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CRÍTICA

'Capitán América: El soldado de invierno': Steve Rogers contra el miedo

Chris Evans vuelve a colgarse el patriótico escudo a la espalda para ofrecernos una película muy entretenida, pero demasiado influida por 'Los Vengadores'.

Jesús Agudo
Por Jesús Agudo Más 25 de Marzo 2014 | 09:57
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Desde que Marvel se ha convertido en el gigante cinematográfico que es hoy, uno de sus principales esfuerzos dentro de su universo cinematográfico se centra en otorgar a cada uno de sus personajes un estilo de película propio, casi un género. Cierto es que los "marvelitas" y fans del cine de superhéroes quieren mucha acción, pero también es importante que cada película tenga su propio aire, que no sean todas un calco de la anterior. Tenemos el carisma de Tony Stark, el toque épico de las aventuras de Thor, y el gancho bélico e histórico de 'Capitán América'.

Capitán América: El soldado de invierno

Pero todo es distinto después de 'Los Vengadores', con sus puntos a favor y en contra. 'Capitán América: El soldado de invierno' es posiblemente la que muestra una mayor influencia por la película de Joss Whedon. Steve Rogers parece haberse acostumbrado en gran medida a su nueva vida en el siglo XXI. Ahora trabaja de forma activa para SHIELD, pero sigue pensando que la organización le guarda demasiados secretos, y le hace desconfiar hasta de Nick Furia. Éste decide ser franco con el Capitán, mostrándole en lo que han estado trabajando. Pero SHIELD ya no es una agencia segura.

Los hermanos Russo, directores de esta secuela, han querido trasladar al personaje de Chris Evans de una guerra común a la Guerra Fría, aunque de fría tenga más bien poco. El cine de espionaje empapará a gran parte de los fotogramas de 'Capitán América 2', poniendo una base que logra enganchar, llena de secretos y traiciones. La misión en un barco o los enfrentamientos dentro del cuartel de SHIELD funcionan perfectamente con este tono de thriller de espías, aunque esta vez el arma que mejor sabe usar el protagonista es su patriótico escudo.

En general, la película va de más a menos, ya que lo que al principio parece una lógica secuela para la original 'Capitán América', se va convirtiendo poco a poco en una escena adicional de 'Los Vengadores', aumentando la acción y las batallas perfectamente coreografiadas, pero perdiendo la seña distintiva que debería haber mantenido una aventura centrada en Steve Rogers. Resulta realmente interesante la semilla de conspiración que ponen en la película, actualizando la misión del "Capi" a la era del miedo, en la que parece que todos estamos vigilados y que nos parecería fantástico que lo estuviéramos, por el bien de nuestra seguridad. Esta telaraña de traiciones a distintos niveles va atrapando a los hechos de la primera entrega y de la reunión de héroes de Marvel, pero es una pena que, de pronto, parezcan olvidarse de todo este embrollo y lo solucionen simplemente con muchas explosiones y patadas, y unos giros demasiado predecibles. Es una suerte, todo hay que decirlo, que hayan contado con Robert Redford para incluirle como parte fundamental de esta trama política, su personaje es todo un acierto, cada una de sus escenas hace que suba el prestigio de la película.

Capitán América: El soldado de invierno
Hablando de los personajes, otra de las grandes decisiones tomadas por el equipo de 'Capitán América: El soldado de invierno' ha sido el de incluir a Scarlett Johansson y Viuda Negra como compañeras de Steve Rogers. Aunque se presentara junto a Tony Stark, Robert Downey Jr. no necesita el contrapunto de carisma que sí requiere Chris Evans. Su personaje es tan "perfecto" que necesitaba el desparpajo de la pelirroja. Juntos hacen una pareja de agentes muy efectiva y nos dan muy buenas escenas juntos, incluso cuando juegan con la química entre ellos no resulta forzado. Ojalá pudiéramos decir lo mismo del Halcón. Anthony Mackie lo intenta, y no es un estrepitoso fracaso, pero lo poco que aparece y la escasa profundidad de sus escenas no terminan de servir para convertirlo en el "compinche" que fue Bucky en la primera entrega. Ese goteo de nuevos personajes, un aparente intento de hacer un escuadrón nuevo, no hacen justicia al potencial que podrían haber desarrollado, como es el caso de Mackie o el de Emily VanCamp, incluso el de Frank Grillo, cuyos personajes podría haber dado mucho más de sí.

La dificultad de equiparar héroes y villanos

Otro de los problemas que suele tener Marvel últimamente es la dificultad de encontrar un villano que esté a la altura del héroe. Es difícil de encontrar algo como lo que logró Tom Hiddleston con Loki, pero parece que Anthony y Joe Russo no han sabido utilizar muy bien las posibilidades que ofrecía el Soldado de Invierno. Aunque sí nos llega a dar batallas muy impactantes en sus enfrentamientos con Steve Rogers. Todo apunta a que no será lo último que veremos de este personaje, pero quizás no deberían haberse contenido tanto en esta ocasión, ya que no llegamos a ver a Steve Rogers en serio peligro casi en ningún momento (algo que, pensándolo bien, también podría ser un guiño al cine de espías de antaño). La suerte de tramas ocultas y conspiranoicas sube un poquito el nivel en el lado de los malos, pero Steve Rogers puede aspirar a mucho más, a algo como Cráneo Rojo por ejemplo.

A pesar de las quejas que pueda llegar a levantar, lo que no se puede negar es que nos encontramos ante un nuevo alarde de maestría por parte del equipo de efectos visuales del estudio. El apartado visual vuelve a ser de diez, sin ningún pero, con la suficiente carga palomitera para recordarnos al espectáculo de 'Iron Man 3', por ejemplo. Y tampoco se puede negar que la película da lo que promete: dos horas y cuarto de entretenimiento al más puro estilo Marvel, con toda la acción que podemos esperar, con sus chascarrillos y cameos de personajes ya conocidos (o de dibujantes de cómic, por supuesto), y alguna que otra referencia pop y product placement. Como siempre, nos esperan dos escenas post-créditos. La primera es puro espectáculo, de las que hacen babear pensando en lo que viene. La segunda es más bien anecdótica.

Capitán América: El soldado de invierno

Pero por muy bien que funcione 'Capitán América: El soldado de invierno', siento que hay que dar una llamada de atención a los Russo de cara a la tercera entrega. 'Capitán América: El primer vengador' supo encontrar perfectamente su hueco en el universo Marvel, convirtiéndose en una suerte de filme histórico a su manera, con mucho rollo pin-up y un aire totalmente diferenciado del resto. Su secuela ha resultado ser más parecida a 'Los Vengadores' que a la primera parte, y para eso ya tendremos su propia secuela en 2015. Steve Rogers no nos dejará un momento de respiro en esta ocasión, pero siempre se puede lograr ese objetivo y no perder sus características distintivas por el camino. Que se note que, aunque ahora viva en el presente, seguimos estando delante del viejo Capitán América. Ahora que Marvel ha demostrado su capacidad para atraer al público y hacer que se queden, no sólo no deberían estancarse en una fórmula efectiva pero ordinaria, tampoco deberían perder los destellos de individualidad de cada uno de sus personajes. El estudio debería aprovechar su posición de liderazgo para arriesgar. Para luchar frente a las críticas que les tildan de fotocopiadoras de una misma idea. En definitiva, para enfrentarse al miedo de frente y con valentía, como lo haría su Capitán.