Su precoz despertar sexual y 9 curiosidades más de Sean Connery

Puede que la jubilación anticipada de Sean Connery nos doliera a muchos, pero no se le puede negar coherencia a la hora de tomar la decisión. Porque, no nos podemos engañar, después de participar en un desastre como 'La liga de los hombres extraordinarios' cualquiera de nosotros se habría planteado retirarse del mundo del cine para siempre. Connery, que venía de triunfar en taquilla con 'La trampa' y protagonizar la notable 'Descubriendo a Forrester', se sumó al reparto de esta adaptación de la historia de Alan Moore realizada por un director, Stephen Norrington, con el que el actor tampoco terminó de entenderse demasiado bien. Todo lo contrario.

Por eso, y pese a los más que aceptables resultados obtenidos en taquilla, Connery terminó tan decepcionado con el resultado final de la película que tomó la firme decisión de abandonar el mundo de la interpretación. Por si a alguien le quedaba alguna duda, el propio actor lo confesó posteriormente en una entrevista: "Fue una auténtica pesadilla. Nadie debió darle a ese director 185 millones". Maldito seas, Stephen.

Está claro que, estableciendo una comparación entre los personajes que Sean Connery interpretó a lo largo de su carrera y aquellos que estuvo muy cerca de interpretar, ganan los primeros, pero eso no nos impide recordar los papeles que le habrían supuesto nuevos triunfos indiscutibles. Entre todos ellos, el más destacado, con infinita diferencia, es el de Gandalf en la inolvidable trilogía de 'El señor de los anillos'.

Connery fue la primera opción tanto por el estudio responsable de la adaptación cinematográfica liderada por Peter Jackson como por el propio director, quien le envió el guión en su casa para que decidiera si estaba interesado o no. El actor, después de leerlo, rechazó el papel afirmando que no había entendido absolutamente nada de la historia. Una negativa por la que Connery perdió cerca de 445 millones de dólares, 10 por hacer las tres películas y el resto por el 15% de la recaudación total de la saga que le habrían ofrecido para intentar hacerle cambiar de opinión. No lo consiguieron.

¿Recordáis el estupendo peinado que tenía Sean Connery cada vez que interpretaba a James Bond? ¿Sí? Malas noticias, habéis estado viviendo en una mentira. Y es que el actor, al que todos los que sufrimos alopecia tenemos en un altar, se quedó calvo a una edad muy temprana, tanto que, a la hora de meterse en la piel del agente más famoso de la historia del cine, tuvo que usar postizos para disimular su contundente caída de cabello. En cuanto se quitó el traje de Bond, aceptó su calvicie y la convirtió en seña de identidad.

La condición de galán de Sean Connery, indiscutible desde sus comienzos, empezó a tomar forma desde muy pronto. Desde muy, muy, muy pronto. Para ser exactos, y según confesó el propio actor, su primera conquista seria llegó cuando tenía, mucha atención, ocho años, edad en la que no solamente se enamoró por primera vez sino que llegó a perder la virginidad. Un estreno en el terreno sexual al que acompañó con sus inicios como fumador. El pitillo de después más imperdonable de la historia.

A pesar de sus años de experiencia, y de lo que debe suponer trabajar a las órdenes de un Michael Bay principiante, Sean Connery se tomó muy en serio el rodaje de 'La Roca', una de las mejores películas de acción de la década de los noventa.

De hecho, se metió tan de lleno en la historia que decidió quedarse a vivir en la antigua prisión de Alcatraz durante el rodaje de la cinta, entendiendo mejor las motivaciones de su personaje...y ahorrando el tener que ir y volver a diario a la ciudad de Los Ángeles, donde tenía su residencia habitual. Todo tiene sentido en la vida de Sean.

No, el mundo de la interpretación no es la mayor pasión de la vida de Sean Connery, ni mucho menos. Para identificar semejante honor, tenemos que mirar hacia el deporte y, para ser más exactos, hacia el golf. Y es que, como ha confesado el actor en infinidad de ocasiones, estamos ante algo más que una afición.

De hecho, el nivel de entusiasmo que siente el actor hacia este deporte le hacía exigir en los contratos de las películas en las que participaba, que siempre hubiera un campo de golf cerca del set para poder jugar durante los descansos de los rodajes.

El rodaje de la estupenda 'Nunca digas nunca jamás' fue el escenario inesperado de uno de los enfrentamientos más surrealistas de la historia del cine. En un lado del cuadrilátero, Sean Connery, en el otro, el mismísimo Steven Seagal, quien había sido contratado para preparar algunas de las coreografías de las escenas de lucha que aparecían en la película.

Un trabajo que el protagonista de 'Alerta Máxima' se tomó tan en serio que le llevó a romperle una muñeca a Connery durante una sesión de entrenamiento. Intuimos que se trató de un error involuntario, pero el actor escocés no se lo terminó de tomar demasiado bien.

Con Sean Connery tenemos una leyenda cinematográfica indiscutible en el mundo del cine, pero estuvimos muy cerca de sumar a un futbolista notable si el actor hubiera decidido continuar con su intención de dedicarse al mundo del balompié. Todo sucedió durante su adolescencia, después de que realizara una impecable actuación en un partido de fútbol que enfrentaba al equipo de la compañía teatral del que formaba parte y otro club local.

Su participación en el encuentro fue tan notable que los responsables del mismísimo Manchester United le ofrecieron un puesto como jugador en su equipo. Connery, después de pensarlo seriamente, terminó rechazando la propuesta al pensar, con toda la razón, que su vida profesional como actor sería más larga. Acertó.

Imaginad por un momento que tenéis la oportunidad de vivir en una mansión como la que tiene Sean Connery. Una de tantas. Bien, si hacéis este ejercicio mental es más que probable que os situéis en un inmenso salón, en una piscina interminable o en una terraza con vistas al mismísimo paraíso. Todo lo contrario que el actor, quien aseguró en una entrevista que su habitación favorita es, nada más y nada menos, que el cuarto de baño.

De hecho, su devoción por esta estancia es tan grande que tiene expuestos allí la mayoría de los premios que ha obtenido a lo largo de su carrera, incluyendo el Oscar que ganó por 'Los intocables de Elliot Ness'. Con lo que le costó conseguirlo.

Por encima de cualquier otra cosa, Sean Connery es escocés. Ama Escocia, defiende Escocia, reivindica Escocia, lleva a Escocia como bandera allá por donde va. De hecho, su devoción por la tierra en la que nació le llevó a formar parte del Partido Nacionalista Escocés, para el que ha llevado a cabo labores de portavoz para conseguir más votos, contribuyendo además con numerosas donaciones salidas directamente de su patrimonio. No le discutáis sobre su país.