Aparte de todos los intestinos voladores y cráneos que se abren como melones caducados, 'Mata y remata' tiene otro órgano débil en su centro: un gran corazón de tonto.
Aun a pesar del buen rollo y las agradables referencias a la película anterior, "Zombieland: Mata y remata" solo es divertida cuando está abriendo nuevos caminos. Eso simplemente no sucede lo suficiente.
Es apresurada y sucia, una película más digna de streaming que de pantalla grande, con un presupuesto más alto que la primera pero en su gran parte en bancarrota creativa.
El humor convierte cada muerte en una broma enfermiza, y aunque los escritores hacen un buen trabajo para hacerlas divertidas, el tono de la película niega un respeto fundamental por la vida humana.
La secuela es un conjunto de referencias y recordatorios de momentos que demanda muchísimo de algo cuyo encanto e impacto cultural fue modesto en el mejor de los casos.