Las tramas románticas descartadas y 9 curiosidades de 'Love Actually'

Tanto el prólogo como el epílogo de 'Love Actually', maravillosos ambos, se rodaron en un aeropuerto británico usando distintas cámaras ocultas. Por si las dudas, todos los responsables de la película pidieron posteriormente autorización a las personas que fueron grabadas para que formaran parte del montaje final de la cinta.

Durante una de las escenas más encantadoras de 'Love Actually', los personajes interpretados por Colin Firth y Lúcia Moniz comparten un precioso baño en un lago. Sin embargo, el rodaje de este momento no tuvo nada de idílico. Y es que, en realidad, el agua tenía casi 50 cm. de profundidad, lo que provocó que Firth y Moniz tuvieran que aparentar moverse con facilidad cuando no lo tenían nada fácil.

Para redondear el caso, ambos fueron atacados por numerosísimos mosquito de la zona, lo que provocó que el británico tuviera que ser atendido debido a una picadura que provocó que su codo se hinchara de forma bastante preocupante. Todo por el amor.

Una de las escenas más memorables de 'Love Actually' tiene como protagonista a la siempre inmensa Emma Thompson. Se trata de un momento de la historia en el que su (maravilloso) personaje descubre que su marido le es infiel. Una explosión de puro cine que se rodó de una manera realmente especial: dejando la cámara encendida y permitiendo que la actriz se desenvolviera con su naturalidad más aplastante. Thompson comenzó a llorar desde el principio, pero repitió la toma doce veces sin parar ni un segundo. Una gigante.

La cantante y actriz Lúcia Moniz desconocía por completo que formaba parte del reparto de 'Love Actually' hasta casi el mismo momento del inicio del rodaje. ¿La razón? Uno de sus mejores amigos, director de casting, le gastó una broma enviando fotos suyas al responsable de las audiciones de la película de Richard Curtis. Cuando se enteró, Moniz dudó de sus capacidades, pero finalmente accedió.

Richard Curtis se pasó todas las audiciones destinadas a encontrar a la actriz perfecta para interpretar a Sarah pidiendo a alguien que se pareciera lo máximo posible a Laura Linney. Una insistencia que provocó que el director de casting de la película le terminara rogando que le propusiera directamente el papel a la propia Linney. Curtis aceptó el reto y, finalmente, consiguió a la actriz con la que soñaba. Visto el resultado final, está claro que tenía razón. Imposible imaginar a una Sarah mejor.

En un primer momento, estaba previsto que el hilarante Rufus, interpretado por Rowan Atkinson, fuera un ángel enviado a la tierra para evitar que el personaje de Harry comprara el collar para su amante por el que se termina descubriendo su infidelidad. Sin embargo, de manera acertada, Richard Curtis decidió abandonar esta idea ya que le parecía demasiado surrealista. Y con razón.

En uno de los momentos menos afortunados de 'Love Actually', Kris Marshall se descubre un auténtico sex symbol para un grupo de mujeres entre las que se encuentra la mismísima January Jones ('Mad Men'). Una escena que el actor disfrutó tanto rodando que decidió devolver el cheque con lo que había cobrado ese día ya que consideraba que se lo había pasado demasiado bien como para que encima le pagaran. Genio y figura.

Durante la primera fase de elaboración de 'Love Actually', estaba previsto que la película contara con, nada más y nada menos, que catorce tramas románticas. A lo largo del proceso, algunas de ellas se eliminaron en preproducción, mientras que otras dos desaparecieron en pleno rodaje. Estas últimas sacrificadas trataban de una directora de escuela y su novia, mientras que otra estaba protagonizada por una pareja africana que se ayudaba mutuamente en temporada de hambruna.

En un primer momento, el memorable cameo que hace Claudia Schiffer en 'Love Actually' estaba previsto que lo protagonizara, atención, Madonna. Estamos segurísimos de que habría funcionado a las mil maravillas.

La joven Olivia Olson dejó a todo el equipo de rodaje de 'Love Actually' absolutamente asombrados con su interpretación de la inolvidable 'All I Want for Christmas is You', uno de los mejores momentos, con diferencia, de la película. De hecho, Richard Curtis quedó tan fascinado con su actuación que pidió a los encargados de sonido de la cinta que editaran su voz para que se pareciera más a la de una niña, siendo así menos perfecto, pero más creíble.