lado, 'Sisu' tiene buena parte de supervivencia, un juego a vida o muerte que recuerda al espectador filmes como 'El renacido (The Revenant)'. El otro género es, por raro que suene, el superheroico, ya que el personaje de Tommila (que tanto se parece a los que solía hacer Clint Eastwood) hace las veces de superhombre, con unas capacidades sobrehumanas que pone en duda la verosimilitud del relato.
Concesiones y leyendas
Aquí, precisamente, viene lo malo. Que no se me malinterprete, en ningún momento 'Sisu' planea ser algo mínimamente creíble o fiel a la realidad. Sin embargo, al encuadrar la historia en el fin de la Alemania Nazi, el espectador se sitúa irremediablemente en los códigos históricos. Por ello, debe realizar demasiadas concesiones para no salirse de la historia. 'Sisu' toma algunos caminos fáciles, llenos de causalidades o conveniencias que, sin bien no empañan el tremendo conjunto, sí que pierde cohesión en favor de la espectacularidad.
Con todo, la película de Helander es un auténtico despiporre del todo disfrutable, repleto de bombas, disparos, sangre, visceras y, sí, comedia. Porque aquí cabe todo. El cineasta se basa libremente en el relato 'Koshchei el Inmortal', referente a la mitología eslava, para contar su propia historia de superación y perseverancia. Y, también, para apuntar otro recordatorio importante que no debemos olvidar nunca: cómo tratar con los nazis.
Lo mejor: El desprejuiciado planteamiento y los set pieces de acción.
Lo peor: Pierde mucho en favor de la espectacularidad. El espectador tiene que hacer muchas concesiones.
