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CRÍTICA

'Spiral: Saw': Fuck the police

Crítica de 'Spiral: Saw', novena entrega y reboot de la saga. En cines a partir del 21 de mayo.

Por Javier Parra González 21 de Mayo 2021 | 09:00

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Tras ocho películas y con la intención de darle un aire de renovación a la saga, 'Spiral: Saw' llega cual enésima fusión de torture porn y thriller policiaco. Y pese a que la dirección haya recaído en las manos de alguien que estuvo presente en los inicios de las andanzas de Jigsaw, el resultado parece el grito agónico de un moribundo al que tal vez no hacía falta traer de vuelta.

Spiral: Saw

En 2004 James Wan dirigía la primera 'Saw', convertida en objeto de culto y creadora de una maquinaria que, engrasada con sangre, vísceras y pedazos de carne, iniciaba una imparable concatenación de secuelas que, hasta 2010, nos regaló una producción al año. Esa cita anual para lo amantes del gore festivalero ya había empezado a dar síntomas de hastío a partir de su tercera entrega, dejando claro que lo único que importaba era la capacidad de sorprender con trampas y muertes tan rocambolescas y físicamente imposibles, que claramente podían enmarcarse en la ciencia ficción.

Diecisiete años después de aquel primer título (que dio el pistoletazo de salida al torture porn moderno junto a 'Hostel'), Darren Lynn Bousman es quien dirige algo que está ideado cual reboot y/o spin-off (en realidad, tampoco parece importarle qué quiere ser), y teniendo en cuenta la carrera tan errática que el realizador ha tenido durante los últimos, no debería sorprender que 'Spiral: Saw' se convierta en una decepción más para su carrera y para la saga.

Spiral: Saw

Tras haber dirigido 'Saw 2', 'Saw 3' y 'Saw IV', y con un par de títulos decentes en su trayectoria como 'Repo! The Genetic Opera' o el remake de 'El día de la madre', queda constatado que lo único que parece interesarle a Bousman es seguir alargando su trayectoria en Hollywood. Cueste lo que cueste.

Lo de la muerte vista cual espectáculo digno heredero del teatro del Grand Guignol (recordemos la escena que abría la séptima entrega, 'Saw 3D', en la que una triángulo amoroso se debía resolver con la muerte de uno de los tres amantes sierra mecánica mediante, dentro de un escaparate a ojos de todo el mundo), se había convertido en una dinámica que siempre quería conseguir sorprender más y mejor. Y tras la fría acogida de 'Saw VIII' en 2017, parecía que la elección de Chris Rock y Samuel L. Jackson para el casting de esta nueva entrega, podría ser la bocanada de aire fresco que precisaba. Y podría haberlo sido si no se hubiese sustentado sobre una historia que provoca una constante puesta de ojos en blanco ante su desfachatez.

Spiral: Saw

Como si de una oda a la masculinidad más absolutamente tóxica se tratase, Rock puede estar contento ante su doble logro: su incursión en el psychothriller es también la peor actuación de su vida. Y como el actor no es el único que no parece saber en qué película está trabajando, queda constatado que el problema real es que nadie ha captado el tono en el que tiene que estar planteada 'Spiral: Saw'. El misterio es inexistente, esos guiños a 'Pulp Fiction' y 'Forrest Gump' están metidos con calzador para que le gusten a tu cuñado (ese que se define como cinéfilo), y lo único que deja claro es que 'Spiral' podría haberse llamado 'A.C.A.B.'.

Al menos, y aunque sea gracias a sus (pocas) secuencias gore, podrá contentar al público más fiel a la saga, ya que si la intención era la de darle una vuelta de tuerca al psychothriller y conseguir una propuesta más seria y turbia que regresase a los orígenes, con toda esa nueva mitología que construye y por cómo está todo resuelto, bien podríamos estar ante una spoof movie sobre Jigsaw que hará que echemos de menos el sinsentido de entregas anteriores, pues al menos esas eran conscientes de lo que eran.

Nota: 3

Lo mejor: Su escasa casquería es muy disfrutable.

Lo peor: Chris Rock no sabe en qué película está.

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