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CRÍTICA

'El viaje de Harold': El anciano que recibió una carta y se marchó

Crítica de 'El viaje de Harold', dirigida por Hettie Macdonald y escrita por Rachel Joyce, basada en el libro 'El insólito peregrinaje de Harold Fry'. Protagonizada por Jim Broadbent y Penelope Wilton.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 25 de Agosto 2023 | 17:11
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Imagen de 'El viaje de Harold'
Imagen de 'El viaje de Harold' (A Contracorriente Films)

El cine británico está sabiendo sacar provecho al llamado cine otoñal, que permite ofrecer no sólo propuestas a caballo entre lo comercial y lo autoral, sino también ofrecen el lucimiento de actores veteranos que demuestran que los ancianos no sólo son protagonistas de sus propias historias, sino que estas merecen ser contadas con la misma importancia. Con el clásico toque feel-good, llega ahora a los cines 'El viaje de Harold', que permite ver a Jim Broadbent en pleno estado de gracia.

El viaje de Harold

'El viaje de Harold' comienza con un día típico y mundano de Harold Fry, un jubilado que recibe la carta de una antigua compañera de trabajo que le comunica que tiene un cáncer terminal, que ha entrado ya en paliativos y que le queda poco para morir. A pesar de que pensaba, inicialmente, escribirle una carta y zanjar el tema; opta por ir andando hasta el hospital tras tener una reveladora conversación con la dependienta de una gasolinera. El problema es que él vive en Kingsbridge y su amiga en Berwick-upon-Tweed, entre las que hay más de 624 kilómetros de distancia.

El irse de una punta del país a otra no es algo extraño en los dramas feel-good. Es más, la premisa recuerda demasiado a la de 'El inglés que cogió la maleta y se fue al fin del mundo', en la que Timothy Spall viajaba de norte a sur del Reino Unido, aprovechando que tiene el abono gratuito del autobús, para poder visitar el pueblo natal de su recién fallecida esposa y así esparcir sus cenizas.

El viaje de Harold

Cinta feel-good demasiado comercial

En esta ocasión, el motivo del viaje es evitar la muerte de una amiga, como hizo en 1974 Werner Herzog, quien en un acto de fe para evitar la muerte de su mentora Lotte Eisner, caminó desde Múnich hasta París, atravesando la Selva Negra. Sin embargo, lo que hubiera podido ser una reflexión existencialista termina siendo una predecible historia de fantasmas del pasado que recuerda demasiado al mentado film de Gillies MacKinnon.

Y es que el fantasma del pasado y los auténticos motivos de la amistad entre Harold y su amiga tardan en revelarse y su viaje por el país resulta demasiado fabulesco. Es más, tiene momentos en los que roza peligrosamente el tufillo moralista de las películas de temática religiosa evangélica de origen estadounidense. Y es que su directora Hettie Macdonald, quien adapta la novela 'El insólito peregrinaje de Harold Fry' de Rachel Joyce, quien también firma el guion de esta adaptación, desaprovecha situaciones y personajes, especialmente el de la esposa del protagonista, encarnada por Penelope Wilton.

Sí, Jim Broadbent está en estado de gracia, pero en una película que hubiera podido ofrecer mucho más. Porque, el resultado final dista mucho de ser propia de la directora de 'Beautiful Thing', una de las primeras películas luminosas sobre la adolescencia LGBT y título histórico. En esta ocasión, se está ante una producción desequilibrada, que cede más a su parte comercial y cuyo resultado final no está mal, pero hubiera podido ofrecer algo más.

6
Lo mejor: Las actuaciones de Jim Broadbent y Penelope Wilton.
Lo peor: Peca mucho de ser demasiado feel-good y su premisa roza lo peligroso del cine cristiano estadounidense.
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