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ACTORAZO

Ian McKellen, mago y monstruo

El británico, que ha sido nominado al Oscar en dos ocasiones, se ha convertido en todo un ídolo de masas gracias a su talento y a su punto "friki" y desenfadado.

Por Alexander Zarate Ormaeche 23 de Agosto 2015 | 16:34

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El gran actor británico Ian McKellen, de 76 años, es uno de esos actores a los que costará imaginarse jóvenes cuando se piense en su carrera cinematográfica, porque se convirtió en una celebridad, incluso una figura integrante del imaginario colectivo, ya traspasada la sesentena, por sus encarnaciones de el mago Gandalf en la saga de 'El señor de los anillos' y su precuela 'El Hobbit', y el monstruo mutante en otra saga que ha arrasado las taquillas, la de los X-Men. O, cuando menos, comenzó su rostro a adquirir notoriedad pocos años antes, con su interpretación del cineasta James Whale, el creador de la primera versión de 'Frankenstein', en 'Dioses y monstruos' (1997), de Bill Condon, que le reportó una nominación al Oscar al mejor actor, aunque este fuera, en una de las decisiones más lamentables de la historia de estos premios, para Roberto Benigni por 'La vida es bella'.

Ian McKellen

De nuevo con Condon, dieciocho años después, interpreta a otra figura célebre, aunque ficticia, el famoso detective creado por Arthur Conan Doyle, en 'Mr. Holmes', que ahora se estrena, y que nos sirve de oportunidad para repasar su carrera cinematográfica y la vida de uno de los primeros actores británicos que reconoció abiertamente su homosexualidad.

1 Una juventud marcada por la guerra y el amor por el teatro

En una entrevista, tras el atentado del 11 de septiembre a las Torres Gemelas, el periodista señaló que le veía muy sereno con respecto a esa tragedia. McKellen respondió: "Bueno, querido, olvidas que viví bajo una plancha de acero hasta los cuatro años". El actor, nacido en 1939, vivió sus primeros años en tiempos de guerra, y los bombardeos eran parte de su vida cotidiana. Como declaró, "cuando llegó la paz, me di cuenta de que la guerra no era algo normal". Aunque pensó en dedicarse al periodismo, su pronta fascinación por el teatro, en concreto por las obras de Shakespeare, determinó el rumbo de sus decisiones. Debutó profesionalmente en los escenarios en 1961, y durante tres décadas los escenarios centrarían su labor actoral, alcanzando prestigio como intérprete shakespeariano en la década de los 70, en especial con personajes como 'Macbeth', junto a Judi Dench, o el Iago de 'Otelo'. El cine lo frecuentó de modo intermitente.

Ian McKellen de joven

Tras algunas intervenciones en producciones televisivas, debutó en el cine en 1969, en 'Su vida íntima'. Y consiguió su primer papel protagonista en 1980, interpretando a D.H Lawrence en 'Sacerdote del amor'. Su primera participación en una producción estadounidense fue en la segunda obra de Michael Mann, 'El torreón' (1983). En 1985 interpretó al psicólogo de la hija de Trotski en una desconocida pero extraordinaria obra, 'Zina', del británico Ken McMullen, que obtuvo el Premio especial del jurado en el Festival de cine de San Sebastian, una obra en la que se percibía la influencia del cine de Tarkovski, y en concreto de 'Nostalgia' (1983), con la que compartía actriz principal, Domiziana Giordano. Una memorable obra sobre la desesperación por la tendencia del ser humano a la destrucción. Por eso, fue todo un impacto, tras escuchar a la poderosa voz del actor la advertencia de 'Beware Instincts' (cuidado con los instintos), encontrarme al salir del cine con una carga policial contra unos manifestantes que piden la independencia de Euskadi. Entre las escasas apariciones en la pantalla grande durante esta década intervino junto a Meryl Streep en 'Plenty' y encarnó al político Profumo, que protagonizó un escándalo sexual por su relación con la bailarina Christine Keller cuando era ministro de la guerra en 1963, en 'Escándalo (El caso de Christine Keller)' (1989), una obra que otros rechazaron porque temían que perjudicaría sus aspiraciones a ser nombrados Caballeros. A McKellen no le preocupó y de hecho fue nombrado caballero dos años después.

