å

CRÍTICA

'Sparrows (Gorriones)': La pérdida de la inocencia

Crítica de 'Sparrows (Gorriones)', la nueva película de Runnar Rúnarsson. Estreno en cines el 9 de septiembre.

Por Javier Parra González 9 de Septiembre 2016 | 16:05

Comparte:

¡Comenta!

El islandés Rúnar Rúnarsson puede presumir de ser uno de los realizadores islandeses más prestigiosos de su generación, pese a que su filmografía cuente tan solo con tres cortometrajes y dos películas. Por los formatos en corto, ha obtenido casi una cuarentena de premios a nivel internacional, incluida una nominación al Oscar en 2006 por 'Síðasti bærinn'. Con su debut en el largo, 'Volcán', también le llovieron galardones, incluyendo los de Mejor Película en Valladolid y el Silver Hugo en el Chicago International Film Festival de 2011, en la categoría de New Directors Competition.

Sparrows

Cinco años después, regresa con otra obra marcada por la fuerza de sus personajes, y aunque funciona en la misma sintonía que lo hizo 'Volcán', 'Sparrows (Gorriones)' (basada en un guion original del propio realizador) puede comprenderse como título complementario a la ópera prima de Rúnarsson. Y es que, si en aquella el principal motivo conductor de la trama era el retrato de la vejez, ahora lo es el de la adolescencia.

La familia vuelve a ser aspecto clave, pues si en 'Volcán' las acciones partían de un detonante como la enfermedad para hacer que una familia se reencontrase, con la sombra del perdón como trasfondo; en 'Sparrows', el núcleo familiar (dividido, una vez más) es visto a ojos del joven Ari (Atli Oskar Fjalarsson), obligado a vivir con su padre ex-alcohólico y su abuela en un remoto pueblo al noroeste de Islandia. El chico, acostumbrado a la vida en Reykjavik, deberá habituarse a su nuevo hogar en una de las etapas más cruciales en la existencia de todo ser humano.

Sparrows

Rúnarsson se apoya en el recóndito lugar que conforma el paisaje islandés, emplazamiento que para el protagonista supone la total desolación, la cual verá compensada con el reencuentro con una joven a quien conoció siendo niño y con el surgimiento de nuevos lazos de amistad, que funcionan como bálsamo ante la amarga estampa de un progenitor que parece no haber superado sus problemas de alcoholismo y el hecho de que su nueva casa no sea el sitio idóneo como vivienda para cualquier joven.

Y ahí es donde surgen los principales despuntes narrativos que otorgan a 'Sparrows' el carácter de título a tener en cuenta, pues una inusitada pérdida de la inocencia, plasmada por partida doble y que camina a través de la delgada línea que separa lo natural de lo escabroso, acabará de perfilar al personaje protagonista, a quien el joven Fjalarsson interpreta con una naturalidad y armonía tan delicadas como las notas musicales que emergen de su garganta. Porque presentar al personaje como cantante de un grupo de canto de la iglesia cual coro celestial, es ya toda una declaración de intenciones en cuanto a su pureza, la cual se irá difuminando conforme avance el metraje.

Sparrows

Abanderando el drama nórdico

Co-producida entre Islandia, Dinamarca y Croacia, 'Sparrows (Gorriones)' representa a la perfección el canon del cine dramático de los países nórdicos, en la línea de la danesa 'Corazón silencioso' o la sueca 'Mi "perfecta" hermana' (obviamente, en cuanto a tono, no a contenido), y lejos del histerismo que caracteriza el cine de Susanne Bier, siendo más cercano al de Dagur Kári, compatriota de Rúnnarson y perteneciente casi a la misma generación de realizadores.

Tras haber realizado el pertinente circuito de festivales, el segundo título de Rúnarsson hizo ganarle su segundo Silver Hugo en el Chicago International Film Festival de 2015, ganó el Premio del Jurado en el prestigioso Transilvania International Film Festival. En Les Arcs European Film Festival se hizo con los galardones a Mejor Director, Mejor Actor para Atli Oskar Fjalarsson y Mejor Fotografía para Sophia Olsson, quien ya había colaborado anteriormente con el realizador, y que compone una serie de planos que convierten a ese frío e inhóspito far-west islandés en una estampa de postal idílica.

En total, más de una veintena de nominaciones y 14 premios recogidos en diferentes certámenes, entre los que destaca la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián de 2015. Reconocimientos que le vienen como anillo al dedo a uno de los títulos más interesantes del año.

Nota: 7

Lo mejor: La naturalidad con la que Rúnarsson plasma lo bello, lo costumbrista y lo escabroso sin cambiar el tono del film.

Lo peor: Sucumbe a ciertos tópicos que podrían haberse perfilado de una forma más sutil.