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CRÍTICA

'Solo una vez': La violencia visceral

Crítica de 'Solo una vez', ópera prima de Guillermo Ríos Bordón, escrita por Marta Buchaca. Basada en la obra de teatro homónima de Buchaca. Protagonizada por Ariadna Gil, Álex García y Silvia Alonso.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 11 de Junio 2021 | 09:05
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Ahondar en el drama de la violencia machista no es un ejercicio cinematográfico sencillo. De hecho, a pesar de una situación que aparece, tristemente, de manera constante en la actualidad informativa (en 2020, 45 mujeres fueron asesinadas a manos de su pareja o expareja y en 2021, a fecha del 11 de junio, son 18), realizar un largometraje que abarque esta realidad se ha hecho poco en la industria española, con referentes muy claro en 'Solo mía' y 'Te doy mis ojos', ambos títulos producidos a inicios de los 2000.

De ahí, que el estreno de 'Solo una vez', ópera prima de Guillermo Ríos Bordón, llame la atención. Basada en la obra de teatro homónima, escrita por Marta Buchaca, la cual adapta al encargarse del guion, la cinta se aleja del prejuicio relacionado con la víctima y el agresor, al tener como protagonistas a una pareja de clase media alta, en la que él es un afamado escritor y ella una exitosa editora. Apostando por unos personajes que pertenecen a profesiones liberales, cualificadas, considerados intelectuales, hacen que el filme muestre que la violencia de género no entiende de clases sociales ni de profesiones.

Solo una vez

Por otro lado, durante el transcurso de la historia, se plantea la duda de lo ocurrido, guardando esa incógnita hasta el final, en una explosión dramática a la que se le agrega dosis de thriller, al haber una subtrama relacionada con la psicóloga que lleva el caso y que es la encargada de dirimir qué sucedido en esa noche en la que él "perdió el control". Esa subtrama hace que aflore una irracional y visceral sensación de violencia, en la que el guion de Buchaca explora los claroscuros que existen sobre el concepto de malos tratos y de gestión de la violencia.

Y, en medio, un soberbio duelo interpretativo. Con el paso de los años, Álex García ha ido virando hacia papeles más ambiciosos, cinematográficamente hablando, ya se comenzó a ver en 'La novia' y, posteriormente, con títulos como 'Litus' o la serie 'Antidisturbios'. Con 'Solo una vez' ofrece su interpretación más ambigua, en la que cada uno de sus gestos es analizado al más mínimo detalle. Junto a él, una correcta Ariadna Gil y una magnífica Silvia Alonso.

Solo una vez

Un arriesgado debut cinematográfico

La primera plantea las preguntas sobre el caso, a la par que muestra cómo, a pesar de tratar casos de violencia machista, es incapaz de reconocerse como víctima cuando comienza a sufrir un caso de acoso. La segunda sigue demostrando su capacidad de mimetización. Alonso es una de las actrices más camaleónicas del cine español actual, capaz de ser una femme fatale con trasfondo en 'Instinto' a ser la amiga coraje en 'La lista de los deseos' o la novia engañada en 'Hasta que la boda nos separe'. En 'Solo una vez', ofrece su actuación más dramática hasta el momento, siendo su papel más entregado, hasta el momento, de su carrera.

Es tanto en ese planteamiento como en la interpretación de sus protagonistas lo que hacen que 'Solo una vez' sea un drama de denuncia social que sabe combinarse con el thriller, creando una atmósfera cargada en la que la violencia va concentrándose hasta el punto de estallar de manera imprevisible y volátil. Eso obliga al público a estar pendiente de cada acción, lo que hace que la intriga dure hasta el final. Ríos Bordón expone las múltiples capas que tiene la violencia irracional y cómo están presentes en el ser humano de diversas maneras, sin por ello restar importancia y gravedad a la lacra social que es la violencia machista. Un correcto y arriesgado debut cinematográfico.

Nota: 7

Lo mejor: La escena final, las interpretaciones de Álex García, Silvia Alonso y Ariadna Gil.

Lo peor: En varios momentos, se nota demasiado su origen teatral. También, en algunas secuencias, no puede evitar en clichés y discursos que se sienten impostados.

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