2 Referente para el colectivo LGTB

Precisamente, un año antes de la película, en 1988, McKellen había reconocido abiertamente su sexualidad. Si subordinó su preocupación por lo que esa revelación podría perjudicar a su carrera fue por la sección 28 de un proyecto de ley, puesta en consideración en el Parlamento británico, que pretendía prohibir a cualquier institución local la promoción de la homosexualidad como modelo familiar. Más tarde declararía que lamentaba no haber reconocido su homosexualidad mucho antes, pero no tendía mucho a comprometerse en acciones sociales o políticas. En cambio, su activismo por la causa del LGBT ha sido intenso y continuado desde entonces. En un programa televisivo, en el 2003, comentaba cómo intentó convencer al Secretario de Medio ambiente, Michael Howard, de que cambiara su postura, pero sus esfuerzos fueron vanos. Cuando el político le pidió un autógrafo para sus hijos, el actor escribió "Fuck off, I'm gay" (Jódete, soy gay). No deja de haber en su gesto un algo del Magneto que interpretó posteriormente. McKellen declaró que veía claras correspondencias entre la discriminación y persecución de los mutantes y las que habían sufrido los homosexuales. Ha sido cofundador de "Stonewall', llamado así después de los disturbios en Stonewall en 1969 (sobre los que Roland Emmerich acaba de realizar una película), y apoya múltiples movimientos en la lucha por los derechos del colectivo LGBT. Y tampoco deja de trastornar a algunos pazguato de mente estrecha como ocurrió en un programa televisivo matinal en Singapur en el que fue entrevistado, cuando pidió que le recomendaran algún bar gay, La emisión del programa terminó bruscamente.

3 Ídolo de masas "mágico" y "magnético"

En las pantallas cinematográficas su rostro comenzó a adquirir notoriedad con 'Ricardo III' (1995), una actualización de la obra de Shakespeare que además de interpretar, co produjo y co escribió. Antes, había sido premiado como actor secundario en la producción televisiva 'En el filo de la duda' (1993), centrada en la enfermedad del SIDA, y que alcanzó más difusión gracias a que un actor célebre como Richard Gere aceptara intervenir, lo que determinó que otros actores lo hicieran. También había intervenido en 'Seis grados de separación', en la que, en una secuencia, el protagonista encarnado por Will Smith le habla sobre su tesis, y menciona 'El Señor de los Anillos'. Pero antes de convertirse en el 2001 en Gandalf, deslumbró con la magia de su conmovedora interpretación como James Whale en 'Dioses y monstruos' (1997), quizás una de las cimas de la interpretación en el cine. Antes de convertirse en Magneto, papel que dudó en aceptar, hasta que vio el diseño de su vestuario, ya trabajó con Bryan Singer en 'Verano de corrupción' (1998), en la que interpretaba a un personaje de 75 cuando él tenía entonces 57. Consiguió el papel porque Singer le preguntó sobre un actor que intervenía en 'La hija de Robert Poste' (1995), y McKellen le dijo que era él mismo. Poco después de aceptar el papel de Magneto, le ofrecieron el de Gandalf, y Synger aceptó reajustar el plan de rodaje de 'X-Men' (2000) para que McKellen pudiera intervenir también en la película de Peter Jackson, 'El Señor de los anillos: La comunidad del anillo' (2001), que le supuso otra nominación en los Oscar, en este caso como mejor actor secundario. En la secuencia que entra en la casa de Bilbo se golpea la cabeza con el dintel. No estaba escrito en el guión, pero el actor supo integrar tan bien el imprevisto accidente en la acción que dio por buena la escena. Eso es también el talento, saber reaccionar ante los imprevistos. Aunque no fuera tan estimulante interactuar con pantallas, o pelotas de ping pong (que representaban a Balgor). En ocasiones, desesperaba, porque no podía disfrutar del trabajo del trabajo actoral, de la interacción con el otro intérprete, como en sus escenas con los hobbits y enanos en las que se forzaba la perspectiva, con McKellen más cerca de la cámara. Por supuesto no ha dejado el teatro.

Ian McKellen y Patrick Stewart

Junto a su gran amigo desde que compartieran rodaje en 'X-Men', Patrick Stewart, ha llevado a escena 'Esperando a Godot', de Samuel Becket, en el 2009, o 'Tierra de nadie', de Harold Pinter, en el 2013. Ahora, uno de los actores que mejor encarnan la templada sabiduría, que sabe ser siniestra, encarna a una de las mentes más agudas que ha dado la ficción, Sherlock Holmes.

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