Jamie Lee Curtis ha elegido un curioso momento para abanderar la lucha contra la cirugía estética: la promoción de 'Ponte en mi lugar de nuevo', película que coprotagoniza junto a Lindsay Lohan.
En una entrevista concedida a The Guardian se ven claras sus intenciones de arremeter contra esta práctica cada vez más común desde edades tempranas, sobre todo en las mujeres, solo con ver la foto de portada escogida, con la actriz con unos labios rojos enormes. Todavía más crudas han sido sus palabras al respecto, asegurando que la industria de la cirugía ha cometido un "genocidio" contra las mujeres por "desfigurar" su rostro durante décadas.
"He usado esa palabra durante mucho tiempo, y lo hago precisamente porque es una palabra fuerte. Creo que hemos eliminado a una o dos generaciones de apariencia humana natural", comenta la actriz, preocupada por el aumento de operaciones y su impacto en la sociedad, sobre todo ahora que entra en juego la IA y los filtros que alteran la realidad en las redes sociales. "Cuando te pones un filtro es difícil que no digas: 'Así estoy mejor'. Pero, ¿qué es mejor? Mejor es falso".
La cirugía estética está muy asentada en la sociedad, pero es sobre todo en la industria del espectáculo donde vemos los mayores ejemplos. Pocas mujeres en Hollywood no se han sometido a alguna operación para cambiar ciertos aspectos de su rostro o aparentar menos edad. "Es el ciclo de nunca acabar. Una vez empiezas no puedes parar", asegura Curtis, que sin embargo no se ve con la potestad de frenar a las compañeras de profesión que quieran operarse. "Nunca iría a alguien a decirle: '¿Qué te has hecho?'. No es asunto mío".
Ella también lo sufrió
Jamie Lee Curtis habla con conocimiento de causa. Como ya desveló en una entrevista para 60 Minutes, ella misma se sometió a una operación estética con solo 25 años por culpa del director de fotografía de 'Perfect', película de 1985 que protagonizaba junto a John Travolta.
"Dijo algo como: 'Hoy no la voy a grabar porque tiene bolsas en los ojos'. Yo tenía 25 años, que dijera eso fue muy humillante. En cuanto terminó la película me sometí a una cirugía. No fue bien. Me arrepentí de de inmediato y me he arrepentido desde entonces. Mucho más ahora, porque me he convertido en una defensora pública de las mujeres, diciéndoles: 'Eres preciosa y perfecta tal como eres'. No fue algo bueno para mí. Te dan analgésicos, y me encariñé mucho con el cálido baño que supone un opioide. Bebía un poco. Fui muy reservada al respecto, pero definitivamente se convirtió en una dependencia".
