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CRÍTICA

'Vasil': El invitado inesperado

Crítica de 'Vasil', ópera prima de Avelina Prat. Protagonizada por Karra Elejalde e Ivan Barnev. Premio al mejor actor (ex aequo) en la 67ª edición de la Seminci de Valladolid.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 4 de Noviembre 2022 | 09:10
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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'Vasil': El invitado inesperado

A lo largo de las ocho jornadas que eCartelera ha cubierto de la 67ª edición de la Seminci de Valladolid, 'Vasil', ópera prima de la valenciana Avelina Prat, se convirtió en uno de los filmes que más destacó dentro de la Sección Oficial. Prueba de ello es su rotunda victoria en el palmarés, al alzarse con el galardón al mejor actor para sus dos protagonistas, Karra Elejalde e Ivan Barnev, un premio ex aequo que bien merecía la que es una de esas joyas del cine español de este 2022, con una propuesta que evoca a cierto espíritu slice-of-life de la cinematografía japonesa.

Vasil

'Vasil', inspirada en una anécdota real que vivió el padre de la realizadora, parte de una premisa de las que se ve poco -al menos dentro de la industria española-, pues narra cómo un arquitecto jubilado, Alfredo, ha acogido en su casa a un inmigrante búlgaro, Vasil, que duerme en la calle y se lo comenta por teléfono a Luisa, su incrédula hija. La cinta comienza in media res, lo que evoca a un estilo más cercano al drama costumbrista francés. Es más, el estilo que tiene Prat a lo largo de buena parte del film bien podría ser semejante al de Julien Rappeneau en 'Rosalie Blum' o al de Jean-Paul Rouve en 'Los recuerdos', largometrajes a los que podría emparentarse.

La acción comienza con la trama ya empezada fuera de cámara, provocando que sea el espectador el que construya lo que se ha visto. El cambio de rutina es el que hará que la trama comience su desarrollo, la cual va conquistando por su calidez y por un ritmo pausado que recuerda que se está ante un drama de combustión lenta, de esos que se deleita cual taza de café una elegante cafetería del barrio de la Fuente del Berro o de Prosperidad -aunque la trama esté situada en una Valencia que luce hermosa con tonos otoñales-.

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Y con una trama que tiene la virtud de narrar sus eventos a través de la cotidianidad y el día a día, se esconde un relato de personajes tremendamente entrañables, con un reparto exquisito. Quien destaca precisamente es Karra Elejalde, con uno de sus papeles más contenidos y uno de los más sublimes de su filmografía más reciente. El actor vasco encarna a un gruñón adorable, quien poco a poco va rompiendo su coraza y mostrando a un hombre carismático y mucho más cercano de lo que aparenta. Precisamente, aquí se ve la mano de Prat con los pequeños detalles, pues muestra cómo, incluso entre personas que se quieren, resulta complicado expresarse desde el corazón.

Una hermosa joya de lo cotidiano

Y quien impulsa esto es Vasil, interpretado por Ivan Barnev. Aunque sea un desconocido para el público mayoritario español, se está ante uno de los grandes nombres del cine búlgaro, actor habitual del tándem de cineastas formado por Kristina Grozeva y Petar Valchanov, ambos convertidos en los principales referentes del cine social actual. Dado que la cineasta se inspiró en una situación real, lo interesante es que la propia Prat confesó que nunca llegó a conocer ese hombre que su progenitor acogió unos meses en su domicilio.

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Partiendo de esa base, crea un protagonista misterioso, al que nunca se le llega a conocer del todo. Ahí, la imagen de Barnev ayuda, pues rompe el estereotipo que tiene el ciudadano búlgaro en la opinión pública española. El intérprete ofrece un personaje carismático, cuyo trasfondo se desconoce (se deja entrever un pasado traumático), pero del que se intuye un gran corazón. Es ese juego de decir sin decir lo que hace que su interpretación sea magnífica y llena de encanto, combinándose muy bien con la de Ejelade, mostrando un dúo interpretativo maravilloso (más que justo ese premio ex aequo en la Seminci), lleno de calidez.

Elejalde y Barnev vienen apoyados por unos secundarios magníficos, destacan precisamente Alexandra Jiménez, Sue Flack y Susi Sánchez, tres miradas diferentes al invitado inesperado. La primera se asemeja a la mirada de la propia directora, aunque llevado al campo de la ficción. La segunda representa una realidad de la que se habla poco en la ficción española, la de los inmigrantes de clase alta y cómo estos nunca son vistos como 'forasteros', en contraste aquellos extranjeros sin recursos que buscan una oportunidad; dejando, de manera sutil, una crítica a la xenofobia y cómo esta está cubierta por un barniz de aporofobia, sumado con un retrato frontal de los problemas burocráticos a los que se enfrentan muchos migrantes. La tercera es, quizás, la mirada más cínica y el fuerte contraste entre las dos primeras. Todas ellas aportan un trasfondo a un filme que, ya de por sí, conquista al público por su relato.

'Vasil' es una pequeña joya oculta. Un milagro que se agradece que haya visto la luz, que muestra que existe la posibilidad de realizar ese cine de clase media que se ve de manera más abundante en Francia. Realizada con cuidado y mimo para sus protagonistas, con una trama cocinada a fuego lento, la ópera prima de Avelina Prat, en su mezcla de fábula y drama realista, firma un sublime debut, de esos que invita a querer ver más.

Nota: 7

Lo mejor: La química que se desarrolla entre Karra Elejalde e Ivan Barnev. El tono de drama costumbrista que evoca al cine francés.

Lo peor: Su desenlace es algo abrupto, se echa en falta un final más cercano al cine feel-good con pedigrí, como el que tuvieron la mencionada 'Rosalie Blum' o 'Luces de París', por ejemplo.

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Vasil 6,5 Vasil