En 'Sin cobertura' una familia enganchada a la tecnología se ve transportada inesperadamente a la Edad Media. Allí deberán aprender a sobrevivir sin móviles, wi-fi ni comodidades modernas, apoyándose únicamente en la unión y el trabajo en equipo. Dirigida por Mar Olid ('Al otro barrio'), esta comedia familiar llega a los cines el 22 de agosto.
En eCartelera hemos tenido la oportunidad de entrevistar a su protagonista, Alexandra Jiménez, para hablar la reflexión a la que invita 'Sin cobertura', la importancia de la conciliación familiar frente al abuso de las pantallas y sobre si el futuro del cine español está en buenas manos.
Sin tecnologías también podemos vivir
El mensaje que plantea 'Sin cobertura' es claro: el uso abusivo de la tecnología nos hace desconectar de quienes somos. Así lo resume Alexandra Jiménez: "La película nos invita a hacer la reflexión y nos invita a volver a escucharnos, a volver a conectar y comunicarnos".

Para la actriz, esta película es "una aventura familiar muy divertida pensada para todo tipo de públicos", la cual considera muy "especial", pues a diferencia de otras cintas que también han reflexionado sobre los riesgos de la tecnología, como la mítica 'Terminator' o la reciente 'M3GAN 2.0', esta comedia busca llegar a un espectro más amplio de espectadores.
En este sentido, asegura que el mensaje que se difunde en la película tiene un doble recorrido: se dirige a los más pequeños, pero también a los padres, que mediante su propio uso abusivo de las pantallas son quienes acaban transmitiendo esos hábitos a sus propios hijos.
Una amenaza para la vida en familia
Mientras que en muchas producciones el miedo a que las máquinas nos dominen es el gran tema central, 'Sin cobertura' plantea algo distinto. Aquí, los protagonistas descubren que las pantallas les han hecho perder la unión familiar y no es hasta su viaje al pasado en el que se ven obligados a colaborar sin barreras, en el que comienzan a darse cuenta de la importancia que tiene verdaderamente la familia, estableciendo un vínculo más unido que nunca.

Sobre este tema reflexiona Jiménez, quien considera las tecnologías como "un juego perverso en el que sin darnos cuenta entramos todos". Para ella, el problema no es solo la adicción que generan, sino el modo en que nos secuestran y nos empujan a la sobreexplotación: "Vivimos en una vorágine de estrés que hace que te olvides de lo que está pasando en tu casa y dentro de tu propia familia".
La actriz teme que la tecnología acabe reemplazando la conciliación familiar y advierte que "debemos empezar a ser conscientes del problema, o al menos tratar de pararlo". ya que, según reconoce, las pantallas tienen la capacidad de aislarnos y, si seguimos por ese camino, "verdaderamente vamos a acabar quedándonos muy solos".

Además, aunque sostiene que la tecnología ofrece ciertos beneficios, considera que los riesgos pesan todavía más, señalando que uno de los mayores desafíos es que sepamos establecer límites claros en su uso, ya que "nunca tenemos la medida exacta para nada y no sabemos cuándo parar".
Su lado más personal
Aunque no es habitual verla en historias protagonizadas por niños, Alexandra Jiménez se adentra en un terreno nuevo con 'Sin cobertura'. En esta comedia, además de compartir pantalla con Ernesto Sevilla ('La que se avecina'), los más jóvenes cobran un papel esencial. Luna Fulgencio ('Padre no hay más que uno') y los hermanos Amaia ('Amar es para siempre') y Aimar Miranda ('La Promesa') conforman el elenco juvenil, interpretando a Blanca, Rita y Darío, los hijos de la familia protagonista.
Jiménez quedó bastante satisfecha tanto con el resultado como con su participación en un proyecto en el que los más jóvenes tienen tanta importancia en la trama. De hecho, cuando fue preguntada por si el futuro del cine español estaba en buenas manos, la actriz no lo duda ni un segundo: "Verlos en el set con ese rigor y disciplina, y al mismo tiempo disfrutando, nos ha dejado a los adultos bastante admirados".

En cuanto a su personaje, Alicia, una madre apasionada por la química y capaz de hablar chino, la actriz bromea en que "no hablo chino ni soy química", aunque admite sentirse identificada con la autoexigencia que define a su papel. De hecho, confiesa que a veces se impone demasiadas exigencias en su profesión y que uno de sus objetivos personales es aprender a rebajar esa autoexigencia que, en ocasiones, le puede pesar más de lo necesario.